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Respuesta  Mensaje 1 de 7 en el tema 
De: Damarit Espinoza  (Mensaje original) Enviado: 05/03/2022 17:24

Arrepentimiento

¿CÓMO SE JUSTIFICARÁ el hombre ante Dios? ¿Cómo se hará justo al pecador? Sólo por medio de Cristo podemos ponemos en armonía con Dios y la santidad; pero, ¿cómo iremos a Cristo? Muchos formulan la misma pregunta que hicieron las multitudes el Día de Pentecostés, cuando, convencidas de su pecado, exclamaron: “¿Qué ha-remos?” La primera palabra de respuesta de Pedro fue: “Arrepentíos”. Poco después, en otra ocasión, dijo: “Arrepentíos y convertios, para que sean bo-rrados vuestros pecados”. 1 CC 21.1

El arrepentimiento incluye tristeza por el pecado y abandono del mismo. No renunciaremos al pecado a menos que veamos su pecaminosidad; mientras no lo repudiemos de corazón, no habrá cambio real en la vida. CC 21.2

Hay muchos que no entienden la verdadera natu-raleza del arrepentimiento. Gran número de personas se entristecen por haber pecado e incluso se reforman exteriormente porque temen que su mala vida les acarree sufrimientos. Pero esto no es arrepentimiento en el sentido bíblico. Lamentan el sufrimiento antes que el pecado. Tal fue el dolor de Esaú cuando vio que había perdido su primogenitura para siempre. Balaam, aterrorizado por el ángel que estaba en su camino con la espada desnuda, reconoció su culpa por temor a perder la vida; pero no experimentó un arrepentimiento genuino por el pecado, ni cambio de propósito, ni aborrecimiento del mal. Judas Iscariote, después de traicionar a su Señor, exclamó: “He peca-do entregando sangre inocente”. 2 CC 21.3

Esta confesión fue arrancada a la fuerza de su alma culpable por un tremendo sentido de conde-nación y una pavorosa expectación de juicio. Las consecuencias que le sobrevendrían lo llenaban de terror, pero no experimentó profundo quebranta-miento de corazón, ni dolor en su alma, por haber traicionado al inmaculado Hijo de Dios y negado al Santo de Israel. Cuando Faraón sufría bajo los juicios de Dios, reconocía su pecado para escapar del castigo, pero volvía a desafiar al Cielo tan pronto como cesaban las plagas. Todos éstos lamentaban los resultados del pecado, pero no sentían tristeza por el pecado mismo. CC 22.1

Pero cuando el corazón cede a la influencia del Espíritu de Dios, la conciencia se vivifica y el peca-dor discierne algo de la profundidad y santidad de la sagrada ley de Dios, fundamento de su gobierno en los cielos y en la Tierra. “La luz verdadera que ilumi-na a todo hombre que viene a este mundo” 3 ilumina las cámaras secretas del ser y se manifiestan las ocul-tas cosas de las tinieblas. La convicción se posesiona de la mente y el corazón. Entonces el pecador tiene conciencia de la justicia de Jehová y siente terror de aparecer en su iniquidad e impureza delante del Escudriñador de los corazones. Ve el amor de Dios, la belleza de la santidad y el gozo de la pureza; ansia ser limpiado y restituido a la comunión con el Cielo. CC 22.2

La oración de David después de su caída ilustra la naturaleza del verdadero dolor por el pecado. Su arrepentimiento fue sincero y profundo. No hizo ningún esfuerzo por mitigar su culpabilidad; ningún deseo para escapar del juicio que lo amenazaba inspiró su oración. David vio la enormidad de su transgresión; vio las manchas de su alma; aborreció su pecado. No imploró solamente por perdón, sino también por pureza de corazón. Deseó tener el gozo de la santidad: ser restituido a la armonía y comunión con Dios. Este fue el lenguaje de su alma: CC 23.1

“Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño”. 4
“Ten piedad de mí, Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones...
Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí...
Purifícame con hisopo y seré limpio, lávame y seré más blanco que la nieve...
¡Crea en mí, Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí!
No me eches de delante de ti y quites de mí tu santo Espíritu.
Devuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente...
Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación, cantará mi lengua tu justicia”. 5
 CC 23.2

Efectuar un arrepentimiento como éste está más allá del alcance de nuestro propio poder; sólo se lo obtiene de Cristo, quien ascendió a lo alto y ha dado dones a los hombres. CC 23.3

Precisamente éste es un punto en el cual muchos yerran, y por esto dejan de recibir la ayuda que Cristo desea darles. Piensan que no pueden ir a Cristo a menos que primero se arrepientan, y que el arrepentimiento los prepara para el perdón de sus pecados. Es verdad que el arrepentimiento precede al perdón de los pecados, porque solamente el corazón quebrantado y contrito es el que siente la necesidad de un Salvador. Pero ¿debe el pecador esperar hasta haberse arrepentido antes de poder ir a Jesús? ¿Ha de ser el arrepentimiento un obstáculo entre el pecador y el Salvador? CC 24.1

La Biblia no enseña que el pecador deba arrepen-tirse antes de poder aceptar la invitación de Cristo: “¡Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso!” 6 La virtud que sale de Cristo es la que guía a un arrepentimiento genuino. Pedro habla del asunto de una manera muy clara en su exposición a los israelitas cuando dice: “A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados”. 7 Así como no podemos ser perdonados sin Cristo, tampoco podemos arrepentimos sin el Espíritu de Cristo, que es quien despierta la conciencia. CC 24.2

Cristo es la fuente de todo impulso correcto. Él es el único que puede implantar enemistad contra el pecado en el corazón. Todo deseo por verdad y pureza, toda convicción de nuestra propia pecaminosidad, es una evidencia de que su Espíritu está obrando en nuestro corazón. CC 24.3

Jesús dijo: “Yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo”. 8 Cristo debe ser revelado al pecador como el Salvador que muere por los pecados del mundo; y cuando contemplemos al Cordero de Dios sobre la cruz del Calvario, el misterio de la redención comenzará a descifrarse en nuestra mente y la bondad de Dios nos guiará al arrepentimiento. Al morir por los pecadores, Cristo manifestó un amor incomprensible; y este amor, a medida que el pecador lo contempla, enternece el corazón, impresiona la mente e inspira contrición en el alma. CC 25.1

Es verdad que algunas veces los hombres se avergüenzan de sus caminos pecaminosos y aban-donan algunos de sus malos hábitos antes de darse cuenta de que son atraídos a Cristo. Pero cuando hacen un esfuerzo por reformarse, nacido de un sincero deseo de hacer lo correcto, es el poder de Cristo el que los está atrayendo. Una influencia de la cual no son conscientes obra sobre el alma, la conciencia se vivifica y la vida externa se enmienda. Y a medida que Cristo los induce a mirar su cruz y contemplar a quien han traspasado sus pecados, el mandamiento halla cabida en la conciencia. Se les revela la maldad de su vida, el pecado profundamente arraigado en su alma. Comienzan a comprender algo de la justicia de Cristo, y exclaman: “¿Qué es el pecado, para que exigiera un sacrificio tal por la redención de su víctima? ¿Fueron necesarios todo este amor, todo este sufrimiento, toda esta humillación, para que no pereciéramos sino que tuviésemos vida eterna?” CC 25.2

