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General: CRISTO REGALO EN LA SANTA BIBLIA .
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Respuesta  Mensaje 1 de 5 en el tema 
De: Damarit Espinoza  (Mensaje original) Enviado: 01/06/2022 17:54
CRISTO NOS DA REGALOS SU SANTA BIBLIA.


Cristo en toda la Biblia*

El poder de Cristo, el Salvador crucificado para dar vida eterna, debe ser presentado al pueblo. Debemos demostrarle que el Antiguo Testamento es tan ciertamente el Evangelio en sombras y figuras, como el Nuevo Testamento lo es en su poder desarrollado. El Nuevo Testamento no presenta una religión nueva; el Antiguo Testamento no presenta una religión que haya de ser superada por el Nuevo. El Nuevo Testamento es tan sólo el progreso y desarrollo del Antiguo. 

Los mensajes de los tres ángeles en su contexto más amplio.

La proclamación de los mensajes del primero, del segundo y del tercer ángel ha sido establecida por la Palabra inspirada. No debe alterarse ni la parte más mínima. Ninguna autoridad humana tiene más derecho de cambiar la ubicación de estos mensajes que la que posee para sustituir el Antiguo Testamento por el Nuevo. El Antiguo Testamento es el Evangelio expresado en figuras y símbolos. El Nuevo Testamento es la realidad. El uno es tan esencial como el otro. El Antiguo Testamento presenta lecciones provenientes de los labios de Cristo, y esas lecciones no han perdido su fuerza en ningún detalle. 









Primer  Anterior  2 a 5 de 5  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 5 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 01/06/2022 20:57
EL REPOSO SAGRADO DE ADORACION DEL REMANENTE DE CRISTO .
Hebreos 4-> Ver. pues en algún lugar dice acerca del día séptimo: Y descansó Dios el día séptimo de todas sus obras.
[V.4-> En cierto lugar. Una cita de Gen 2:2. Séptimo día. Ver com. Gen 2:1-3. Reposó. Gr. katapáu, “cesar”, “descansar”. Este verbo y el sustantivo afín katápausis denotan cesación de trabajo u otra actividad y el estado o condición de inactividad que se produce (ver com. Heb 3:11). La palabra hebrea equivalente, shabath, que se traduce “reposó” en Gen 2:2, el pasaje que aquí se cita , literalmente significa “cesar” de trabajo o de actividad. Por lo tanto, katapáu y shabath incluyen tanto cesación de actividad previa como el estado de inactividad que sigue a dicha cesación. Ambos aspectos de ese significado fueron reales en el “reposo” de Dios en ese primer día sábado Génesis 1:1,2Genesis 2:1,4 . Cesó de crear y después continuó en un estado de inactividad en lo que respecta a nuevos actos de creación. las “obras” de la creación estuvieron completas en todo respecto, y en aquel primer día sábado -que el Señor estableció como un recordativo de la creación- Dios comenzó su “reposo” de la  creación de la tierra. En lo que respecta a nuestro mundo, Dios nunca ha reiniciado la obra de crear de la cual cesó entonces, y tampoco ha anulado o modificado las leyes que estableció para gobernar el mundo natural. El autor de Hebreos enfoca la atención sobre la creación -incluso del mundo natural, de las leyes que lo gobiernan, del hombre, y del propósito de Dios para él y para el mundo- como un acto completo no sujeto a revisiones posteriores. El énfasis que se hace aquí es en la cesación de Dios de una actividad creadora posterior. El sábado de la semana de la creación fue también el primer día completo de la vida de Adán. Sus experiencias en ese día fueron un anticipo del “reposo” eterno que le estaba reservado si permanecía leal a Dios. Nuestra observancia del séptimo día de la semana como día de reposo, testifica de nuestra fe en el Dios verdadero como el Creador de todas las cosas, y es una expresión visible de esa fe. También testifica de nuestro deseo de vivir en armonía con su gran propósito eterno para este mundo implícito en la creación de esta tierra y del hombre para que viviera en ella- y del propósito divino para nosotros como individuos. Ver com. Exo 20:8; Eze 20:12; Eze 20:20; Isa 58:13. Así como permanece inmutable el propósito original de Dios para este mundo -su “reposo”-, de la misma manera permanece inmutable el día de reposo o séptimo día, el día de “reposo” que él estableció como un recordativo de la creación para que no olvidáramos su propósito al crear este mundo. Por eso la observancia del reposo del séptimo día testifica no sólo de la fe en Dios como Creador de todas las cosas, sino también de la fe en su poder para transformar la vida y hacer idóneos a los seres humanos para que entren en ese “reposo” eterno que originalmente fue para los habitantes de esta tierra. De modo que el sábado da testimonio tanto del poder creador como del poder santificador de Dios, y su observancia es un reconocimiento de fe en su poder para crear y volver a crear, o santificar la vida de los seres humanos. Todas sus obras. En Gen 2:2 se hace referencia a las “obras” creadas en el mundo natural como se describen en el capítulo anterior. El séptimo día. Ver com. Gen 2:1-3. ] 

