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DESORDEN DEPERSONALIZACION FORO: ME SIENTO DESCONECTADO CUANDO TENGO UN ENCUENTRO SEXUAL
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De: LaDraCaroline  (Mensaje original) Enviado: 10/09/2009 01:08

ME SIENTO DESCONECTADO DE MI MISMO CUANDO ESTOY EN UN ENCUENTRO SEXUAL

domingo 6 de septiembre de 2009 by DraCaroline - Leave a comment


En el siguiente caso que relatare he alterado los nombres para salvaguardar la confidencialidad de las personas y bajo su permiso me es permitido compartir este caso tan especial. Es un tema muy importante a tocar, existen muchas muchas personas que lo padecen pero no se atreven a hablarlo. Aquí lo hablaremos con mucho respeto para que acudan a pedir ayuda profesional.

Cuando Paul tenía 29 años vino a mi consultorio, era la primera vez en su vida que acudía por ayuda profesional. Era también la primera vez en su vida que se había involucrado en una relación seria con una mujer. Betty, su novia por espacio de un año, se vino a dar cuenta que Paul sufría cuando ellos tenían relaciones sexuales. Al principio, sus impresiones eran vagas y sin forma. De alguna manera, Paul parecía de pronto desconectado y desenvolucrado en medio de un encuentro sexual. El perdió su acostumbrado afecto, actuaba distante y en forma mecánica, y parecía casi aliviado cuando todo terminaba. Después, al día siguiente, el parecía revertirse a su yo usual.

Después de unos pocos meses, Betty empezo a confiar en sus impresiones más y más. Y a causa de que también se sentía más cómoda con Paul, ela decidió tener una charla con él sobre esta experiencia. Ella le dijo a él lo que pensaba y sentía, y para su sorpresa él rápidamente, y con algo de alivio, reconoció que algo muy inusual le pasaba cuando ellos tenían intimidad y también en otras veces en que ella no se había dado cuenta.


Paul le reveló a Betty que cuando ellos tenían intimidad sexual, repentinamente él se sentía desconectado e irreal, como si dejara su cuerpo y observara la escena como una tercera persona. Él casi se sentía como si estuviera flotando sobre su cama, observando todo sin estar involucrado emocionalmente. Él sabía muy bien que era él mismo, pero sus acciones eran superficiales, y él meramente seguía los movimientos íntimos sin ningún sentimiento de participación. Aún cuando estaba involucrado con este escenario, el sabía que no era normal.

Pero eso era todo lo que sabía desde que tuvo su primer encuentro sexual a los 17 años. Ahora lo estresaba mucho porque quería sentir y porque realmente quería a Betty.
Después de que terminaban la desconexión permanecía con él, a menudo hasta el día siguiente por la mañana que se levantaba o bien hasta días después.

La intimidad sexual no era únicamente la circunstancia que lo hacía sentir desconectado, se lo confesó a su novia. Por muchos años, el había sufrido episodios de despersonalización que duraban de minutos a días en situaciones donde él de alguna manera se sentía amenazado, atrapado o violado. Se sentía muy culpable que estando en intimidad con su amada pareciera vivir esa circunstancia.

Describió a Betty un incidente que ocurrió un año antes, cuando su patrón se puso muy bravo y se salió de la raya con él. Paul era un competente técnico en computadoras, empleado de una gran compañía desde hacía 4 años, y bien respetado. Una vez, su jefe, de quién su comportamiento era errático e imprescindible, se puso furioso con Paul porque había fallado en cumplir a tiempo un problema en el software de un importante cliente. Él se desquito con Paul, le dijo que "él sabía porque él estaba así" y que "él merecía lo que le sucedía". Paul de pronto se sintió fuera de este mundo, abandonando la escena como si estuviera mirando como un observador fuera de la escena. No sentía nada, estaba demasiado congelado para responder, y caminó como un zombie por unos días hasta que la situación se aclaró y su jefe se disculpó por toda su conducta tan odiosa.

"Sé que otras personas le hubieran respondido de la misma manera, o por lo menos haber tomado la situación a otro nivel superior. Pero solo desaparecí dentro de mi. Me conduje a un lugar de la nada, donde no había ningún sentimiento, como si estuviera muerto", recuerda Paul.