El pecador puede resistir este amor, puede rehusar ser atraído a Cristo; pero si no se resiste será atraído a Jesús; un conocimiento del plan de la salvación lo guiará al pie de la cruz arrepentido de sus pecados, los cuales han causado los sufrimientos del amado Hijo de Dios. CC 26.1

La misma mente divina que obra en las cosas de la naturaleza habla al corazón de los hombres y crea un deseo indecible de algo que no tienen. Las cosas del mundo no pueden satisfacer su ansiedad. El Espíritu de Dios está suplicándoles que busquen las cosas que sólo pueden dar paz y descanso: la gracia de Cristo y el gozo de la santidad. Por medio de influencias visibles e invisibles, nuestro Salvador está constan-temente obrando para atraer la mente de los hombres de los vanos placeres del pecado a las bendiciones infinitas que pueden disfrutar en él. A todas estas per-sonas, que están procurando vanamente beber en las cisternas rotas de este mundo, se dirige el mensaje di-vino: “El que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”. 9 CC 26.2

El que en su corazón anhela algo mejor que lo que este mundo puede dar, reconozca este deseo como la voz de Dios que habla a su alma. Pídale que le dé arrepentimiento, que le revele a Cristo en su amor infinito y en su pureza perfecta. En la vida del Salvador quedaron perfectamente ejemplificados los principios de la ley de Dios: amor a Dios y al hombre. La benevolencia y el amor desinteresado fueron la vida de su alma. Mientras lo contemplemos, a medida que nos inunde la luz de nuestro Salvador, será cuando veremos la pecaminosidad de nuestro corazón. CC 26.3

Podemos lisonjeamos, como lo hizo Nicodemo, de que nuestra vida ha sido muy buena, de que nuestro carácter moral es el correcto y pensar que no ne-cesitamos humillar nuestro corazón delante de Dios como el pecador común; pero cuando la luz prove-niente de Cristo resplandezca en nuestro interior, ve-remos cuán impuros somos; discerniremos el egoísmo de nuestros motivos y la enemistad contra Dios, los cuales han manchado todos los actos de nuestra vida. Entonces sabremos que nuestra propia justicia es en verdad como trapos inmundos, y que sólo la sangre de Cristo puede limpiamos de la contaminación del pecado y renovar nuestro corazón a su semejanza. CC 27.1

Un rayo de luz de la gloria de Dios, un destello de la pureza de Cristo que penetre en el alma, hace dolorosamente visible toda mancha de contaminación y descubre la deformidad y los defectos del carácter humano. Hace patente los deseos impuros, la infidelidad del corazón y la impureza de los labios. Los actos de deslealtad del pecador al querer anular la ley de Dios quedan expuestos a su vista, y su espíritu se aflige y se oprime bajo la influencia escudriñadora del Espíritu de Dios. Se aborrece a sí mismo mientras contempla el carácter puro y sin mancha de Cristo. CC 27.2

Cuando el profeta Daniel contempló la gloria que rodeaba al mensajero celestial que le había sido enviado, se sintió abrumado con un sentido de su propia debilidad e imperfección. Al describir el efecto de la maravillosa escena dice: “Estaba sin fuerzas; se demudó mi rostro, desfigurado, y quedé totalmente sin fuerzas”. 10 Cuando la persona se conmueva de esta manera odiará su egoísmo, aborrecerá su narcisismo y buscará, mediante la justicia de Cristo, la pureza de corazón que esté en armonía con la ley de Dios y el carácter de Cristo. CC 27.3

Pablo dice que “en cuanto a la justicia que se basa en la Ley” -es decir, en lo que se refiere a las obras externasera “irreprochable”; 11 pero cuando discernió el carácter espiritual de la ley se vio a sí mismo un pecador. Juzgado por la letra de la ley, así como los hombres la aplican a la vida externa, se había abstenido de pecado; pero cuando miró en las profundidades de sus santos preceptos y se vio como Dios lo veía, se humilló profundamente y confesó su pecado. Dice: “Yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí”. 12 Cuando vio la naturaleza espiritual de la ley, el pecado apareció en su verdadera fealdad y su vanidad se desvaneció. CC 28.1

Dios no considera todos los pecados como de igual magnitud; a su juicio, hay grados de culpabilidad, como los hay a juicio de los hombres; sin embargo, aunque éste o aquel acto malo pueda parecer frívolo a los ojos de los hombres, ningún pecado es pequeño a la vista de Dios. El juicio de los hombres es parcial e imperfecto; pero Dios considera todas las cosas como realmente son. El borracho es detestado y se le dice que su pecado lo excluirá del cielo, mientras que muchísimas veces el orgullo, el egoísmo y la codicia pasan sin condenarse. Pero estos pecados son especialmente ofensivos para Dios; porque son contrarios a la benevolencia de su carácter, a ese amor desinteresado que es la atmósfera misma del universo que no ha caído. El que cae en alguno de los pecados más groseros puede avergonzarse y sentir su pobreza y necesidad de la gracia de Cristo; pero el orgullo no siente ninguna necesidad, y así cierra el corazón contra Cristo y las infinitas bendiciones que él vino a derraMarcos CC 28.2

El pobre publicano que oraba: “¡Dios, ten mise-ricordia de mí, pecador!”, 13 se consideraba un hom-bre muy malvado, y así lo consideraban los demás; pero él sentía su necesidad, y con su carga de pecado y vergüenza vino delante de Dios implorando su misericordia. Su corazón estaba abierto para que el Espíritu de Dios hiciera en él su obra de gracia y lo libertase del poder del pecado. La oración jactanciosa y santurrona del fariseo mostró que su corazón estaba cerrado a la influencia del Espíritu Santo. Por estar lejos de Dios, no tenía idea de su propia corrupción, la que contrastaba con la perfección de la santidad divina. No sentía necesidad alguna, y nada recibió. CC 29.1




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Respuesta  Mensaje 2 de 7 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 05/11/2022 13:29


Los espíritus de satanás  y la ley dominical LAUDATO si cambio climático domingo catecismo .

Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase. Apocalipsis 13:15.(inquisición mundial volverá ) 

El poder milagroso que se manifiesta en el espiritismo papado e hijas juntas ejercerá su influencia en perjuicio de los que prefieren obedecer a Dios antes que a los hombres. Habrá comunicaciones de espíritus que declararán que Dios los envió para convencer de su error a los que rechazan el domingo y afirmarán que se debe obedecer a las leyes del país como a la ley de Dios. Lamentarán la gran maldad existente en el mundo y apoyarán el testimonio de los ministros de la religión en el sentido de que la degradación moral se debe a la profanación del domingo. Grande será la indignación despertada contra todos los que se niegen a aceptar sus aseveraciones.

Los que se oponen a las enseñanzas del espiritismo atacan no sólo a los hombres, sino también a Satanás y a sus ángeles. Han emprendido la lucha contra principados, potestades y malicias espirituales en los aires. Satanás no cederá una pulgada de terreno mientras no sea rechazado por el poder de mensajeros celestiales. El pueblo de Dios debe hacerle frente como lo hizo nuestro Salvador, con las palabras: “Escrito está”. Satanás puede hoy citar las Santas Escrituras como en tiempo de Cristo, y volverá a pervertir las enseñanzas de ellas para sostener sus engaños. Los que quieren permanecer firmes en estos tiempos de peligro deben comprender por sí mismos el testimonio de las Escrituras. Muchos tendrán que vérselas con espíritus de demonios que personificarán a parientes o amigos queridos y que proclamarán las herejías más peligrosas. Estos espíritus apelarán a nuestros más tiernos sentimientos de simpatía y harán milagros con el fin de sostener sus asertos. Debemos estar listos para resistirles con la verdad bíblica de que los muertos no saben nada y de que los que aparecen como tales son espíritus de demonios.

Agentes satánicos   en forma humana participarán en este último gran conflicto para oponerse a la edificación del reino de Dios. Y ángeles celestiales con apariencia humana estarán en el campo de acción. Los dos bandos opuestos seguirán existiendo hasta el fin del último gran capítulo de la historia de este mundo.




Respuesta  Mensaje 3 de 7 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 22/11/2022 02:48

Apocalipsis (de Juan) 17-> Ver. 13
[V.13-> Propósito. Gr. gnōm’, “opinión”, “intención”, “propósito”, “resolución”, “decreto”. En el Ap 17:17 gnōm’ se traduce “lo que él quiso”. El “propósito” de las naciones de la tierra es diametralmente opuesto al de Dios. Las naciones representadas por los diez cuernos han decidido unirse con la “bestia papas a laarva de la Bestia LAUDATO a cambio vlativo cop27 ” (ver com. ver. 3) para obligar a los habitantes de la tierra a beber del “vino” de Babilonia CATECISMO amo misa domingo  (ver com. Ap 17:2), o sea unir a todo el mundo bajo su dominio y aniquilar inquisiciones  a todos los que se nieguen a cooperar (ver com. Ap 17:14). Ver PE 34, 36, 282; CS 673, 682, 684; PR 376, 431; 2JT 68. Cf. Ap 16:12-16. Y entregará. Ver com. “autoridad”. Poder. Gr. dúnamis, “fuerza”, “capacidad”, “potencia”, o sea la capacidad de llevar a cabo una resolución. Por medio de sus diez cuernos la bestia se dispone a alcanzar su propósito. Naciones unidas ONU  Autoridad. Gr. exousía (ver com. Mar 2:10; Rom 13:1). En griego dice: “estos tienen un mismo propósito, y entregarán su capacidad y su autoridad a la bestia papado ”. Este consentimiento unánime de las naciones se logra por la intervención de los tres “espíritus” malignos (ver com. Ap 16:13-14). Ahora que ya ha finalizado el tiempo de gracia, Dios permite una unión mundial político-religiosa cuyo propósito es el aniquilamiento de su pueblo. Ha impedido que se efectúe este plan desde los días de Babel (ver com. Gen 11:4-8; Dan 2:43; Ap 14:8), pero ahora retira su mano protectora (Ap 17:17; cf. com. 2Cr 18:18-22). “Habrá un vínculo de unión universal, una gran armonía, una confederación de las fuerzas de Satanás... En la batalla que ha de librarse en los últimos días, estarán unidos en oposición contra el pueblo de Dios todos los poderes corruptos que han abandonado su lealtad a la ley de Jehová”Material Suplementario, com. Ap 17:13-14). ] 

Apocalipsis (de Juan) 17-> Ver. 14
[V.14-> Pelearán. O se unirán en batalla. Con el mundo unido (ver com. Ap 16:12-16; Ap 17:13) bajo el liderazgo de la “bestia papado ”, Ap 17:3; Ap 17:8; Ap 17:11, comienza ahora la etapa final de la prolongada guerra contra Cristo y su pueblo. Esta etapa del conflicto, denominada “la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso” (Ap 6:14), se describe más plenamente en el Ap 19:11-21  Durante la sexta plaga se harán los preparativos para la batalla (ver com. Ap 16:12-16), que se librará durante la séptima plaga. El Cordero. Ver com. Ap 5:6. Los vencerá. El fiel pueblo de Dios, que ha sufrido durante tanto tiempo a manos de sus enemigos (Ap 6:9-11; Ap 12:13-17; Ap 13:7; Ap 13:15), será librado cuando el “Señor de señores y Rey de reyes” despliegue su brazo poderoso y saga a defender la causa de los suyos (ver com. Ap 11:15; Ap 11:17; Ap 18:20; Ap 19:2; Ap 19:11-21). Cristo intervendrá en el momento en que las fuerzas del mal lancen su ataque contra los santos, al comienzo de la séptima plaga (ver CS 693-694; com. Ap 16:17). Señor de señores. El título “Señor de señores y Rey de reyes” se usa en las Escrituras para referirse a Cristo cuando vuelva a la tierra para vencer a su huestes del mal y librar a su pueblo (1Ti 6:15; Ap 19:16; cf. Mat 25:31; Ap 1:5; Ap 1:17-14; CS 480-481, 671-672). Con. Gr. metá (ver com. Ap 17:1), que aquí significa “en la compañía de”. Llamados. O “invitados”; según el NT los que reciben la invitación para alcanzar la salvación eterna (ver com. Mat 22:3; Mat 22:14). Elegidos. O “escogidos”. No todos los que son “llamados” tienen las cualidades para ser “caídos”. En cuanto a la distinción entre “llamados” y “escogidos”, ver com. Mat 22:14; cf. com. Jn 1:12. Fieles. O “dignos de confianza”, “confiables”. Los que han sido “elegidos” deben permanecer “fieles” hasta “la muerte” (Ap 2:10), si es necesario, para que sean contados “con él”, es decir, con Cristo. La añadidura de la palabra “fieles” implica que no es suficiente ser solo “llamados” y “elegidos”; en otras palabras, los que una vez participaron de la experiencia de la gracia por la fe en Cristo, deben “permanecer” en la gracia para ser elegidos y entrar en el reino de la gloria (ver com. Jn 3:18-20; Efe 1:4-5; cf. com. 1Co 3:15; cf. Eze 3:20; Eze 18:24; Eze 33:12). ] 

