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UFOLOGIA: OVNI EN BARILOCHE EN 1978
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De: BARILOCHENSE6999  (Mensaje original) Enviado: 18/01/2022 02:26

OCURRIÓ HACE 42 AÑOS

|23/08/2020

La historia del niño de 13 años que fotografió un OVNI y tocó la Copa del Mundo del 78

  Diego Llorente
La historia del niño de 13 años que fotografió un OVNI y tocó la Copa del Mundo del 78
La cobertura de revista Gente, con el testimonio de Gabriel.

Tres Objetos Voladores No Identificados (OVNIS), aparecieron en el otoño de 1978 delante del cerro Otto. Un chico los vio durante 20 minutos y luego le tomó una foto a uno de ellos. Todo lo que eso generó en su vida. 

 

El recuerdo en primera persona de aquel preadolescente que le tocó vivir una experiencia única e inolvidable. Sus recuerdos de aquellos días y todo lo que le trajo aparejado, convirtiéndose en casi una celebridad de la ciudad.

 

Hace poco más de cuatro décadas, Bariloche tenía unos 40 mil habitantes y estaba en pleno crecimiento. La zona Oeste distaba mucho de ese lugar poblado que es en la actualidad.

 


Gabriel con la foto del OVNI y su cámara.

 

El barrio Melipal casi no existía. A la altura del kilómetro 4,500 de la avenida de Los Pioneros, había una zona mallinosa conocida como “los campos de Correa”, donde se erigían muy pocas casas, con una vista imponente y privilegiada hacia los cerros Otto y Catedral.

 

Para 1978, en la primera vivienda que se instaló en ese sector, vivía junto a sus padres y sus tres hermanos, José Gabriel De Virgilio, de 13 años recién cumplidos, quien cursaba el primer año de la secundaria en el colegio Don Bosco.

 

La tarde del 14 de abril, el niño Salió de la escuela y fue a su casa. Pasadas las tres de la tarde, se encontraba sólo y sin nada qué hacer, por lo que eligió leer un poco. “Fui a sacar una revista de un revistero que teníamos junto a una ventana, que daba hacia el Otto. Cuando me agacho, miro hacia arriba y me encuentro con tres objetos, tres OVNIS que estaban ahí, frente a mi casa”, recuerda hoy Gabriel, 42 años después, en diálogo con El Cordillerano.

 

“Eran como tres platos invertidos, con forma de sombrero y de color plateado, que estaban suspendidos en el aire, formando como un triángulo. Había uno arriba, uno abajo y el otro al costado, un poco más elevado y se iban pasando, cambiando de lugar entre ellos. Rotaban los lugares en ese triángulo. Después me enteré que a ese movimiento lo llamaban caída de hoja”, relató.

 

“De pronto, uno de ellos se fue rápidamente hacia arriba y a la izquierda como para atrás del cerro. Quedaron dos. Ahí uno se fue para arriba y quedó uno solo. Fueron unos quince o veinte minutos, hasta que me acordé que teníamos una cámara sencilla, que mis padres usaban para sacarnos fotos en las carreras de bicicleta que corríamos con mis primos. La busqué, revolví los cajones y gatillé. Después en el negativo, se ve que hay dos fotos veladas y la última del rollo, es la que salió”, continuó rememorando el protagonista de la historia.

 


Abajo sentado Gabriel con su foto y atrás suyo, numerosos personajes, incluida la Copa del Mundo en manos de Pasarella.

 

El Cordillerano accedió a ese antiguo álbum, donde están las fotos familiares y las carreras que cuenta Gabriel, todas miden 10 por 10 centímetros, como se revelaban en aquella época. Y la última imagen, es la que respalda la historia y que grafica esta nota.

 

“Ese OVNI es el último que se fue, lo hizo de manera escalonada, ascendiendo hasta que se perdió entre las nubes. Cuando caí en la cuenta de lo que había visto, me dio una especie de miedo, temblor, no me anime a salir. Acomodé la cámara en el cajón de mis viejos y cuando me senté en el sillón, me quedé pensando y ahí me agarró una parálisis. Cuando vinieron mis viejos les conté lo que había pasado, también estaba mi tía Marta. Mi mamá casi me mata, no digas nada que te van a tomar por loco, me decía. No me creyeron y todo quedó ahí”, sostuvo Gabriel, quien les respondió: “cuando vean las fotos, se van a dar cuenta que no miento”.