Hebreos 4-> Ver. 9
[V.9-> Por tanto, queda. Ver com. Heb 4:6. En el Heb 4:9 se presenta la conclusión a la cual se aludió en el Heb 4:6, la cual se dedujo de una serie de razonamientos que comienzan en el Heb 4:3 con el fin de probar la premisa de los Heb 4:1 y Heb 4:3. Esos razonamientos pueden resumirse así: 1. El “reposo” de Dios como originalmente le fue prometido al antiguo Israel, incluía: (a) un establecimiento permanente en la tierra de Canaán, (b) una transformación de carácter que haría de la nación un adecuado representante de los principios del reino de Dios, y (c) haría de ellos el agente escogido de Dios para la salvación del mundo (ver t. IV, pp. 28-32; com. Heb 3:11). 2. La generación a la cual originalmente fue hecha la promesa del “reposo”, fracasó; no entró en Canaán debido a “incredulidad” (ver com. Heb 3:19) y “desobediencia” (Heb 4:6). 3. Josué presidió a la siguiente generación en la entrada a la tierra que se les había prometido (ver com. Heb 3:11), pero como eran espiritualmente duros de cerviz no pudo hacerlos entrar en el “reposo” espiritual que Dios quería que disfrutaran (ver com. Heb 4:7-8). 4. La misma promesa fue repetida en los días de David (Heb 4:7). Esto demuestra que Israel aún no había entrado en el “reposo” espiritual, y también que su fracaso en los días de Moisés y de Josué no había invalidado la promesa original. 5. Es seguro el cumplimiento final de los propósitos de Dios a pesar del fracaso de sucesivas generaciones (ver com. Heb 4:3 y Heb 4:4). 6. El autor suplica fervientemente al pueblo de Dios de los días apostólicos que entre “en aquel reposo” (Heb 4:11; Heb 4:16). Es una comprobación  más de que continuaba la validez de la invitación y de que el pueblo de Dios no había entrado en conjunto en ese “reposo” ni aun en los tiempos apostólicos. 7. En conclusión, continúa la validez de la promesa de entrar en el “reposo” espiritual de Dios (Heb 4:6 y Heb 4:9), y los cristianos deben procurar “entrar en aquel reposo” (Heb 4:11). Debe notarse que el “reposo” que queda en los tiempos del cristianismo es el mismo “reposo” espiritual prometido originalmente a Israel (ver com. Heb 4:3). Es evidente que si “queda” es porque antes existió. Reposo. Gr. sabbatismós, “descanso de sábado”, “reposo sabático”. Esta es la única vez que aparece esta palabra en la Biblia. No aparece en los escritos extrabíblicos sino en una obra de Plutarco (Moralia, 166ª) y en escritos de los siglos II y III. Por esto algunos han pensado que el autor de Hebreos pudo haber acuñado la palabra. Sin embargo, el sentido no es discutido. La derivación de Sabbatismós es clara. En el AT se emplea 70 veces el verbo shabath, “cesar” o “reposar”. De esas veces, 7 tienen que ver con reposar el día sábado; las restantes 63 se refieren a otras formas de cesar o reposar Como ejemplos de este segundo uso, pueden citarse: Gen 8:22; Jns 5:12; Neh 6:3; Lam 5:14; Isa 14:4; Isa 24:8; Isa 33:8. El sustantivo shabbath, derivado del verbo shabath, significa “reposo” o “día de reposo”, y aparece en el AT 101 veces. Generalmente designa el día de reposo semanal, el séptimo de la semana, o sea sábado. De tener un sentido general, “reposo”, pasó a tener un sentido específico, “sábado”. También se emplea la palabra shabbath para referirse a la semana, un período de siete días que concluye con el sábado. En algunos casos, se usa shabbath como designación del año sabático, el año cuando la tierra debía descansar (Lev 25:6; Lev 26:34; Lev 26:43; 2Cr 36:21). Un derivado de shabbath, la palabra shabbathon, se usa 10 veces, generalmente en la construcción shabbath shabbathon, a veces traducida como “sábado de reposo” en la RVA. Designa por lo general a las “fiestas sabáticas”: el día de la expiación (Lev 16:31; Lev 23:32); la fiesta de las trompetas (Lev 23:24); al primero y último día de la fiesta de los tabernáculos (Lev 23:39). También se aplica al año sabático (Lev 25:45) y al día de reposo semanal (Exo 16:23; Exo 31:15; Exo 35:2). La LXX, en idioma griego, emplea la palabra sábbaton para designar al sábado, día de reposo semanal. También se usa sábbaton en el NT, aunque a veces tiene la forma plural sábbata con sentido singular (ver com. Mat 28:1 y Col 2:16). Siempre se refiere al día sábado o a la semana, período de siete días que culmina con el sábado. El verbo griego sabbatíz, “sabatizar”, si se quiere, o mejor, “guardar el sábado”; deriva de sábbaton. No aparece en el NT. Se usa siete veces en la LXX como traducción de shabath, “cesar”, “descansar”. Una vez se refiere a reposar el sábado semanal (Exo 16:30); una vez a reposar el día de la expiación (Lev 23:32); cinco veces se relaciona con el reposo de la tierra durante el año sabático (Lev 26:34-35; 2Cr 36:21). La palabra sabbatismós, “descanso sabático”, deriva de sabbatíz. Es evidente su derivación del original hebreo shabath, “cesar”. Pero su derivación más cercana es de sábbaton, “sábado”, por lo cual refleja mejor el contenido de esa palabra que el del original hebreo shabath. Por esto, el sentido