Apocalipsis (de Juan) 17-> Ver. 
[V.15-> Me dijo. Ver com. Ap 17:1. Las aguas. Ver com. Ap 17:1. En cuanto a otros ejemplos donde las aguas simbolizan 871 seres humanos, ver com. Isa 8:7; Dan 7:2. Se sienta. O “está sentada”. El ángel se refiere de nuevo a lo que Juan vio en los Ap 17:3-6, dentro del período especificado por los Ap 17:11-13 

Apocalipsis (de Juan) 17-> Ver. 
[V.16-> Los diez cuernos. Ver com. Ap 17:12. En la bestia. La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto “y la bestia” (BJ, BA, BC). Los cuernos y la bestia sufrirán por la ejecución de la sentencia divina sobre Babilonia. En cuanto a la identidad de la bestia, ver com. Ap 17:3. Aborrecerán. Representa un cambio de parecer de la “bestia” y de los “cuernos”. Algunos aplican esta actitud de los diez cuernos al proceder de algunas de las naciones de la Europa occidental para con el papado -“la bestia”- desde el tiempo de la Reforma. Otros consideran que el cumplimiento de esta predicción está aún en el futuro. Hasta aquí los cuernos habían prestado su apoyo a los planes propuestos por la “mujer” (ver com. Ap 17:3; Ap 17:9; Ap 17:13), particularmente al complot para destruir a los santos (ver com. Ap 17:14). Pero cuando Cristo los venza (Ap 17:14), “cuernos los países que se unieron a ella al papado ” se volverán contra ella al comprender que los ha engañado (ver com. Ap 17:2; CS 712-714). La ramera. Ver com. Ap 17:1. Desolada. Gr. er’móō, “desolar”, “convertir en desierto” (cf. com. Ap 17:3). El tiempo del verbo griego sugiere resultados duraderos de la acción; la “ramera” permanecerá “desolada” para siempre (ver com. Ap 18:21). Para una descripción más completa de la desolación de la ramera, cf. Ap 18:22-23. Desnuda. Es decir, privada de su regia vestimenta (ver 3-4), y por eso queda expuesta a la vergüenza y el oprobio. Ver CS 713-714; cf. Eze 23:29; Ap 16:15. Carnes. Así como una fiera desgarra a su víctima en el proceso de devorarla, de la misma manera “la ramera” será violenta e implacablemente destruida por los mismos poderes que poco antes la habían apoyado (ver com. “aborrecerán”). La quemarán. Mejor “la quemarán completamente”. Cf. Ap 18:8 : “será quemada con fuego”. Por supuesto, una mujer simbólica será quemada simbólicamente (ver com. Ap 18:8-9; cf. Eze 28:17-19). ] 

Apocalipsis (de Juan) 17-> Ver. 17
[V.17-> Dios ha puesto. Los “diez cuernos” y la “bestia” (ver com. Ap 17:16) serán autorizados por Dios para ejecutar el “juicio” o la “sentencia” divina contra “Babilonia” por sus crímenes (ver com. Ap 17:1; cf. com. 1Sa 16:14; 2Cr 18:18; 2Ts 2:11); por lo tanto, Ap 17:16-17 constituye la culminación del capítulo, pues presenta “la sentencia contra la gran ramera”, el tema anunciado por el ángel en el Ap 17:1. Todo lo demás es un preámbulo que explica la suerte de “Babilonia la grande”. Los Ap 17:2-6 enumeran sus crímenes (ver com. Ap 17:6) y son la explicación de por qué se ha pronunciado contra ella la sentencia, mientras que los Ap 17:8-18 exponen los medios por los cuales ó como será ejecutada la sentencia (ver com. Ap 17:1). Esta sentencia se dictará contra Babilonia durante la séptima plaga (Ap 16:19; cf. com. Ap 16:19; Ap 18:5; Ap 18:21; Ap 19:2) Corazones. O “mentes”. Ejecutar lo que él quiso. Es decir, llevar a cabo el “propósito” o “decreto” (ver com. com. ver. 13) del tribunal divino en cuanto a la suerte de “la gran ramera” (ver com. Ap 16:19; Ap 17:1). Ponerse de acuerdo. Ver com. Ap 17:13. Dar su reino. Ver com. Ap 17:13. Se cumplan. O hasta la sentencia sea plenamente ejecutada. Las organizaciones mundiales religiosas apóstatas coligadas (ver com. Ap 16:13) y sus dirigentes, serán los primeros en caer (cf. CS 714) cuando el factor político de la coalición universal político-religiosa (ver com. Ap 16:13; Ap 17:5) se convierta en un instrumentos en las manos de Dios para ejecutar la sentencia contra elementos religioso de dicha unión (cf. Isa 10:5; Isa 13:4-9; Isa 14:4; Isa 14:6; Isa 28:17-22; Isa 47:11-15; Jer 25:14; Jer 25:34-38; Jer 50:9-15; Jer 50:29-31; Jer 51:49; Eze 26:3; Dan 11:45; Zac 11:10; ver Ap 19:2). Las palabras de Dios. Es decir, su “voluntad” como se expresan la sentencia contra la Babilonia simbólica (Ap 16:17; Ap 16:19; Ap 17:1). ] 

Apocalipsis (de Juan) 17-> Ver. 18

[V.18-> La mujer. Ver com. Ap 17:3. La gran ciudad. La Biblia literal fue la “gran ciudad” (ver Nota Adicional de Dan. 4). La ciudad de Babilonia representada desde el tiempo de Babel la oposición organizada a lo propósitos de Dios en la tierra (ver com. Gen 11:4-6; Ap 14:8). Una ciudad es una comunidad organizada e integrada por seres humanos; por lo tanto, cuán apropiado es “Babilonia la grande” como un símbolo profético d la organización religiosa apóstata, bien constituida y universal.