 

Recién a mediados de julio llevaron el rollo a revelar y así fue como los dichos del niño tomaron fuerza. En ese momento, el reconocido periodista Roy Madsen (quien está casado con Marta, la tía y madrina de Gabriel) vio la imagen y comentó el hecho en la radio y despertó  la requisitoria periodística.

 

Pocas horas después, ya le estaban pidiendo los negativos desde el diario Río Negro, donde constataron la veracidad de la foto y que no había ningún truco ni mancha, ni nada parecido. Se trataba de un OVNI.

 

Con el correr de los días, la nota saldría en los diarios y revistas más conocidos del país, como Clarín, Popular, Gente, Radiolandia 2000, entre otros. Muchos exponían las palabras de Gabriel y parte de la prensa, ponía en tela de juicio la versión. Otros la mostraban asombrados.

 

Gracias al archivo familiar, El Cordillerano pudo acceder a todas esas publicaciones, de un incalculable valor histórico y emotivo.

 

“Mi casa estuvo como un mes copada de periodistas. Venían al colegio, me sacaban fotos con mi familia, siempre con una gigantografía que la llevaba para todos lados. Yo lo vivía bien. Tenía las ganas y la necesidad de contarlo. No me molestó en absoluto. Al contrario, siempre recibí buen trato y mucho respeto de todos”, comenta Gabriel.

 


Una foto actual, tomada a la foto original, la última del rollo.

 

El colegio Don Bosco, por entonces dirigido por el padre Hirginio Beratz, estaba revolucionado por tener a la estrella del momento como alumno. Al instituto iban fotógrafos y reporteros a buscar relatos complementarios, con compañeros de curso de Gabriel y con sus profesores. La vida de este muchachito había cambiado por completo.

 

También llegaron a esta ciudad, especialistas en la materia: desde Fabio Zerpa que estuvo una semana haciendo preguntas y entrevistas, hasta un enviado de la NASA, que luego de hacer la investigación correspondiente, pidió llevarse los negativos. Pero el pedido no fue aceptado por la familia De Virgilio.

 

El salto a la fama

 

Un buen día llamaron a la casa de Gabriel. Era una persona de la producción del programa “Almorzando con Mirtha Legrand”, que ya era un clásico de los mediodías argentinos. Querían que el niño que había visto esos objetos extraños, concurra al programa.

 

Así fue que lo llevaron a Buenos Aires y estuvo sentado en esa mesa junto al profesor Antonio Las Heras que se dedicaba al estudio de OVNIS, la actriz Adriana Quevedo y nada menos, que junto al campeón del mundo de boxeo, un tal Carlos Monzón.

 

“Ese día, se habló de deportes, OVNIS, teatro, fue una muy linda experiencia salir en la televisión nacional, para todo el país”, sostiene Gabriel, quien aquel día entró a todos los hogares del país, contando su experiencia con su infantil desparpajo y su fina voz.

 

De regreso en Bariloche, los padres de aquel niño estaban sorprendidos por la gran cantidad de correspondencia que recibía su hijo, luego del suceso paranormal. “Me llegaban cartas de todo el mundo, de gente que se dedicaba al estudio de los OVNIS, muchas otras de chicos de mi edad felicitándome o saludándome. Me hacían invitaciones que nunca llevé a cabo. Algunas respondía, pero no todas”, se acuerda.

 

Y casi como una celebridad en aquella Bariloche de antaño, siguió con su vida normal. Los periodistas ya no lo acosaban, los diarios y revistas volvían a llenar sus páginas con otras historias más cotidianas y todo parecía volver a su cauce.

 

Hasta que un día caluroso del fin de la primavera del 78, volvió a sonar el teléfono en casa de Gabriel. Del otro lado del tubo, había un hombre de la revista Gente, que lo invitó a volar hacia la Capital nuevamente. Esta vez, para participar de la tradicional y famosa tapa que inmortaliza a “Los Personajes del Año”.

 

Con toda su simpatía y sus ganas, el niño agarró la gigantografía de su foto y partió hacia Buenos Aires. Pero claro, no podía ser en un vuelo regular, sino que le tocó – casualmente –viajar en el primer vuelo nocturno entre Bariloche y la capital Nacional, a bordo de un Boing 737. Una vez arriba de la aeronave, el piloto lo reconoció y lo invitó a la cabina, donde se sentó en el puesto del mecánico navegante. Participando incluso, del aterrizaje.

 

“Para mi fue una experiencia inolvidable y maravillosa. Porque era ver toda la ciudad de Buenos Aires iluminada por primera vez, desde ese lugar. Estaba muy sorprendido, mientras que los pilotos iban tomando café, como si nada pasara. Saqué muchas fotos”, recordó.