de sabbatismós es claro: “descanso de sábado” o “reposo sabático”. Hasta aquí, el autor de Hebreos ha usado el verbo katapáuo y el sustantivo katápausis para referirse al descanso al cual deben aspirar sus lectores (Heb 4:1; Heb 4:3-4; Heb 4:5; Heb 4:8). Este es el reposo de Dios, al cual los israelitas bajo Josué no entraron, pero que todavía está abierto a los que creen. Katapáuo y katápausis se usan en el AT como traducción de shabath, “cesar”. Son palabras ricas en sentido. Pero en el Heb 4:9, se usa una nueva palabra: sabbatismós, “reposo sabático”, que aunque sinónima de la primera, tiene un contenido más amplio que el de katápausis. Sabbatismós, que se refiere específicamente al descanso “sabático”, sugiere un reposo especial, no sólo la cesación de las actividades. Este reposo que Dios promete a los fieles tiene, como el día sábado, ribetes de bendición (Gen 2:2-3; Isa 58:13-14), de redención (Deu 5:15) y de santificación (Eze 20:20). El descanso que ofrece Dios es el que cada semana miran por la fe los que observan el día de reposo ordenado por Dios. Este texto sugiere la importancia cósmica del día sábado, como símbolo del reposo eterno que Dios quiere que tengan los suyos. Corresponde notar que en el Heb 4:3, el autor insta a que “entremos” al descanso, como si no hiciera falta esperar a la eternidad para gozar del reposo que Dios ofrece. El reposo 438 simbolizado por el “reposo sabático” es el reposo de la gracia (ver Material Suplementario de EGW, com. Heb 4:9; cf. CS 295). Ese es el “verdadero reposo de la fe” (DMJ 9). Entramos en el “reposo” de Dios cuando consideramos a Jesús (Heb 3:1) y escuchamos su voz (Heb 3:7; Heb 3:15; Heb 4:7), cuando depositamos nuestra fe en él (Heb 4:2-3), cuando desistimos de nuestros propios esfuerzos para ganar la salvación (Heb 4:10), cuando retenemos nuestra profesión (Heb 4:14) y cuando nos acercamos al trono de la gracia (Heb 4:16). Los que quieran participar de esta experiencia deben librarse de un “corazón malo de incredulidad” (Heb 3:12), deben dejar de endurecer su corazón (Heb 3:8; Heb 3:15; Heb 4:7), y deben esforzarse por entrar en el “reposo” de Dios (Heb 4:11). Los que entren en el “reposo” de Dios retendrán su “profesión” (Heb 4:14). Se acercarán “confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Heb 4:16). Algunos han pensado que en este pasaje Pablo indica que los cristianos deben dejar de guardar el sábado semanal, propio de los judíos, y pensar, en cambio, en entrar en el reposo cósmico y espiritual de Dios. Esta interpretación carece de base. El pasaje simplemente emplea una figura, la del reposo de sábado, con todas sus bendiciones y símbolos, para ilustrar la idea del reposo de Dios. La epístola a los Hebreos está dirigida a quienes observaban el sábado y gozaban de sus bendiciones. Este texto contiene una invitación a los cristianos hebreos de darle al reposo sabático semanal una amplitud mayor, a saber, reconocerlo como un símbolo claro del reposo eterno que Dios promete. Esta misma invitación es para los cristianos observadores del sábado en el siglo XX. Pueblo de Dios. Es decir, los cristianos que ahora son el pueblo escogido de Dios como lo fue antiguamente el pueblo de Israel (Exo 19:5-6; 1Pe 2:9-10; ver t. IV, pp. 37-38). ] 
Hebreos 4-> Ver. 
[V.10-> El que ha entrado. Mejor “quien entró; es decir, cualquiera del “pueblo de Dios” (Heb 4:9). La sintaxis griega aclara que algunos ya entraron en el “reposo” de Dios. Reposo. Gr. katápausis (ver com. Heb 3:11), que es diferente de sabbatismós (Heb 4:9); sin embargo, el contexto demuestra que ambos vocablos se refieren a lo mismo (ver com. Heb 4:9). Es evidente que el “reposo” que queda (Heb 4:9) es el mismo “reposo” del Heb 4:10, en el cual entra el creyente cristiano. La conjunción causal “porque” del Heb 4:10 une dos oraciones o elementos análogos, hace que el Heb 4:10 dependa del Heb 4:9 y también la conclusión a la cual se llega. También. Es decir, además de Dios o en la misma manera. Ha reposado. Gr. katapaú, el mismo verbo que se traduce como “reposó” en el Heb 4:4 y “dado el reposo” en el Heb 4:8 (ver com. Heb 3:11). Aunque la traducción “ha cesado” (VM) oscurece la relación entre esta afirmación y otros casos en que aparecen katapaú y katápau, y katápausis en los cap. 3 y 4, sin embargo corresponde con más propiedad con el pensamiento del Heb 4:10 porque destaca la idea de cesación de “obras” más que de continuar en un estado de “reposo” después de esa cesación. Sus obras. Al entrar en el “reposo” de Dios -que significa confianza en la gracia salvadora de Jesucristo-, el cristiano necesariamente ya ha “cesado” de tratar de alcanzar la justicia por sus propias obras. El autor también puede tener en cuenta el “reposo” cristiano de las “obras” del pecado, obras que impidieron que entraran en la tierra prometida los israelitas que fueron liberados de Egipto, y que más tarde le cerraron el paso a otras generaciones para que no entraran en el “reposo” espiritual de Dios (ver com. Heb 3:8-9; Heb 4:8). ] 