Respuesta  Mensaje 4 de 7 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 22/11/2022 17:29

Los que claman “¡paz!”El Apóstol Pablo, en su segunda carta a los Tesalonicenses, predijo la gran apostasía que había de resultar en el establecimiento del poder papal. Declaró, respecto al día de Cristo: “Ese día no puede venir, sin que venga primero la apostasía, y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición; el cual se opone a Dios, y se ensalza sobre todo lo que se llama Dios, o que es objeto de culto; de modo que se siente en el templo de Dios, ostentando que él es Dios”. 2 Tesalonicenses 2:3, 4 Apocalipsis  CAP 13cap 17  Daniel 7:25 7:

Daniel 7-> Ver

[V.8-> Otro cuerno pequeño. Mejor, “otro 853 cuerno, uno pequeño”. Aunque pequeño al comienzo, este cuerno es descrito posteriormente como “más grande que sus compañeros”. Se verá que esto simboliza la continuación del poder romanos mediante la Iglesia Romana. “De las ruinas de la Roma política se levantó el gran imperio moral en la ‘forma gigante’ de la Iglesia Romana” (A. C. Flick, The Rise of the Mediaeval Church, 1900, p. 150). Ver com. Dan 7:24-25. ”Bajo la potestad del Imperio Romano los papas no tenían poder temporal. Pero cuando el Imperio Romano se hubo desintegrado y su lugar fue ocupado por varios reinos rudos y bárbaros, la Iglesia Católica Romana no sólo se independizó de esos Estados en el aspecto religioso, sino que dominó también en lo secular. A veces, bajo gobernantes tales como Carlomagno (768-814), Otón el Grande (936-973) y Enrique III (1039-1056), el poder civil tuvo cierto predominio sobre la iglesia; pero en general, durante el débil sistema político del feudalismo, la iglesia, bien organizada, unificada y centralizada, con el papa a su cabeza, no sólo era independiente en los asuntos eclesiásticos sino que también controlaba los asuntos civiles” (Carl Conrad Eckhardt, The Papacy and World-Affairs [1937] P. 1). Delante. Arameo qodam, palabra que se usa frecuentemente en Daniel, y que significa “antes en lo que atañe al tiempo”, o “en presencia de”. La frase “delante de él” puede interpretarse “para darle lugar a él”. Tres cuernos de los primeros. El “cuerno pequeño” es un símbolo de la Roma papal. En consecuencia, el que los tres cuernos fuesen arrancados simboliza la destrucción de tres de las naciones bárbaras. Entre los principales obstáculos que se le presentaron a la Roma papal en su encumbramiento al poder político estuvieron los hérulos, los vándalos y los ostrogodos. Los tres eran defensores del arrianismo, que fue el rival más formidable del catolicismo. Los hérulos fueron la primera de las tribus bárbaras que dominaron a Roma. Constituían tropas auxiliares germanas de Roma que se amotinaron, y en 476 d. C. depusieron al último emperador de Occidente, el adolescente Rómulo Augústulo. A la cabeza de los hérulos y de otras tropas mercenarias estaba Odoacro, quien se constituyó rey de Roma. Odoacro, que era arriano, aunque tolerante para con los católicos, era odiado por los italianos. Por sugestión del emperador Zenón, del imperio de Oriente, Teodorico, caudillo de los ostrogodos, fue el siguiente en invadir Italia. Lo hizo en 489, y en 493 consiguió que Odoacro se rindiera y poco después lo mató (ver Thomas Hodgkin, Italy and Her Invaders, t. 3, pp. 180-213). En lo que se refiere a la Iglesia Romana, la llegada de Teodorico no significó ninguna mejoría sino sólo un cambio de caudillos. Teodorico era un arriano tan decidido como su predecesor en el trono de Italia. Aunque concedió tolerancia a las diversas religiones de su reino, las desmedidas ambiciones del pontífice romano no podían concretarse en un sistema que sólo otorgaba tolerancia. Entre tanto los vándalos, presididos por Genserico, se habían establecido en el norte de África y habían tomado a Cartago en 439. Siendo arrianos fanáticos y belicosos, constituían una amenaza para la supremacía de la Iglesia Católica en el Occidente. Eran especialmente intolerantes para con los católicos, a quienes llamaban herejes. Para ayudar a los católicos del Occidente, el emperador, Justiniano, que gobernaba la mitad oriental del Imperio Romano desde Constantinopla, envió a Belisario, el más hábil de sus generales. Belisario venció completamente a los vándalos en 534. Debido a esta victoria, los ostrogodos quedaron en Italia como el único poder arriano sobreviviente de importancia que pudiera estorbar la hegemonía del papado en el Occidente (ver Hodgkin, op. cit., t. 3, cap. 15). Después de haber eliminado a los vándalos, Belisario, en 535, comenzó en Italia su campaña contra los ostrogodos. Aunque esa campaña duró veinte años antes de que los ejércitos imperiales obtuvieran la victoria completa (ver Hodgkin, op. cit., t. 5, pp. 3-66), la acción decisiva ocurrió en los comienzos de la campaña. Los ostrogodos, que habían sido expulsados de Roma, volvieron y la sitiaron en 537. El sitio duró todo un año, pero en 538 Justiniano hizo desembarcar otro ejército en Italia, y en marzo los ostrogodos abandonaron el asedio (ver Hodgkin, op. cit., t. 4, pp. 73-113, 210-252; Charles Diehl, “Justinian”, en Cambridge Medieval History, t. 2, p. 15). Es verdad que en 540 volvieron a entrar en la ciudad durante un periodo muy corto, pero su ocupación fue breve. Su retirada de Roma en 538 marcó el verdadero fin del poder 854 ostrogodo, aunque no lo fuera de la nación ostrogoda. Y así fue “arrancado” el tercero de los tres cuernos que estorbaban al pequeño cuerno. Justiniano es notable no sólo por su éxito al unir transitoriamente a Italia y países del Occidente con la mitad oriental de lo que había sido el Imperio Romano, sino también porque formó un código unificado al reunir y codificar las leyes que existían entonces en el imperio, incluso nuevos edictos del mismo Justiniano. En ese código imperial estaban incorporadas dos cartas oficiales de Justiniano que tenían toda la fuerza de un edicto real. En ellas confirmaba legalmente al obispo de Roma como “cabeza de todas las santas iglesias” y “cabeza de todos los santos sacerdotes de Dios” (Código de Justiniano, libro 1, título 1). En la carta posterior también alaba las actividades del papa como corrector de herejes. Aunque ese reconocimiento legal de la supremacía eclesiástica del papa está fechado en 533, es evidente que el edicto imperial no podía hacerse efectivo en favor del papa mientras el reino arriano de los ostrogodos dominara a Roma y la mayor parte de Italia. El papado estaría en libertad de desarrollar al máximo su poder cuando el dominio de los godos fuese quebrantado. En 538, por primera vez desde el fin del linaje imperial de Occidente, la ciudad de Roma fue liberada de la dominación de un reino arriano. En ese año el reino de los ostrogodos recibió su golpe mortal (aunque los ostrogodos sobrevivieron aún algunos años más como pueblo). Por esa razón el año 538 es una fecha más significativa que 533. Resumiendo: (1) El papa ya había sido reconocido en forma más o menos amplia (aunque de ninguna manera en forma universal) como obispo supremo de las iglesias de Occidente y había ejercido considerable influencia política, de tanto en tanto, bajo el patrocinio de los emperadores occidentales. (2)En 533 Justiniano reconoció la supremacía eclesiástica del papa como “cabeza de todas las santas iglesias” tanto en Oriente como Occidente, y ese reconocimiento legal fue incorporado al código de leyes imperiales (534). (3) En 538 el papado fue realmente liberado del dominio de los reinos arrianos, que dominaron a Roma y a Italia después de los emperadores occidentales. Desde ese tiempo el papado pudo aumentar su poder eclesiástico. Los otros reinos se hicieron católicos, uno por uno, y puesto que los lejanos emperadores de Oriente no retuvieron el dominio de Italia, el papa surgió a menudo como una figura principal de los turbulentos acontecimientos que siguieron a este período de Occidente. El papado adquirió dominio territorial y finalmente alcanzó el apogeo de su dominación política tanto como religiosa en Europa (ver Nota Adicional al final de este capítulo). Aunque esa dominación vino mucho más tarde, puede hallarse el punto decisivo en tiempos de Justiniano. Algunos piensan que es significativo que Vigilio, el papa que ocupaba ese cargo en , hubiera reemplazado el año anterior a un papa que había estado bajo la influencia gótica. El nuevo papa debía su puesto a la emperatriz Teodora y era considerado por Justiniano como el medio para unir a todas las iglesias de Oriente y de Occidente bajo su dominio imperial. Se ha hecho notar que, a partir de Vigilio, los papas fueron más y más estadistas a la vez que eclesiásticos, y a menudo llegaron a ser gobernantes seculares (Charles Bemont y G. Monod, Medieval Europe, p. 121). Este cuerno. Siendo que los diez cuernos representan al Imperio Romano dividido después de su caída (ver com. Dan 7:7), el cuerno pequeño debe representar a algún poder que surgiría entre ellos y tomaría el lugar de algunos de esos reinos (ver cita en com. Dan 8:23). Ojos. Generalmente se los toma como un símbolo de inteligencia. A manera de contraste con los bárbaros, que mayormente eran analfabetos, el poder representado por el “cuerno pequeño” era notable por su inteligencia, su perspicacia y su previsión. Hablaba grandes cosas. Ver com. Dan 7:25. ]   Y además el apóstol advierte a sus hermanos que “el misterio de iniquidad está ya obrando”. Vers. 7. Ya en aquella época veía él que se introducían en la iglesia errores que prepararían el camino para el desarrollo del papado. 

