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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: Damarit Espinoza  (Mensaje original) Enviado: 19/06/2022 22:27

Dios trastorna la naturaleza en el mundo como creador del sábado séptimo día Génesis 1:1,2Genesis2:1,4Exodo20:8,11Exodo31:12,18.

El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho está. Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra. Apocalipsis 16:17, 18.

Necesitamos estudiar el derramamiento de la séptima plaga. Las potencias del mal no abandonarán el conflicto sin lucha.

En medio de los cielos conmovidos hay un 

 claro de gloria indescriptible, de donde baja la voz de Dios semejante al ruido de muchas aguas, diciendo: “Hecho es”. Apocalipsis 16:17. 

Esa misma voz sacude los cielos y la tierra. Síguese un gran terremoto, “cual no fue jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra”. vers. 18. El firmamento parece abrirse y cerrarse. La gloria del trono de Dios parece cruzar la atmósfera. Los montes son movidos como una caña al soplo del viento, y las rocas quebrantadas se esparcen por todos lados. Se oye un estruendo como de cercana tempestad. El mar es azotado con furor. Se oye el silbido del huracán, como voz de demonios en misión de destrucción. Toda la tierra se alborota e hincha como las olas del mar. Su superficie se raja. Sus mismos fundamentos parecen ceder. Se hunden cordilleras. Desaparecen islas habitadas. Los puertos marítimos que se volvieron como Sodoma por su corrupción, son tragados por las enfurecidas olas. “La grande Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del furor de su ira”. vers. 19. Pedrisco grande, cada piedra, “como del peso de un talento” (vers. 21), hace su obra de destrucción. Las más soberbias ciudades de la tierra son arrasadas. Los palacios suntuosos en que los magnates han malgastado sus riquezas en provecho de su gloria personal, caen en ruinas ante su vista. Los muros de las cárceles se parten de arriba abajo, y son libertados los hijos de Dios que habían sido apresados por su fe.







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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 20/06/2022 02:32



El terror de los perdidos.Apocalipsis 16:2 El primero fue y derramó su copa sobre la tierra; y sobrevino una úlcera maligna y perniciosa a los hombres que llevaban la marca de la Bestia y adoraban su imagen.

Cuando la tierra se bambolee como un ebrio, cuando los cielos se estremezcan y venga el gran día del Señor, ¿quién podrá estar firme? Una cosa verán temblando de agonía, de la cual procurarán escapar en vano. “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá”. Apocalipsis 1:7. Los que no están salvos pronuncian desesperadas imprecaciones a la naturaleza muda, su dios: “Montes y... peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono”. Apocalipsis 6:16.—

Cuando la voz de Dios ponga fin al cautiverio de su pueblo, será terrible el despertar para los que lo hayan perdido todo en la gran lucha de la vida... La ganancia de una vida entera les es arrebatada en un momento. Los ricos lamentan la destrucción de sus soberbias casas, la dispersión de su oro y de su plata... Los impíos están llenos de pesar, no por su indiferencia pecaminosa para con Dios y sus semejantes, sino porque Dios haya vencido. Lamentan el resultado obtenido; pero no se arrepienten de su maldad.La sacudida” del terremoto “fue seguida instantáneamente del hundimiento de todas las iglesias y conventos, de casi todos los grandes edificios públicos y más de la cuarta parte de las casas. Unas horas después estallaron en diferentes barrios incendios que se propagaron con tal violencia durante casi tres días que la ciudad quedó completamente destruida. El terremoto sobrevino en un día de fiesta en que las iglesias y conventos estaban llenos de gente, y escaparon muy pocas personas”  “El terror del pueblo era indescriptible. Nadie lloraba; el siniestro superaba la capacidad de derramar lágrimas. Todos corrían de un lado a otro, delirantes de horror y espanto, golpeándose la cara y el pecho, gritando: ‘¡Misericordia! ¡Llegó el fin del mundo!’ Las madres se olvidaban de sus hijos y corrían de un lado a otro llevando crucifijos. Desgraciadamente, muchos corrieron a refugiarse en las iglesias; pero en vano se expuso el sacramento; en vano aquella pobre gente abrazaba los altares; imágenes, sacerdotes y feligreses fueron envueltos en la misma ruina.






Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 20/06/2022 18:17





El milenio después del regreso de Cristo 


Mi atención se dirigió nuevamente a la tierra. Los impíos los que tenían la marca de la Bestia habían sido destruidos con las plagas y con el resplandor de la segunda venida sus cadáveres yacían sobre ella. La ira de Dios, manifestada mediante las siete plagas, se había derramado sobre los habitantes de la tierra, induciéndolos a morderse las lenguas de dolor y a maldecir a Dios. Los falsos pastores habían sido objeto especial de la ira de Jehová. Sus ojos se habían consumido en sus órbitas y sus lenguas en sus bocas mientras aún estaban de pie. Después que los santos fueron librados por la voz de Dios, los impíos encauzaron sus iras los unos contra los otros. La tierra parecía inundada de sangre y cubierta de cadáveres desde uno al otro confín. 

El planeta parecía a un desolado desierto con los perdidos muertos . Las ciudades y los pueblos, sacudidos por el terremoto, yacían en ruinas. Las montañas, removidas de sus lugares, habían dejado en su sitio grandes cavernas. Sobre toda la superficie de la tierra estaban esparcidos los peñascos que había lanzado el mar o que había arrojado la tierra misma. Corpulentos árboles desarraigados estaban tendidos por el suelo. Este será por mil años el hogar de Satanás y de sus ángeles malos. Allí quedará confinado para recorrer la destruida superficie de la tierra y para evaluar las consecuencias de su rebelión contra la ley de Dios del cielo del Sinaí . Durante mil años podrá gozar del fruto de la maldición que ha producido. 

Sin poder salir de la tierra, no tendrá el privilegio de ir a otros planetas para tentar y molestar a los que no han caído. Durante ese tiempo Satanás sufrirá muchísimo. Desde la caída sus malos rasgos han estado en constante ejercicio. Pero entonces será privado de su poder y abandonado para reflexionar en el papel que ha desempeñado, y para presentir con temor y temblor su espantoso porvenir, cuando tendrá que sufrir por todo el mal que llevó a cabo y ser castigado por todos los pecados que hizo cometer. 

Oí exclamaciones de triunfo de parte de los ángeles y de los santos redimidos, que resonaban como diez mil instrumentos musicales, porque ya Satanás no los molestaría ni los tentaría más, y porque los habitantes de los otros mundos habían sido librados de él y de sus tentaciones. HR 436.2

Después vi tronos, y vi que Jesús y los redimidos se sentaban en ellos, y que los santos reinaban como reyes y sacerdotes de Dios. Cristo, junto con su pueblo, juzgó a los impíos muertos, comparando sus acciones con el libro de estatutos, la Palabra de Dios, y fallando cada caso según lo hecho en el cuerpo. Después sentenciaron a los impíos a la pena que debían sufrir de acuerdo con sus obras, la que quedó escrita frente a sus nombres en el libro de la muerte. También el diablo y sus ángeles fueron juzgados por Jesús y los santos. El castigo de Satanás debía ser mucho mayor que el de aquellos a quienes engañó. Su sufrimiento será tan grande que no se podrá establecer comparación alguna con el de ellos. Después que perezcan todos los que engañó, el enemigo continuará viviendo para sufrir por mucho tiempo más. 

Cuando terminó el juicio de los impíos muertos, al final del milenio, Jesús salió de la ciudad seguido por los santos y una comitiva de ángeles. Descendió sobre una gran montaña que, tan pronto como él posó los pies en ella, se partió convirtiéndose en una dilatada llanura. Entonces alzamos los ojos y vimos la grande y hermosa ciudad con doce cimientos y doce puertas, tres en cada lado, y un ángel en cada una. Exclamamos: “¡La ciudad! ¡La gran ciudad! Está descendiendo del cielo, de Dios”. Y bajó con todo su esplendor y deslumbrante gloria, y se asentó en la vasta llanura que Jesús había preparado para ella. 




Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 20/06/2022 20:08

La herencia de los santos1

Un don del señor

Cristo, solo Cristo y su justicia, obtendrán para nosotros un pasaporte para el cielo.—

El corazón orgulloso lucha para ganar la salvación; pero tanto nuestro derecho al cielo como nuestra idoneidad para él, se hallan en justicia de Cristo.—

A fin de que pudiesemos llegar a ser miembros de la familia celestial, [Cristo] se hizo miembro de la familia terrenal.—

Mejor que un título de propiedad para el palacio más noble de la tierra es un título de las mansiones que nuestro Señor ha ido a preparar. Y mejores que todas las palabras de alabanza terrenal, serán las palabras del Salvador a sus siervos fieles: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”.—



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