Hebreos 4-> Ver. 
[V.11-> Procuremos. ”Seamos celosos”, “hagamos todo esfuerzo”. Para entrar en el “reposo” de Dios es necesario hacer esfuerzos diligentes, determinados. Pues. Los Heb 4:11-16 equivalen a una aplicación práctica del principio establecido en el tema presentado en los Heb 3:7 a 4:10 que “queda un reposo para el pueblo de Dios” (Heb 4:9). Esta aplicación práctica a la vida cristiana consta de una triple exhortación: (1) a trabajar para entrar en el “reposo” de Dios, Heb 4:11; (2) a retener “nuestra profesión”, Heb 4:14; y (3) a acercarnos “confiadamente al trono de la gracia”, Heb 4:16. El que haga caso de esta admonición disfrutará del “reposo” del alma que Dios quiere que experimente en esta vida cada cristiano sincero. Reposo. Gr. katápausis (ver com. Heb 3:11). Para que ninguno. El que se esfuerza de todo corazón para “entrar en aquel reposo”, evita el abismo de incredulidad en que cayó el antiguo Israel. Caiga. Lo opuesto a entrar. Si los antiguos 439 israelitas “cayeron en el desierto” (Heb 3:17), quiere decir que habían salido de Egipto con el propósito de entrar en la tierra prometida. Cuando un hombre no alcanza el “reposo” de Dios, se deduce que una vez tuvo el propósito de entrar en él. Los cristianos tibios de hoy día son los que caen ahora “en semejante ejemplo de desobediencia”. En la parábola del sembrador hay claras advertencias acerca de esta dificultad (ver com. Mat 13:5-7). Semejante ejemplo. Es decir, el ejemplo de elección del antiguo Israel y su destino: primero en Cades-barnea y posteriormente cuando se estableció en la tierra prometida. Desobediencia. Ver com. Heb 3:19. ] 