Betty le pidió a Paul que si tenía alguna idea de donde venían todas estas experiencias. Ella nunca había escuchado nada parecido anteriormente y le daba mucho miedo, aunque hizo lo mejor que pudo para darle apoyo y comprenderlo. Paul aceptó que sus experiencias eran rarísimas y que él nunca escucho a nadie quejarse de estos estados. Esto le causaba mucha preocupación. Betty le solicitó apremiadamente que buscara ayuda psicológica. Sin muchas ganas, él hizo una cita conmigo a través de la recomendación de un buen amigo quién le insistió que viniera a verme.


Paul vino a su primera sesión, aterrorizado pero determinado a buscar ayuda. Me describió lo que ya le había contado a Betty. Le escuche atentamente, anime a Paul que continuara en cualquier momento que se sintiera paralizado para reflexionar en lo absurdo de sus experiencias. Le dije entonces que existía un nombre para la condición que el estaba describiendo: "despersonalización". Paul jamás en su vida había escuchado ese término y se sintió muy aliviado, casi alegre por un momento, sentir que no estaba loco y que no era el único, sino que su condición era conocida lo suficiente por mi para reconocer sus síntomas y darles un nombre. "Despersonalización" era un nombre que encajaba muy bien con lo que sentía: que no se sentía como una persona, su propia persona, cada vez que "este estado" lo visitaba.



Le pregunté a Paul cuando comenzó todo. Paul no sabría cuando, porque el ya había experimentado esto tan lejos como él podía recordarlo, aún antes de empezar la escuela primaria. Tan estresante como lo era esta condición, era terriblemente familiar para él: algo con lo que él había vivido toda su vida. Le pregunté entonces acerca de su vida temprana y sus memorias. Paul me dijo que había sido hijo único, él cual nunca conoció a su padre. (El padre los había abandonado a él y a su madre cuando tenía apenas 3 meses de edad y nunca vino a verlos). Paul recordó crecer muy solito, aislado con su madre. Sus padres vivían muy lejos, y en sus primeros años él había tenido muy poco contacto con otros adultos o niños. Entonces le dije que profundizará y recordara todo lo que pudiera de sus primeros añitos.


Con gran vergüenza pero con poco problema para recordar, Paul me reveló que su madre le hacía cosas "extrañas" a él. Cada noche cuando le daba un baño, ella le hacía caricias y le tocaba sus genitales. Cuando lo ponía en su cama, hacía lo mismo. Ella los llamaba nombres de cariño, los cuales recordaba con un sabor amargo- él sabía que ella lo amaba a su manera, y ella nunca había sido "mala" o violenta. Algunas veces su madre aún le decía a Paul, cuando él se comportaba mal, que él "se lo merecía" antes de engancharse en su ritual acostumbrado. Cuando Paul tenía 8 años de edad o más, su madre gradualmente disminuyó sus rituales y terminaro de hacerlo. Él nunca se lo dijo a nadie, y aún cuando él los recordó vividamente con un sentimiento secreto de vergüenza, el nunca le dió mucha importancia. Él de hecho no estaba ni seguro si eso era usual o no.

Le dije a Paul que esos rituales eran inusuales, que no eran normales entre una madre y un hijo y que claramente tenían que ver con su síntomas de depersonalización de toda la vida. Le expliqué que para algunas personas, desconectarse de experiencias intolerables y sentirlas como si no se las estuvieran haciendo a ellos era una manera de adaptarse a circunstancias abrumadoras y que por otra parte no podían controlar. Le expliqué que claramente las situaciones en su vida que le recordaban la intimidad sexual como amenazadora que no podría controlar, aún provocaban en él despersonalización. Le recomendé que Paul continuara viendome en terapia de habla para ayudarlo mejor a entender y trabajar a través de su trauma en la niñez y los síntomas que lo acompañaban.

Dios me los bendiga, sigan enviando sus consultas a dracaroline@dracaroline.com que con cariño y respeto orientare

Su amiga del alma
DraCaroline


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