Etimología
La etimología de Cataluña permanece incierta aunque han sido varias las posibilidades señaladas. El topónimo como tal se encuentra por primera vez en forma escrita hacia 111710 en la forma latina que aparece en el poema pisano Liber maiolichinus de gestis pisanorum illustribus.11 En ese texto, en el cual se describen las gestas que los pisanos realizan con los catalanes para abordar la conquista de Mallorca, aparecen varias referencias al conde Ramón Berenguer III (Dux Catalanensis, Rector Catalanicus hostes, Catalanicus heros, Christicolas Catalanensesque) así como referencias étnicas como catalanenses o catalanensis y al territorio de estos, Catalania. Posteriormente, también aparece la expresión in Catalonia en unas donaciones que el rey Alfonso II hizo a su esposa en 1174,12 así como en diversas ocasiones (Cathalonia) en el testamento del rey13 y en cantos de trovadores occitanos (Catalonha).14 En tiempos de su hijo y sucesor Pedro el Católico vuelve a mencionarse en la declaración de la asamblea de Paz y tregua de 1200, en que se delimita su ámbito de vigencia: Haec est pax quam dominus Petrus (...) constituit per totam Cataloniam, videlicet a Salsis usque ad Ilerdum.15 La primera vez que aparece en catalán es en el Llibre dels fets de Jaime I el Conquistador, en la segunda mitad del siglo XIII.
Sin embargo, la razón de este nombre no está clara. Algunos postulan que la palabra procede de Gotholandia (país de los godos) a través de Gothia o Gotia que era como los francos denominaban también la Marca Hispánica, debido a la presencia de población visigoda en Septimania y el norte de la actual Cataluña tras la caída del reino visigodo, aunque la transformación fonética es discutible. De igual modo, se sugiere Gothoalania (país de godos y alanos) pese a no haber referencias de este segundo pueblo en territorio catalán. Un historiador medieval, Pere Tomic, sugiere la existencia hacia el siglo VIII de un caballero alemán llamado Otger Cathaló, al que por sus gestas de conquista, Carlomagno dedicó su nombre a las tierras del sur de los Pirineos. Otra propuesta sugiere que por las necesidades defensivas de la Marca se levantaron muchas fortificaciones. Sus guardas eran los castellanos que en el bajo latín medieval tomaría el nombre de castlanus de cuya voz surgen las formas catalanas castlà, catlà y carlà.16 De estas formas, los extranjeros que pasaban por sus tierras habrían comenzado a nombrar así a los habitantes y su territorio (català > Catalonia, Catalaunia), por lo que Cataluña significaría «tierra de castillos».17 Sin embargo, esta explicación ha sido cuestionada por dificultades fonéticas. Autores modernos como Ronjat (Grammaire historique des parlers provençaux modernes) y Grammont (Sur la métathèse) defienden que el topónimo procede de una alteración de la latina referida a los lacetanos (LACETANI). La transformación se daría por metátesis entre la -l y la -c: lacetanos > catelanos > catelans.18 Este proceso debió darse entre las capas populares y en tiempos remotos, previos a cualquier influencia erudita. Actualmente, esta etimología y la referida a los godos son las más extendidas. Además de las comentadas hay aún más propuestas etimológicas menos conocidas. Por ejemplo, tanto catalán como castellano podrían derivar de una fusión de las palabras góticas guta y athala,19 con el significado de "noble godo", o "hidalgo godo". En este sentido, Otger Cathaló podría ser Otger el noble godo.
Una interpretación surgida en el siglo XV, descartada entre otros por Antonio Agustín y calificada de absurda por Félix Torres Amat, pretende derivar el nombre de Cataluña, de los Campos Cataláunicos.20 Según ello, el nombre derivaría de la intitulación "Catalaunicus" del rey visigodo Turismundo, cuya dinastía llegó a dominar territorios a ambos lados de los Pirineos. Dicha intitulación tiene su antecedente en los sucesos siguientes: El 20 de junio del año 451, en los Campos Cataláunicos (región de la tribu gala catalauni, que puede estar vinculada a la tribu celta-belga de los Catuvellaunos, mencionados por Dion Casio) cuya terminología da el nombre a la ciudad de Chlons (Chatalan) y a la Champaña (Champs), ocurrió una gran batalla entre los hunos de Atila (con sus aliados ostrogodos, gépidos y hérulos), frente a los romanos de Flavio Aecio (con sus aliados visigodos y alanos), donde murieron más de veinte mil guerreros. En dicha batalla, Atila, al frente de sus jinetes, atacó por el centro a los alanos, y los ostrogodos atacaban por la derecha a los visigodos, mientras los gépidos y hérulos atacaban por la izquierda a los soldados romanos de Aecio, que dominaban una colina. En el combate pereció el rey visigodo Teodorico I, por lo que su hijo Turismundo fue nombrado rey en mitad del combate, para luego provocar la desbandada de los ostrogodos e inclinar el combate en contra de la confederación de Atila, que también fue obligado a retirarse. Luego de la batalla, el rey visigodo Turismundo regresó a su capital Toulouse, donde a raíz de esa victoria, fue intitulado como rey Turismundo "Catalaunicus", lo cual fue el germen de la futura denominación catalana y de la Cataluña pirenaica.21
Historia
Tras la desintegración del Imperio carolingio, el condado de Barcelona, que había formado parte de la Marca Hispánica del Imperio, alcanzó una independencia de facto a finales del siglo X y consiguió agrupar en torno a él, mediante vínculos familiares o de vasallaje, a una parte importante de la actual Cataluña, principalmente los condados de Gerona, Osona, Besalú, Cerdaña y Ampurias. En el siglo XII, el condado de Barcelona y el reino de Aragón se unieron dinásticamente mediante los esponsales acordados entre Ramiro II de Aragón y Ramón Berenguer IV de Barcelona en 1137, por los que el conde barcelonés contraería matrimonio con la futura reina aragonesa Petronila. En el siglo XIV, ya como Principado de Cataluña, tuvo un destacado papel económico en el marco del comercio mediterráneo. Con el declive de la Corona decayó Cataluña, que no volvió a prosperar hasta la industrialización.
A partir del segundo tercio del siglo XIX se desarrolló la Renaixença, un movimiento cultural de recuperación del catalán como lengua de cultura. En las décadas siguientes fue tomando cuerpo el catalanismo político, que se agrupó en partidos como la Lliga Regionalista y posteriormente Esquerra Republicana. Tras los primeros proyectos de autogobierno que culminaron primero en la Mancomunidad de Cataluña (1913-1923) y luego en la restauración de la Generalidad de Cataluña y aprobación del Estatuto de autonomía de Cataluña de 1932 durante la Segunda República, la Guerra Civil y el período franquista (1939-1975) supusieron, tanto en Cataluña, como en el resto de España, la anulación de las libertades políticas, además de la prohibición del catalán en el ámbito oficial y educativo, que no fueron plenamente recuperadas hasta la Transición democrática y la entrada en vigor de la nueva Constitución española de 1978, en la que se reconoce la existencia de comunidades autónomas dentro de España. Al amparo de la Constitución se aprobó un nuevo Estatuto de Autonomía en 1979 que recuperó el uso oficial del catalán, posteriormente sustituido por el Estatuto de 2006, que tras algunas modificaciones dictadas por el Tribunal Constitucional en 2010, es el actualmente vigente.
https://es.wikipedia.org/wiki/Catalu%C3%B1a