Poco a poco, primero solapadamente y a hurtadillas, y después con más desembozo, conforme iba cobrando fuerza y dominio sobre los espíritus de los hombres, “el misterio de iniquidad” hizo progresar su obra engañosa y blasfema. De un modo casi imperceptible las costumbres del paganismo penetraron en la iglesia cristiana. El espíritu de avenencia y de transacción fue coartado por algún tiempo por las terribles persecuciones que sufriera la iglesia bajo el régimen del paganismo. Mas habiendo cesado la persecución y habiendo penetrado el cristianismo en las cortes y palacios, la iglesia dejó a un lado la humilde sencillez de Cristo y de sus apóstoles por la pompa y el orgullo de los sacerdotes y gobernantes paganos, y sustituyó los requerimientos de Dios por las teorías y tradiciones de los hombres. La conversión nominal de Constantino, a principios del siglo cuarto, causó gran regocijo; y el mundo, disfrazado con capa de rectitud, se introdujo en la iglesia. Desde entonces la obra de corrupción progresó rápidamente. El paganismo que parecía haber sido vencido, vino a ser el vencedor. Su espíritu dominó a la iglesia. Sus doctrinas, ceremonias y supersticiones se incorporaron a la fe y al culto de los que profesaban ser discípulos de Cristo. 

Esta avenencia entre el paganismo y el cristianismo dio por resultado el desarrollo del “hombre de pecado” predicho en la profecía como oponiéndose a Dios y ensalzándose a sí mismo sobre Dios. Ese gigantesco sistema de falsa religión es obra maestra del poder de Satanás, un monumento de sus esfuerzos para sentarse él en el trono y reinar sobre la tierra según su voluntad. 

Venid, dicen, tomemos vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como éste, o mucho más excelente. Isaías 56:12. 

El mal siervo dice en su corazón: “Mi señor tarda en venir”. Mateo 24:48. No dice que Cristo no vendrá. No se burla de la idea de la segunda venida. Pero en su corazón y por sus acciones y palabras, declara que la venida de su Señor tarda. Destierra del ánimo ajeno la convicción de que el Señor va a venir prestamente. Su influencia induce a los hombres a una demora presuntuosa y negligente. Los confirma en su mundanalidad y estupor. Las pasiones terrenales y los pensamientos corruptos se posesionan de su mente. El mal siervo come y bebe con los borrachos, y se une con el mundo en la búsqueda de placeres. Hiere a sus consiervos acusando y condenando a los que son fieles a su Maestro... 

El advenimiento de Cristo sorprenderá a los falsos maestros. Están diciendo: “Paz y seguridad”. Como los sacerdotes y doctores antes de la caída de Jerusalén, esperan que la iglesia disfrute de prosperidad terrenal y gloria. Interpretan las señales de los tiempos como indicios de esto. Pero ¿qué dice la Palabra inspirada? “Vendrá sobre ellos destrucción repentina”. 1 Tesalonicenses 5:3... 

Los hombres están postergando la venida del Señor. Se burlan de las amonestaciones. Orgullosamente se jactan diciendo: “Todas las cosas permanecen así como desde el principio”. 2 Pedro 3:4. “Será el día de mañana como éste, o mucho más excelente”. Isaías 56:12. Nos hundiremos aun más en el amor a los deleites. Pero Cristo dice: “He aquí, yo vengo como ladrón”. Apocalipsis 16:15. En el mismo tiempo en que el mundo pregunta con desprecio: “¿Dónde está la promesa de su advenimiento?” se están cumpliendo las señales. 2 Pedro 3:4. Mientras claman: “Paz y seguridad”, se acerca la destrucción repentina. 1 Tesalonicenses 5:3. Cuando el escarnecedor, el que rechaza la verdad, se ha vuelto presuntuoso; cuando la rutina del trabajo en las diversas formas de ganar dinero se lleva a cabo sin consideración a los principios; cuando los estudiantes procuran ávidamente conocerlo todo menos la Biblia, Cristo viene como ladrón.


Respuesta  Mensaje 5 de 7 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 23/11/2022 18:54
 A LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO .LOS PERDIDOS Y SUS IDOLOS AL ACEPTAR LA MARCA DE LA BESTIA Apocalipsis 9:20,21.  Pero los demás hombres, los no exterminados por estas plagas, no se convirtieron de las obras de sus manos; no dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, que no pueden ver ni oír ni caminar.