Respuesta  Mensaje 3 de 5 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 03/06/2022 19:40









EL DIOS QUE NOS CREO NOS SALVO Y VIENE A BUSCARNOS   


Génesis 1-> Ver. En el principio creó Dios los cielos y la tierra
[V.1-> En el principio. Estas palabras nos recuerdan que todo lo humano tiene un principio. Sólo Aquel que está entronizado como el soberano Señor del tiempo no tiene principio ni fin. De modo que las palabras con que comienzan las Escrituras trazan un decidido contraste entre todo lo que es humano, temporal y finito, y lo que es divino, eterno e infinito. Al hacernos recordar nuestras limitaciones humanas, esas palabras nos señalan a Aquel que es siempre el mismo, y cuyos años no tienen fin (Heb 1:10-12; Sal 90:2; Sal 90:10). Nuestra mente finita no puede pensar en "el principio" sin pensar en Dios, pues él "es el principio" (Col 1:18; cf. Jn 1:1-3). La sabiduría y todos los otros bienes tienen su principio con él (Sal 111:10; Stg 1:17). Y si alguna vez hemos de asemejarnos de nuevo a nuestro Hacedor, nuestra vida y todos nuestros planes deben tener un nuevo principio en él (Gen 1:26; Gen 1:27; cf. Jn 3:5; Jn 3:1-3). Tenemos el privilegio de disfrutar de la confiada certeza de que "el que comenzó" en nosotros "la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo" (Fil 1:6). El es "el autor y consumador de la fe" (Heb 12:2). Nunca olvidemos el hecho sublime implícito en estas palabras: "En el principio... Dios". Este primer versículo de las Sagradas Escrituras hace resaltar decididamente una de las seculares controversias entre los cristianos que creen en la Biblia, por un lado, y los escépticos ateos y materialistas de diversos matices por el otro. Estos últimos, que procuran en diferentes formas y en diversos grados explicar el universo sin Dios, sostienen que la energía es eterna. Si esto fuera verdad y si la materia tuviera el poder de evolucionar, primero de las formas más simples de la vida, yendo después a las más complejas hasta llegar al hombre, ciertamente Dios sería innecesario. Gen 1:1 afirma que Dios es antes de todo lo que existe y que es, en forma excluyente, la única causa de todo lo demás. Este versículo es el fundamento de todo pensar correcto en cuanto al mundo material. Aquí resalta la impresionante verdad de que, "al formar el mundo, Dios no se valió de materia preexistente" (3JT 258). El panteísmo, la antigua herejía que despoja a Dios de personalidad al diluirlo por todo el universo, haciéndolo así sinónimo de la totalidad de la creación, también queda expuesto y refutado en Gen 1:1. No hay base para la doctrina del panteísmo cuando uno 220 cree que Dios vivió sereno y supremo antes de que hubiera una creación y, por lo tanto, está por encima y aparte de lo que ha creado. Ninguna declaración podría ser más apropiada como introducción de las Sagradas Escrituras. Al principio el lector conoce a un Ser omnipotente, que posee personalidad, voluntad y propósito, existiendo antes que todo lo demás y que, por lo tanto sin depender de nadie más, ejerció su voluntad divina y "creó los cielos y la tierra". No debiera permitirse que ningún análisis de cuestiones secundarias concernientes al misterio de una creación divina, ya sea en cuanto al tiempo o al método, oscureciera el hecho de que la verdadera línea divisoria entre una creencia verdadera y una falsa acerca del tema de Dios y el origen de nuestra tierra consiste en la aceptación o el rechazo de la verdad que hace resaltar este versículo. Aquí mismo debiera expresarse una palabra de precaución. Durante largos siglos los teólogos han especulado con la palabra "principio", esperando descubrir más de los caminos misteriosos de Dios de lo que la sabiduría infinita ha visto conveniente revelar. Por ejemplo, véase en la nota adicional al final de este capítulo lo expuesto en cuanto a la teoría de la creación basada en un falso cataclismo y restauración. Pero es ociosa toda especulación. No sabemos nada del método de la creación más allá de la sucinta declaración mosaica: "Dijo Dios", "y fue así", que es la misteriosa y majestuosa nota dominante en el himno de la creación. Establecer como la base de nuestro razonamiento que Dios tiene que haber hecho así y asá al crear el mundo, pues de lo contrario las leyes de la naturaleza hubieran sido violadas, es oscurecer el consejo con palabras y dar ayuda y sostén a los escépticos que siempre han insistido en que todo el registro mosaico es increíble porque, según se pretende, viola las leyes de la naturaleza. ¿Por qué deberíamos ser más sabios que lo que está escrito? Muy en especial, nada se gana con especular acerca de cuándo fue creada la materia que constituye nuestro planeta. Respecto al factor temporal de la creación de nuestra tierra y todo lo que depende de esto, el Génesis hace dos declaraciones: (1) "En el principio creó Dios los cielos y la tierra" (Gen 1:1). (2) "Acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo" (Gen 2:2). Los pasajes afines no añaden nada a lo que se presenta en estos dos textos en cuanto al tiempo implicado en la creación. A la pregunta: ¿Cuándo creó Dios "los cielos y la tierra"? y a la pregunta: ¿Cuándo completó Dios su obra?, tan sólo podemos contestar: "Acabó Dios en el día séptimo la obra" (Gen 2:2), "porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día" (Exo 20:11). Estas observaciones acerca del relato de la creación no se hacen con el propósito de cerrar el debate, sino como una confesión de que no estamos preparados para hablar con certeza si vamos más allá de lo que está claramente revelado. El mismo hecho de que tanto dependa del relato de la creación, aun el edificio completo de las Escrituras, impulsa al piadoso y prudente estudiante de la Biblia a restringir sus declaraciones a las palabras explícitas de las Sagradas Escrituras. Ciertamente, cuando el amplio campo de la especulación lo tienta a perderse en divagaciones en áreas no diagramadas de tiempo y espacio, no puede hacer nada mejor que enfrentar la tentación con la sencilla réplica: "Escrito está". Siempre hay seguridad dentro de los límites protectores de las comillas bíblicas. Creó Dios. El verbo "crear" viene del hebreo bara', que en la forma en que se usa aquí describe una actividad de Dios, nunca de los hombres, Dios crea "el viento" (Amo 4:13), "un corazón limpio" (Sal 51:10) y "nuevos cielos y nueva tierra" (Isa 65:17). Las palabras hebreas que traducimos "hacer", 'asah, "formar", yatsar y otras, frecuentemente (pero no en forma exclusiva) se usan en relación con la actividad humana, porque presuponen materia preexistente. Estas tres palabras se usan para describir la creación del hombre. Las mismísimas primeras palabras de la Biblia establecen que la creación lleva la marca de la actividad propia de Dios. El pasaje inicial de las Sagradas Escrituras familiariza al lector con un Dios a quien deben su misma existencia todas las cosas animadas e inanimadas (Heb 11:3). La "tierra" aquí mencionada evidentemente no es el terreno seco que no fue separado de las aguas hasta el tercer día, sino todo nuestro planeta.] 
Génesis 1-> Ver.
[V.2-> Desordenada y vacía. Más exactamente "desolada y vacía", tóhu wabóhu. Esto implica un estado de desolación y vacuidad, pero sin implicar que la tierra una vez fue perfecta y después quedó arruinada o desolada. 221 Cuando aparecen juntas las palabras tóhu wabóhu en otros pasajes, tales como Isa 34:11; Jer 4:23, parecen ser prestadas de este texto, pero la palabra tóhu se emplea con frecuencia sola como sinónimo de inexistencia o la nada (Isa 40:17; Isa 40:23; Isa 49:4). Jnb 26:7 muestra el significado correcto de esta palabra. La segunda parte de este versículo declara que Dios "cuelga la tierra sobre nada" y la primera mitad presenta el paralelo "él extiende el norte sobre tóhu [vacío]". Este texto de Job muestra claramente el significado de tóhu en Gen 1:2, en el cual este vocablo y su sinónimo bóhu indican que la tierra estaba informe y sin vida. Sus elementos estaban todos mezclados, sin ninguna organización e inanimados. Tinieblas estaban sobre la faz del abismo. El "abismo", de una raíz que significa "rugir", "bramar", se aplica con frecuencia a las aguas bramadoras, a las olas rugientes, o a una inundación y de ahí las profundidades del mar (Sal 42:7; Exo 15:5; Deu 8:7; Jnb 28:14; Jnb 38:16). "Abismo" es una palabra antigua y se usa aquí como sustantivo propio. Los babilonios, quienes retuvieron algunas vagas reminiscencias del relato de la verdadera creación durante muchos siglos, en realidad personificaron esta palabra tehom y la aplicaron a su deidad mitológico, Tiamat, de cuyo cadáver creían que se creó la tierra. El registro bíblico muestra que originalmente no había luz sobre la tierra y que la materia de la superficie estaba en un estado fluido porque "la faz del abismo" es paralela con "la faz de las aguas" en este versículo. El Espíritu de Dios se movía. "Espíritu", rúaj. En armonía con la forma en que se usa en las Escrituras, el Espíritu de Dios es el Espíritu Santo, la tercera persona de la Deidad. Partiendo de aquí y a través de todas las Escrituras, el Espíritu de Dios ejerce el papel del agente divino de Dios en todos los actos creadores; ya sea de la tierra, de la naturaleza, de la iglesia, de la nueva vida o del hombre nuevo. Véase el comentario del Gen 1:26 para una explicación de la relación de Cristo con la creación. La palabra aquí traducida "movía" es merajéfeth, que no puede traducirse correctamente "empollaba", aunque tiene este significado en siriaco, un dialecto arameo postbíblico. La palabra aparece sólo dos veces en otras partes del AT. En Jer 23:9, donde tiene el significado de "temblar" o "sacudir", al paso que en Deu 32:11 se usa para describir el revolotear del águila sobre sus crías. El águila no está empollando sobre sus hijuelos vivientes, sino que se cierne vigilante para protegerlos. La obra del Espíritu de Dios debía tener alguna relación con la actividad que estaba por iniciarse luego, y una actividad que hiciera salir orden del caos. El Espíritu de Dios ya estaba presente, listo para actuar tan pronto como se diera la orden. El Espíritu Santo siempre ha estado haciendo precisamente esa obra. Este Agente divino siempre ha estado presente para ayudar en la obra de la creación y de la redención, para reprochar y fortalecer a las almas descarriadas, para consolar a los dolientes y para presentar a Dios las oraciones de los creyentes en una forma aceptable.]