 


La noticia fue tapa del diario Clarín, entre otros.

 

Al día siguiente, le tocaría vivir otra experiencia de ensueño, ya que una vez que lo trasladaron a la redacción de la Revista Gente, Gabriel compartió el momento con personalidades que escuchaba por radio, o aparecían en televisión y revistas. Entre ellos: Ramón “Palito” Ortega, los actores Claudio Levrino y Gabriela Gilli quienes protagonizaban “Un mundo de 20 asientos”, Alfredo Halcón, la bailarina Susana Agüero, la conductora Pinky, el pintor Raúl Soldi, el relator José María Muñoz, el brigadier Osvaldo Cacciatore intendente de facto la ciudad de Buenos Aires, la actriz Gigi Rua, la modelo Virginia Elizalde, el actor y conductor Tato Bores, el periodista Roberto Maidana y hasta una figura de Clemente, el personaje de Caloi.

 

Entre los deportistas, estaban el boxeador Hugo Pastor Corro, el capitán de Los Pumas Hugo Porta y el automovilista Carlos Reutemann. Pero a él, le llamaron la atención los recientes campeones del mundial de fútbol de ese mismo año: Daniel Pasarella, Ubaldo Fillol y el director técnico de la selección argentina, Cesar Luis Menotti.

 

“Ahí me tocó vivir otro sueño, ya que pude alzar la Copa del Mundo. Les pedí tocarla y me la dieron. Era la atracción. Fue el boxeador Corro, quien me la dio. Cuando la agarré, la sentí muy pesada (tiene un peso de seis kilos), y fue algo inolvidable para mi”, dijo Gabriel, quien días después vio plasmada la famosa foto con todas esas celebridades, protagonizada también por él, sentado delante de todos ellos, con la foto del OVNI en gran tamaño en sus manos.

 

Fue el número 700 de la revista Gente, a la cual este medio accedió y en su páginas interiores tiene una descripción de porqué cada una de esas personas, fue considerada un “personaje” de 1978.

 

Ya de regreso a este peculiar 2020, haciendo una mirada restrospectiva de lo que le tocó vivir, Gabriel cuenta “que ese era un momento muy jodido del país, lo cual opaca todo lo alegre que me pudo haber puesto eso. Me parece que tal vez los medios se tenían que haber ocupado de lo que pasaba en la Argentina, en lugar de darme bolilla a mi”.

 

“De todos modos, nunca me sentí invadido, sino que todo lo que me pasaba, era parte complementaria de aquel hecho que me había tocado vivir. Todos siempre fueron muy atentos conmigo”, continuó.

 

Y señaló a modo de conclusión: “aprendí mucho, yo no era un seguidor de los OVNIS  ni nada de eso. Conocí mucha gente, muchas personas que me dejaron conocimientos. Hoy pienso que seríamos muy cerrados en pensar que no existen otras vidas y que somos los únicos en el universo”.

 

Gabriel, hoy

 

José Gabriel De Virgilio tiene en la actualidad 55 años, reside en Capital y tiene tres hijas. Es actor, y es más conocido como Gabriel Lenn, su nombre artístico. Hace más de tres décadas que es actor de teatro, cine y televisión, además de director y docente en el rubro.

 


Gabriel hoy, en su casa de Buenos Aires.

 

Ha participado de ciclos televisivos como “Sin Condena”, “Los Libonatti”, “Grande Pa”, Casados con hijos”, “Gasoleros”, “Poliladron”, “Culpable de este amor”, y en obras de teatro como “Salomé”, “En familia”, “Tartufo”, “Duendes en Acción”, “Mi querido Moreno”, “El anzuelo” y “El debut”, por mencionar sólo algunos títulos. Dirigió una gran cantidad de obras.

 

En cine, fue parte de películas como “Gracias por el fuego”, “Obsesión de venganza”, “Sobredosis” y una de sus interpretaciones más recordadas es la de Pablo Schoklender en el film “Pasajeros de una pesadilla”.

 

Por estos días de pandemia, se desempeña a distancia en su rol de instructor y director teatral con dos grupos a través de una academia, hizo radio teatro en la obra “Rivan, un pequeño soñador”, protagonizó una miniserie, y se encuentra ensayando otra obra denominada “No la vamos a embocar nunca”, la cual también será replicada en cine.

 

Diego Llorente

https://www.elcordillerano.com.ar/noticias/2020/08/23/94198-la-historia-del-nino-de-13-anos-que-fotografio-un-ovni-y-toco-la-copa-del-mundo-del-78


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