21 No se convirtieron de sus asesinatos ni de sus hechicerías ni de sus fornicaciones ni de sus rapiñas.Cristo a su regreso un gran terremoto ¡Con cuánta frecuencia oímos hablar de terremotos y ciclones, así como de la destrucción producida por incendios e inundaciones, con gran pérdida de vidas y propiedades! Aparentemente estas calamidades son estallidos caprichosos de las fuerzas desorganizadas y desordenadas de la naturaleza, completamente fuera del dominio humano; pero en todas ellas puede leerse el propósito de Dios.Los fundamentos de la tierra parecen derrumbarse—Síguese un gran terremoto, “cual no fue jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra”. Vers. 18. El firmamento parece abrirse y cerrarse. La gloria del trono de Dios parece cruzar la atmósfera. Los montes son movidos como una caña al soplo del viento, y las rocas quebrantadas se esparcen por todos lados. Se oye un estruendo como de cercana tempestad. El mar es azotado con furor. Se oye el silbido del huracán, como voz de demonios en misión de destrucción. Toda la tierra se alborota e hincha como las olas del mar. Su superficie se raja. Sus mismos fundamentos parecen ceder. Se hunden cordilleras. Desaparecen islas habitadas. Los puertos marítimos que se volvieron como Sodoma por su corrupción, son tragados por las enfurecidas olas. “La grande Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del furor de su ira”. Vers. 19. Pedrisco grande, cada piedra, “como del peso de un talento” (vers. 21), hace su obra de destrucción. Las más soberbias ciudades de la tierra son arrasadas. Los palacios suntuosos en que los magnates han malgastado sus riquezas en provecho de su gloria personal, caen en ruinas ante su vista.—   Se cuentan entre los instrumentos por medio de los cuales él procura despertar en hombres y mujeres un sentido del peligro que corren .La sacudida” del terremoto “fue seguida instantáneamente del hundimiento de todas las iglesias y conventos, de casi todos los grandes edificios públicos y más de la cuarta parte de las casas. Unas horas después estallaron en diferentes barrios incendios que se propagaron con tal violencia durante casi tres días que la ciudad quedó completamente destruida. El terremoto sobrevino en un día de fiesta en que las iglesias y conventos estaban llenos de gente, y escaparon muy pocas personas” “El terror del pueblo era indescriptible. Nadie lloraba; el siniestro superaba la capacidad de derramar lágrimas. Todos corrían de un lado a otro, delirantes de horror y espanto, golpeándose la cara y el pecho, gritando: ‘¡Misericordia! ¡Llegó el fin del mundo!’ Las madres se olvidaban de sus hijos y corrían de un lado a otro llevando crucifijos. Desgraciadamente, muchos corrieron a refugiarse en las iglesias; pero en vano se expuso el sacramento; en vano aquella pobre gente abrazaba los altares; imágenes, sacerdotes y feligreses fueron envueltos en la misma ruina 
Allí hay sacerdotes y prelados papistas, que dijeron ser los embajadores de Cristo y que no obstante emplearon instrumentos de suplicio, calabozos y hogueras para dominar las conciencias de su pueblo. Allí están los orgullosos pontífices que se ensalzaron por encima de Dios y que pretendieron alterar la ley del Altísimo. Aquellos así llamados padres de la iglesia tienen que rendir a Dios una cuenta de la que bien quisieran librarse. Demasiado tarde ven que el Omnisciente es celoso de su ley y que no tendrá por inocente al culpable de violarla. Comprenden entonces que Cristo identifica sus intereses con los de su pueblo perseguido, y sienten la fuerza de sus propias palabras: “En cuanto lo hicisteis a uno de los más pequeños de estos mis hermanos, a mí lo hicisteis”. Mateo 25:40.

Los impíos advierten que su vida ha sido un fracaso—Cuando la voz de Dios ponga fin al cautiverio de su pueblo, será terrible el despertar para los que lo hayan perdido todo en la gran lucha de la vida. Mientras duraba el tiempo de gracia, los cegaban los engaños de Satanás y disculpaban su vida de pecado. Los ricos se enorgullecían de su superioridad con respecto a los menos favorecidos; pero habían logrado sus riquezas violando la ley de Dios. Habían dejado de dar de comer a los hambrientos, de vestir a los desnudos, de obrar con justicia, y de amar la misericordia. Habían tratado de enaltecerse y de obtener el homenaje de sus semejantes. Ahora están despojados de cuanto los hacía grandes, y quedan desprovistos de todo y sin defensa. Ven con terror la destrucción de los ídolos de María crucifijos  que prefirieron a su Creador. Vendieron sus almas por las riquezas y los placeres terrenales, y no procuraron hacerse ricos en Dios. El resultado es que sus vidas terminan en fracaso; sus placeres se cambian ahora en amargura y sus tesoros en corrupción. La ganancia de una vida entera les es arrebatada en un momento.—

Los impíos llenos de remordimiento—Los impíos están llenos de pesar, no por su indiferencia pecaminosa para con Dios y sus semejantes, sino porque Dios haya vencido. Lamentan el resultado obtenido; pero no se arrepienten de su maldad. Si pudiesen hacerlo, no dejarían de probar cualquier medio para vencer... 

Ningún lenguaje puede expresar la vehemencia con que los desobedientes y desleales desean lo que perdieron para siempre: la vida eterna. Los hombres a quienes el mundo idolatró por sus talentos y elocuencia, ven ahora las cosas en su luz verdadera. Se dan cuenta de lo que perdieron por la transgresión, y caen a los pies de aquellos a quienes despreciaron y ridiculizaron a causa de su fidelidad, y confiesan que Dios los amaba.—


Respuesta  Mensaje 6 de 7 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 24/11/2022 02:35


La última gran batalla entre el bien y el mal

Dos grandes poderes antagónicos se revelan en la última gran batalla. En un lado está el Creador del cielo y de la tierra. Todos los que están a su lado llevan su sello; son obedientes a sus mandamientos Apocalipsis 14:7,14:12,7:2,3 9:4 . EXODO 20:1,17,Exodo31:12,18 APOCALIPSIS s 15:2 SABADO SEPTIMO DIA DE LA CREACION Y SU LEY DEL CIELO SINAI EN TABLAS DE PIEDRA  Al otro lado está el príncipe de las tinieblas  SATANAS PAPADO con los que han preferido la apostasía y la rebelión los que tendrán la marca de la bestia y su imagen VATECISMO LAUDATO SI CAMBIO CLIMATICO COP27 ONU DOMINGO PRIMER DIA DE LA SEMANA  APOCALIPSIS s 13:17,18,14:8,11, cap17,cap16 ,cap 19:20,21 19:15 ,20:14,15 ..—  Un terrible conflicto está ante nosotros. Nos estamos acercando a la batalla del gran día del Dios Todopoderoso. Lo que se ha mantenido en control, va a desatarse. El ángel de la misericordia está plegando sus alas, preparándose para descender del trono y dejar el mundo bajo el control de Satanás. Los principados y potestades de la tierra están en amarga revuelta contra el Dios del cielo. Están llenos de odio contra los que le sirven, y pronto, muy pronto, se peleará la última gran batalla entre el bien y el mal. La tierra será el campo de batalla, la escena de la contienda final y de la victoria final. Aquí, donde por tanto tiempo Satanás ha encabezado a los hombres contra Dios, la rebelión será suprimida para siempre.—