Respuesta  Mensaje 4 de 5 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 07/06/2022 18:45





EL PAPA FRANCISCO EL HIJO DE SATANAS APOC 12:9,13:2,4 CAP13:17,18 JESUITA LA IGLESIA CATOLICA  EL NUEVO ORDEN MUNDIAL LO CONFIRMA DANIEL Y APOCALIPSIS COMO EL HOMBRE DE PECADO EL HIJOS DE PERDICION APOC 13:2,4,17,18CAP12:9CAP17:8 DANIEL 7:25 2Tesal CAP 2 .Los Jesuitas son los verdaderos autores del socialismo-comunismo. El sistema económico de la Edad Media fue el feudalismo consistente en unos pocos ricos terratenientes y los muchos pobres campesinos. Era un pecado hacer alguna ganancia para cualquiera que no fueran los señores feudales. Entonces, si el mundo ha de ser retornado a la Edad de las Tinieblas, la clase media Protestante debe ser destruida. El Socialismo-Comunismo cumplimentó esto, habiendo rendido sus amargos frutos tanto en Gran Bretaña como en los Estados Unidos. El gran engaño es que los Judíos son los autores del comunismo. (¿Después de todo, no es el Sionismo comunismo Judío?) Los hechos son que los Jesuitas usaron sus Judíos Masónicos para introducirlo en 1848 y otra vez en 1917 con la Revolución Bolchevique.
Los Jesuitas entonces movieron a su Masón FDR [*Franklin Delano Roosevelt, cuando fue presidente de EEUU] a reconocer el sanguinario gobierno de Rusia en 1933. Los Jesuitas entonces financiaron el comunismo Ruso con sus Caballeros de Malta en Wall Street. Esto habilitó a Joseph Stalin a llevar a cabo las purgas de los años treinta.
Habiendo engañado al mundo en creer que el comunismo era de origen Judío, los Jesuitas entonces utilizaron a Hitler para implementar «la Solución Final a la Cuestión Judía» –en prosecución del maligno Concilio de Trento. El resultado fue el asesinato en masa de las Juderías Europeas y Rusas en las manos de los SS controlados por los Jesuitas.LOS JESUITAS CONTRATARON A HITLER PARA MATAR LOS JUDIOS VOLVERA ESTO ANTES DEL REGRESO DE CRISTO.VA CON EL NUEVO ORDEN MUNDIAL PARA SOMETER EL MUNDO COMO LA EDAD MEDIA SERA LOS PERSEGUIDORES COMO FUERON CON LUTERO JUAN JUSS POR NO OBEDECER EL CATECISMO DOMINGO LA MARCA DE LA BESTIA LOS JESUITAS TIENEN EL ORDEN DE DESTRUIR LA BIBLIA SANTA Y SUS LECTORES LOS TEMPLARIOS ERAN JESUITAS  .EL CAMBIO CLIMATICO LAUDATO SI EEUU PROTESTANTISMO APOSTATA APOC 16:13,14  LA MARCA DE LA BESTIA DOMINGO CATECISMO SANTIFICAR LAS FIESTAS APOC 13:2,7VERS17,18 CAP14:8,11CAP16CAP19:20,21,LA MARCA DE LA BESTIA APOC 13:17,18 CATECISMO DOMINGO 666.EL CAMBIO DE LA CONSTITUCION EN CHILE Y EN EL MUNDO  ES POR PARTE DE LOS JESUITAS PARA DESTRUIR Y TOMAR EL PODER DEL MUNDO POR LEYES A FAVOR DEL PAPADO CATECISMO 666 LAUDATO SI CAMBIO CLIMATICO DOMINGO  EL PODER DEL PAPADO SERA DUEÑO DE TODO SER HUMANO DE SUS VIENES VOLVERAN LOS ESCLAVOS LOS DUEÑOS SERAN LOS OBISPOS CURAS PAPAS JESUITAS Y TODO QUIEN SE UNA AL PAPADO RICOS SERAN LOS QUE SOMETERAN AL MUNDO COMO LA EDAD MEDIA LOS JESUITAS LUCHARAN  ESTO  ENCONTRA DE LA BIBLIA  SABADO SEPTIMO DIA SU LEY DEL CIELO SINAI EXODO 20:1,17Exodo 31:12,18 Y DE CRISTO DE SU PUEBLO ..LOS JESUITAS ESTAN LUCHADO POR APROBAR LA MARCA DE LA BESTIA CAMBIO CLIMATICO CATECISMO DOMINGO Apoc 13:17,18 17 LA MISA DOMINGO CATECISMO SANTIFICAR LAS FIESTAS  LAUDATO SI 666 y que nadie pueda comprar nada ni vender, sino el que lleve la marca con el nombre de la Bestia o con la cifra de su nombre.
18 ¡Aquí está la sabiduría! Que el inteligente calcule la cifra de la Bestia; pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666.cap14:9,11 9 Un tercer Angel les siguió, diciendo con fuerte voz: «Si alguno adora a la Bestia y a su imagen, y acepta la marca en su frente o en su mano,
10 tendrá que beber también del vino del furor de Dios, que está preparado, puro, en la copa de su cólera. Será atormentado con fuego y azufre, delante de los santos Angeles y delante del Cordero.
11 Y la humareda de su tormento se eleva por los siglos de los siglos; no hay reposo, ni de día ni de noche, para los que adoran a la Bestia y a su imagen, ni para el que acepta la marca de su nombre.»cap16 :2 El primero fue y derramó su copa sobre la tierra; y sobrevino una úlcera maligna y perniciosa a los hombres que llevaban la marca de la Bestia y adoraban su imagen.CRISTO EN SU PALABRA LA BIBLIA ADVIERTE QUE ESTA MARCA DE LA BESTIA ES MARCA DE MUERTE ETERNA ESTOS NO ESTARAN EN EL CIELO LOS QUE TIENEN LA MARCA DE LA BESTIA NO PODRAN VIVIR EN EL CIELO APOC 15:2.2 Y vi también como un mar de cristal mezclado de fuego, y a los que habían triunfado de la Bestia y de su imagen y de la cifra de su nombre, de pie junto al mar de cristal, llevando las cítaras de Dios.
