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†☼♥REFLEXIONES♥†♥ : MIEDO: EL GRAN ENEMIGO DE NUESTRA FE Y EL PLAN DE DIOS PARA EL MATRIMONIO
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De: MAGVBIL  (Mensagem original) Enviado: 15/02/2016 15:24





Hola mis amados:


Interesante conocer lo que en realidad es el miedo y quien lo produce, también que la fe es algo que a Dios le agrada y debemos manifestarla en todo lo que pensamos, decimos o creemos, porque sin la fe llevaremos una vida derrotada y eso no es lo que el Señor quiere, Él nos ha dado espíritu de poder, amor y dominio propio, por ende aferrémonos a esta promesa para tener la clase de vida que Jesús nos enseñó y así vivir en victoria.

 

MIEDO: EL GRAN ENEMIGO DE NUESTRA FE

 Chris Sarno

 

El miedo es el enemigo número uno de nuestra fe. El miedo es una de las mejores armas del enemigo —utilizada para paralizarnos y destruirnos—. Si le dejamos, el diablo usará el miedo cada vez que tenga la oportunidad, tratando de irrumpir y destruir cada área de nuestra vida.

Una vez que entendemos cómo obran el miedo y la fe, se hace más fácil para nosotros funcionar en fe y crecer en nuestra relación con Dios.

Miedo y fe son opuestos —o, en lugar de eso, miedo y fe son creencias en fuerzas opuestas. En otras palabras, el miedo es creer en lo que el diablo puede hacer y hará. La fe es creer en lo que Dios puede hacer y hará. Y cuando la fe (creer en Dios y Su Palabra) se manifiesta, el miedo debe irse.

Sin embargo, cuando el miedo se manifiesta (nuestra creencia en lo que el diablo hará), nuestra fe comienza a caer. Por supuesto, Dios es más grande y más fuerte que el diablo. Pero cuando nosotros mismos escogemos creer en el poder del diablo en lugar de creer en el poder de Dios (cuando escogemos el miedo en lugar de la fe), el miedo debilita nuestra fe y hace que tenga muy poco efecto en nuestras vidas.

El miedo y la fe no pueden coexistir juntos. Tú puedes tener miedo respecto a alguna cosa en tu vida cristiana, y tener fe respecto a otra, pero no puedes tener miedo y fe respecto a la misma cosa al mismo tiempo. Miedo y fe no pueden coexistir, tanto como una persona no puede ir arriba y abajo al mismo tiempo.

¿De dónde viene el miedo?

Primero, no hemos nacido con miedo. El miedo no es algo que heredamos o algo que se transmite de generación en generación. Por el contrario: el miedo es algo que aprendemos. Lo adquirimos de nuestro ambiente, amigos, familia, compañeros de trabajo, distintas situaciones, preocupaciones y ansiedad sobre casi cualquier cosa.

Segundo, el miedo no viene de Dios. 2 Timoteo 1:7 (NVI) dice: “Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez,  sino de poder,  de amor y de dominio propio.” Es importante recordar que el miedo es meramente una herramienta del enemigo. Satanás utiliza el miedo para impedir nuestro crecimiento. Pero esta herramienta no tiene poder contra nosotros y no tiene autoridad sobre nosotros a menos que se lo permitamos. Si no permitimos que el miedo ingrese en cualquier área de nuestra vida, entonces Satanás no podrá utilizar su arma de miedo para dañarnos.

En un sentido, el miedo es un espíritu de inferioridad que puede paralizarnos si no le ponemos un alto. Cada vez que la fe dice que podemos, el miedo levanta su fea cabeza y nos dice que no podemos. Si escuchamos al miedo, nos quedamos paralizados —o inactivos—. En otras palabras, vamos a creer que no podemos y por lo tanto, no lo podremos hacer.

Pero la Biblia nos dice que Jesús vino para hacernos libres de la ley del pecado y de la muerte. El miedo, la preocupación, la ansiedad, la condenación y la culpa son todos productos de la ley del pecado y la muerte. Romanos 8:1-2 dice: “Ahora,  pues,  ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,  los que no andan conforme a la carne,  sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.”

Si examinamos honestamente nuestras vidas, vamos a descubrir que casi todos los problemas que enfrentamos son resultado del miedo. ¿Por qué? Una de las razones puede ser el hecho de que necesitamos fe para obtener todo lo que Dios tiene para nosotros. La Biblia dice que debemos vivir en fe (Hebreos 10:38). Sabemos que se requiere fe para obtener todo lo que Dios tiene para nosotros, y sabemos que el miedo es lo contrario a la fe. Por lo tanto, si no estamos experimentando todo lo que Dios tiene para nosotros, podría ser que estamos viviendo en miedo en vez de vivir en fe. Si ese es el caso, el miedo es un enemigo al que debemos estar dispuestos a derrotar.

No dejes que el miedo te quite tu potencial. No pienses que puedes ignorar o cubrir tu miedo con las distracciones del mundo. Ninguna de esas “soluciones” mundanas va a solucionar en verdad tu problema. Sólo Jesús puede darte lo que estás buscando.