Las batallas que se riñen entre los dos ejércitos son tan reales como las que entablan los ejércitos de este mundo, y son destinos eternos los que dependen del resultado del conflicto espiritual.—



Respuesta  Mensaje 7 de 7 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 10/08/2023 00:35

ESCRITO ESTA EN LA SANTA BIBLIA ESCRITO CON EL DEDO DE DIOS CRISTO Y EL SELLO CARACTER DEL PUEBLO DE CRISTO PARA RECIBIR LA VIDA ETERNA.  EXODO 20:1,17 ,31:12,18 APOCAL 14:7,14:12,7:2,3,22:14,15:2 
Éxodo 20-> Ver. 
[V.1-> Habló Dios. El escenario ya se había alistado para la proclamación de la ley moral que, siempre, de allí en adelante, ha permanecido como la norma fundamental de conducta para incontables millones. Nadie negará que éste fue uno de los sucesos trascendentales y decisivos de la historia. Tampoco puede nadie negar la necesidad vital que tienen todos los hombres de un código tal de conducta debido a sus imperfecciones morales y espirituales y su tendencia a hacer lo que es malo. El Decálogo descuella por encima de todas las otras leyes morales y espirituales. Abarca toda la conducta humana. Es la única ley que puede controlar con eficacia la conciencia. Es un manual condensado de la conducta humana que abarca todo lo que atañe al deber humano en todos los tiempos. Nuestro Señor se refirió a los mandamientos como el camino por el cual se puede alcanzar la vida eterna (Mat 19:16-19). Son adecuados para toda forma de sociedad humana; son aplicables y están en vigencia mientras dure el mundo (Mat 5:17; Mat 5:18). Nunca pueden volverse anticuados pues son la expresión inmutable de la voluntad y del carácter de Dios. Con buena razón Dios los entregó a su pueblo tanto oralmente como por escrito (Exo 31:18; Deu 4:13). Aunque fue dado al hombre por la autoridad divina, el Decálogo no es una creación arbitraria de la voluntad divina. Más bien es una expresión de la naturaleza divina. El hombre fue creado a la imagen de Dios (Gen 1:27), fue hecho para ser santo como él es santo (1Pe 1:15; 1Pe 1:16), y los Diez Mandamientos son la norma de santidad ordenada por el cielo (ver Rom 7:7-25). La clave de la interpretación espiritual de la ley fue dada con toda claridad por nuestro Señor Jesucristo en el inmortal Sermón del Monte (léase Mat. caps. 5-7). El Decálogo es la expresión no sólo de la santidad sino también del amor (Mat 22:34-40; Jn 15:10; Rom 13:8-10; Jn 2:4). Si carece de amor cualquier servicio que prestemos a Dios o al hombre, no se cumple la ley. Es el amor quien nos protege de violar los Diez Mandamientos pues, ¿cómo podríamos adorar otros dioses, tomar el nombre de Dios en vano y descuidar la observancia del día de reposo, si verdaderamente amamos al Señor? ¿Cómo podemos robar lo que pertenece a nuestro prójimo, testificar contra él o codiciar sus posesiones, si lo amamos? El amor es la raíz de la fidelidad para con Dios y de la honra y el respeto por los derechos de nuestros prójimos. Este siempre debiera ser el gran motivo que nos mueva a la obediencia Jn 14:15; Jn 15:10; 2Co 5:14; Gal 5:6). Cuando un hombre viene primero a Cristo, con pleno conocimiento se abstendrá de todo el mal al cual ha estado acostumbrado. En su origen, con el propósito de ayudar a los pecadores a distinguir entre el bien y el mal, el Decálogo fue dado principalmente en forma negativa. La repetición de la palabra "No" demuestra que hay fuertes tendencias en el corazón que deben ser suprimidas (Jer 17:9; Rom 7:17-23; 1Ti 1:9; 1Ti 1:10). Pero esta forma negativa abarca un amplio y satisfactorio campo de acción moral que se abre ante el hombre, y permite toda la amplitud de desarrollo del carácter que es posible. El hombre sólo está restringido por las pocas prohibiciones mencionadas. El Decálogo certifica de la verdad de la libertad cristiana (Stg 2:12; 2Co 3:17). Aunque la letra de la ley, debido a sus pocas palabras, pueda parecer estrecha en sus alcances, su espíritu es "amplio sobremanera" (Sal 119:96). El hecho de que los Diez Mandamientos fueran escritos en dos tablas de piedra, hace resaltar su aplicación a dos clases de obligaciones morales: deberes para con Dios y deberes para con el hombre (Mat 22:34-40). Nuestras obligaciones para con Dios están forzosamente ligadas con nuestras obligaciones para con el hombre, pues el descuido de los deberes tocantes a nuestro prójimo rápidamente será seguido por el descuido de nuestros deberes para con Dios. La Biblia no ignora la distinción entre la religión (deberes directamente relacionados con Dios) y la moral (deberes que surgen de las relaciones terrenales), sino que une ambas en un concepto más profundo: que todo lo que uno hace es hecho, por así decirlo, para Dios, cuya autoridad es suprema en ambas esferas (ver Miq 6:8; Mat 25:34-45; Stg 1:27; Jn 4:20). Siendo palabras de Dios, los Diez Mandamientos deben distinguirse de las "leyes" (Exo 21:1) basadas en ellos, e incluidas con ellos, en el "libro del pacto" para constituir la ley estatuida de Israel (ver Exo 24:3). Las dos tablas que comprenden el Decálogo -con exclusión de las otras partes de la ley - son llamadas de diversas formas: "el testimonio" (Exo 25:16), "su pacto" (Deu 4:13), "las palabras del pacto" (Exo 34:28), las "tablas del testimonio" (Exo 31:18; Exo 32:15) y "las 613 tablas del pacto" (Deu 9:9-11). Esas tablas de piedra, y sólo ellas, fueron colocadas dentro del arca del pacto (Exo 25:21; 1Rey 8:9). Fueron así consideradas, en un sentido especial, como el vínculo del pacto. La colocación de las tablas debajo del propiciatorio permite comprender la naturaleza del pacto que Dios hizo con Israel. Muestra que la ley es la base, el fundamento del pacto, el documento obligatorio, el título de la deuda. Sin embargo, sobre la ley está el propiciatorio, salpicado con la sangre de la propiciación, un testimonio reconfortante de que hay perdón en Dios para los que quebrantan los mandamientos. El AT uniformemente hace una clara distinción entre la ley moral y la ley ceremonial (2Rey 21:8; Dan 9:11). ]





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