Breve tiempo de paz ya viene la marca de la Bestia y la destrucción de este mundo y del pecado catecismo Satanás papado aliados antes del regreso de Cristo.LA SANTA BIBLIA LO CONFIRMA ANTES DEL REGRESO DE CRISTO LOS JESUITAS APOC 13:7,17:6,18:24 DANIEL 7:25 En el siglo XIII se estableció la más terrible de las maquinaciones del papado: la Inquisición. El príncipe de las tinieblas obró de acuerdo con los jefes de la jerarquía papal. En sus concilios secretos, Satanás y sus ángeles gobernaron los espíritus de los hombres perversos, mientras que invisible acampaba entre ellos un ángel de Dios que llevaba apunte de sus malvados decretos y escribía la historia de hechos por demás horrorosos para ser presentados a la vista de los hombres. “Babilonia la grande” fue “embriagada de la sangre de los santos”. Los cuerpos mutilados de millones de mártires clamaban a Dios venganza contra aquel poder apóstata.Pasados los primeros triunfos de la Reforma, Roma reunió nuevas fuerzas con la esperanza de acabar con ella. Entonces fue cuando nació la orden de los jesuítas, que iba a ser el más cruel, el menos escrupuloso y el más formidable de todos los campeones del papado. Libres de todo lazo terrenal y de todo interés humano, insensibles a la voz del afecto natural, sordos a los argumentos de la razón y a la voz de la conciencia, no reconocían los miembros más ley, ni más sujeción que las de su orden, y no tenían más preocupación que la de extender su poderío. El Evangelio de Cristo había capacitado a sus adherentes para arrostrar los peligros y soportar los padecimientos, sin desmayar por el frío, el hambre, el trabajo o la miseria, y para sostener con denuedo el estandarte de la verdad frente al potro, al calabozo y a la hoguera. Para combatir contra estas fuerzas, el jesuitismo inspiraba a sus adeptos un fanatismo tal, que los habilitaba para soportar peligros similares y oponer al poder de la verdad todas las armas del engaño. Para ellos ningún crimen era demasiado grande, ninguna mentira demasiado vil, ningún disfraz demasiado difícil de llevar. Ligados por votos de pobreza y de humildad perpetuas, estudiaban el arte de adueñarse de la riqueza y del poder para consagrarlos a la destrucción del protestantismo y al restablecimiento de la supremacía papal. Al darse a conocer como miembros de la orden, se presentaban con cierto aire de santidad, visitando las cárceles, atendiendo a los enfermos y a los pobres, haciendo profesión de haber renunciado al mundo, y llevando el sagrado nombre de Jesús, de Aquel que anduvo haciendo bienes. Pero bajo esta fingida mansedumbre, ocultaban a menudo propósitos criminales y mortíferos. Era un principio fundamental de la orden, que el fin justifica los medios. Según dicho principio, la mentira, el robo, el perjurio y el asesinato, no sólo eran perdonables, sino dignos de ser recomendados. siempre que vieran los intereses de la iglesia. Con muy diversos disfraces se introducían los jesuitas en los puestos del estado, elevándose hasta la categoría de consejeros de los reyes, y dirigiendo la política de las naciones. Se hacían criados para convertirse en espías de sus señores. Establecían colegios para los hijos de príncipes y nobles, y escuelas para los del pueblo; y los hijos de padres protestantes eran inducidos a observar los ritos romanistas. Toda la pompa exterior desplegada en el culto de la iglesia de Roma se aplicaba a confundir la mente y ofuscar y embaucar la imaginación, para que los hijos traicionaran aquella libertad por la cual sus padres habían trabajado y derramado su sangre. Los jesuitas se esparcieron rápidamente por toda Europa y doquiera iban lograban reavivar el papismo.ESFUERZOS PARA SUPRIMIR Y DESTRUIR LA BIBLIA—En cuanto a los esfuerzos de larga duración hechos en Francia para acabar con la Biblia, especialmente con las versiones en lengua vulgar, dice Gaussen: “Ya el decreto de Tolosa (de Francia), de 1229, [...] instituía el espantoso tribunal de la Inquisición contra todos los lectores de la Biblia en lengua vulgar. Era un decreto de fuego, de sangre y de asolamiento. En sus capítulos III, IV, V y VI disponía que se destruyeran por completo hasta las casas y los más humildes escondrijos y aun los retiros subterráneos de los que fueran convictos de poseer las Escrituras, y que ellos mismos fueran perseguidos hasta en sus montes y en los antros de la tierra, y que se castigara con severidad aun a sus encubridores”. Como resultado la Biblia “fue pues prohibida en todas partes; desapareció en cierto modo de sobre la tierra, bajó al sepulcro”. Estos decretos fueron “seguidos durante quinientos años de suplicios sin cuento en que la sangre de los santos corrió como agua”. (L. Gaussen, Le canon des Saintes Écritures, parte 2, lib. 2, cap. 7; y cap. 13 ed. de Lausana, 1860). Respecto a los esfuerzos especiales hechos para destruir la Biblia durante el Reinado del Terror a fines de 1793, el Dr. Lorimer dice “Dondequiera que se encontrase una Biblia puede decirse que había persecución a muerte; a tal punto que varios comentadores respetables interpretan la muerte de los dos testigos, en el capítulo once del Apocalipsis, como refiriéndose a la supresión general, más aun, a la destrucción del Antiguo y Nuevo Testamentos en Francia durante aquella época” (J. G. Lorimer, An Historical Sketch of the Protestant.