Cada vez que comienzas a caminar en fe, seguramente que el miedo te va a preguntar: “¿Qué te hace pensar que puedes hacerlo?” Sólo recuerda que cuando la fe se manifiesta, el miedo se tiene que ir. Los dos no pueden existir juntos. Así que permanece en la fe, recordándote a ti y al diablo que Jesús te hizo libre de la ley del pecado y de la muerte (Romanos 8:1). No hay manera en la que Satanás pueda influenciarte a menos que prestes atención a sus palabras y le des espacio en tu vida.

 

EL PLAN DE DIOS PARA EL MATRIMONIO

Ken Blount


La segunda relación más importante en la vida de una persona. Bendición matrimonial. Castillos de colores y sueños hechos realidad. Su amada esposa esperándole en la casa, lista para cuidarle tal y como lo hizo su madre.

¿Es así como debe ser la cosa?

No. Dios quiere que tengamos matrimonios grandes y exitosos, Él ha designado la unión del matrimonio para traer plenitud, satisfacción y serenidad a nuestras vidas.

Pero, ¡No está en Hollywood!

No se trata solo de “enamorarse” y luego todo será perfecto, si usted piensa que así es la vida, talvez usted va tener que seguir buscando.

El matrimonio es, primero que nada, un compromiso. Dios ordenó que el matrimonio sea de por vida.

Pero una vez que usted hace este compromiso, esto no significa que usted y su esposa van a pasar su vida flotando nada más.

De hecho, una vez que uno se casa, verá que uno de los retos más grandes que usted enfrentará en su vida será el desarrollar un buen fluir de comunicación entre usted y su esposa. Y además, sin duda alguna, el mayor reto para tener un buen fluir de comunicación en su matrimonio es causado por las grandes diferencias entre hombres y mujeres.

¡EL HOMBRE Y LA MUJER SON DIFERENTES!

En mis 30 y más años de matrimonio, yo he descubierto una gran revelación.

¿Está usted listo para oírla?

Aquí esta: ¡EL HOMBRE Y LA MUER SON DIFERENTES!

El hombre y la mujer son diferentes en la forma de pensar, en la forma de actuar y en otros varios aspectos del carácter. Estas son un par de cosas que he descubierto en el matrimonio. Compare y vea si alguna de estas experiencias es igual o similar a las suyas.

Hombres – Conquistadores

Los hombres fueron diseñados para lograr, conseguir. Esto quiere decir que nos gusta tener retos y poder arreglarlos. Queremos ser los que puedan derribar a los problemas y tener respuestas claras y concisas. El hombre prospera en ser el proveedor y producir para el hogar.

Mujeres – Del Nido

Esto no significa de ninguna manera que las mujeres son menos inteligentes o incapaces de conseguir o alcanzar algo. Nada como esto podría estar más lejos de la verdad. (Para ser honesto, han habido ocasiones en las que mi esposa me intimidó a mí porque yo llegué a pensar que ella era más inteligente que yo). A lo que me refiero al decir del nido es que las mujeres, por naturaleza, son la parte del matrimonio que gusta de establecer el nido, o el hogar.

Hombres – Disfrutan de mugre

A los hombres les gusta salir fuera de casa y tener actividades externas. Caza, pesca y practicar deportes de todas las clases, son cosas que a los hombres les gusta hacer. Recuerde, que los hombres fueron hechos del polvo de la tierra en el principio, y esa debe ser la razón por la cual; seguimos yendo a la tierra.

Mujeres – Disfrutan la limpieza

Las mujeres no provienen de la tierra, por ende la tierra les molesta mucho más de lo que al hombre. A ellas, principalmente algo que no les gusta, es que los hombres lleven tierra a sus lindos y limpios hogares.

Hombres – Cabezotas

Los hombres por naturaleza, son mínimos en las palabras que usan.

Mujeres – Orientadas a los detalles

He escuchado decir que el hombre dice aproximadamente 12,500 palabras por día, pero la mujer dice como 25,000 palabras en un día. Esto ilustra claramente que las mujeres son más orientadas hacia los detalles que los hombres. (Algunas esposas les gusta guardar más de 20,000 de sus palabras diarias para compartir con sus maridos después de que ellos llegan a casa de su trabajo).

Espero que hasta aquí usted ya esté entendiendo lo que quiero decir en este punto. El hombre y la mujer se ven diferentes, y de hecho que tienen diferentes procesos al pensar. Pero es así como Dios los creó. Él pone a personas juntas, y ambas hacen una mezcla al juntarse.

Esto puede ser un reto, pero cuando trabajamos para poder fortalecer un matrimonio (y en esto hay mucho trabajo involucrado), cuando nos esforzamos en aprender qué es lo que hace que la otra persona se sienta bien, podemos llegar a combinar nuestras fortalezas y nuestras debilidades en uno solo y producir algo increíble. Se llama familia.


Es verdad que el Señor nos hizo muy diferentes pero precisamente para que seamos un complemento, para que lo que no tiene el uno lo supla el otro, es una bendición especial y por eso es que el matrimonio es hasta que la muerte nos separe, todo esto nos lleva a formar una familia y que los hijos aprendan de los padres para que mañana puedan ser los mejores cónyuges, por tanto que vivamos en la variedad y con la bendición del Señor.


Los amo y bendigo en Jesucristo.


MAGNOLIA



 

MÉTELA EN TU CORAZÓN 

Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo.  Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-

"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"

Salmo 119:11


 

 

 


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