“No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra” (Gálatas 6:7)

La vida nos da lo que nosotros le sembramos a ella. Si usted da amor, cariño, y ha sido fiel y leal a sus padres y amigos, eso cosechará en el futuro. Por eso, es vital sabernos conducir con la vida y cada persona y sobre todo con Dios.

Una historia anónima dice:

Un niño y su padre estaban caminando en las montañas. De repente, el hijo se cae, se lastima y grita: -¡ayyy! Para su sorpresa oye una voz repitiendo en algún lugar de la montaña: -¡ayyyy!

¿Quién esta ahí? Recibe una respuesta: ¿Quién esta ahí? Enojado con la respuesta el niño grita: -cobarde. Y recibe de respuesta: -cobarde.

El niño mira a su padre y le pregunta: ¿Qué sucede? El padre, sonríe y le dice: -Hijo mío, presta atención. Y entonces el padre grita a la montaña: -Te admiro. Y la voz le responde: -Te admiro.

De nuevo, el hombre grita: -Eres un campeón. Y la voz le responde: -Eres un campeón. El niño estaba asombrado, pero no lo entendía. Luego, el padre le explica: -La gente lo llama eco, pero en realidad es la vida. Te devuelve todo lo que le dices o haces. Nuestra vida es simplemente un reflejo de nuestras acciones.

Si deseas más amor en el mundo, crea más amor a tu alrededor. Si deseas felicidad, da felicidad a los que te rodean. Si quieres una sonrisa en el alma, da una sonrisa al alma de los que conoces.

Tu vida no es una coincidencia, es un reflejo de ti mismo. Por eso, hijo, recuerda aquello que alguien sabiamente dijo: “Si no te gusta lo que recibes de vuelta, revisa muy bien lo que estás dando”.

Por eso de tiempo a Dios, para que tenga más conocimiento de Él y sepa que hacer para conducirse en esta vida. Ore y no desmaye, este alerta y ayude al que necesita consuelo, y enseñe a sus hijos, para que ellos lo ayuden a usted.

ORACIÓN:

Señor que al dar amor y servicio pueda cosechar lo mismo...

(del devocional  labilia dice)