Respuesta  Mensaje 5 de 5 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 17/06/2022 22:01

Dios guiará a su pueblo de su sello .
Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Isaías 43:2. 
Dios tiene una iglesia en la tierra, que es su pueblo escogido, que guarda sus mandamientos. El está conduciendo, no ramas extraviadas, no uno aquí y otro allá, sino un pueblo.
No hay motivo para dudar, ni temer que la obra fracase. Dios está al frente de ella y dirigirá todas las cosas. Si hay asuntos que necesitan enmienda en la dirección de la obra, Dios atenderá eso y corregirá los errores. Tengamos fe en que Dios conducirá el noble barco que lleva su pueblo hasta el puerto de seguridad. 
Mientras viajaba de Portland a Boston hace muchos años, se levanto una tormenta y las inmensas olas nos azotaban sin piedad. Los candelabros cayeron y los baúles rodaban de un lado a otro como pelotas. Los pasajeros estaban atemorizados y muchos gritaban temiendo perecer. 
Despues de un rato el piloto subió a bordo. Mientras tomaba el timón, el capitán se puso en pie junto a él y expresó su temor en cuanto al rumbo del barco. “¿Quiere tomar el timón?” le preguntó el piloto. El capitán no estaba dispuesto a hacerlo porque sabía que le faltaba experiencia. Luego algunos pasajeros se pusieron nerviosos y expresaron su temor de que el piloto los iba a estrellar contra las rocas. “¿Quieren tomar el timón?” les preguntó el piloto. Pero ellos sabían que no podían hacerlo. 
Cuando penséis que la obra está en peligro, rogad: “Señor, toma el timón. Condúcenos a través de las perplejidades. Llévanos a salvo hasta el puerto”. ¿No tenemos acaso razones para creer que el Señor nos conducirá triunfalmente? ...
Con vuestra mente finita no podéis entender todas las providencias de Dios. Permitid que él dirija su obra.







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