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†☼♥REFLEXIONES♥†♥ : MIRANDO Y OBRANDO EN EL ESPÍRITU Y ¿ACEPTAS LOS DESAFÍOS?
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De: MAGVBIL  (Mensaje original) Enviado: 20/07/2016 13:32





Hola mis amados:

Tener la dirección del Santo Espíritu de Dios es una bendición enorme, porque siempre nos conducirá a lo mejor y con Él tenemos seguridad y una guianza efectiva, por eso el enemigo nos ataca para que dudemos, para que seamos presa del miedo, temor y duda, pero recordemos que no nos ha dado espíritu de cobardía sino de poder, amor y dominio propio, entonces con esto en mente y la convicción por medio de la fe, sigamos adelante con valor, avanzando en el camino que tenemos por delante sabiendo que no marchamos solos y que nos ha dado la victoria
 
 MIRANDO Y OBRANDO EN EL ESPÍRITU
 Por: Chris Sarno
 
Nuestra meta es caminar en el Espíritu porque seguir al Espíritu nos conduce a tener vida y paz. El evangelio de Mateo nos da un excelente ejemplo de cómo podemos permitir que nuestro miedo nos impida obrar en el Espíritu. En este ejemplo, el apóstol Pedro recibe revelación para ver en el ámbito espiritual, pero permite que el miedo se lleve lo mejor de él.
En Mateo capítulo 14, Pedro está en una barca con el resto de los discípulos, en medio de una tormenta marina cuando reconoce a Jesús caminando sobre las aguas. Al principio, Pedro y los otros tienen miedo, pero Jesús los llama y les dice que no teman.
MATEO 14:26-31 Y los discípulos,  viéndole andar sobre el mar,  se turbaron,  diciendo: ¡Un fantasma!  Y dieron voces de miedo.
Pero en seguida Jesús les habló,  diciendo: ¡Tened ánimo;  yo soy,  no temáis!
Entonces le respondió Pedro,  y dijo: Señor,  si eres tú,  manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca,  andaba sobre las aguas para ir a Jesús.
Pero al ver el fuerte viento,  tuvo miedo;  y comenzando a hundirse,  dio voces,  diciendo: ¡Señor,  sálvame!
Al momento Jesús,  extendiendo la mano,  asió de él,  y le dijo: ¡Hombre de poca fe!  ¿Por qué dudaste?
Luego de escuchar el llamado de Jesús, Pedro tuvo fe y creyó. Al ver lo que era posible en el Espíritu, Pedro quiso experimentar la vida que Jesús estaba experimentando, por lo que fue a Su alcance, saliendo del bote para unirse a Jesús en el agua. Al salir en fe, Pedro comenzó a obrar efectivamente en el Espíritu. Su fe lo llevó por muchos pasos, pero la ferocidad de la tormenta lo distrajo pronto. Una vez asustado, Pedro dejó de mirar a Jesús y comenzó a hundirse. Pedro permitió que el miedo tome control e impida que él actúe en la plenitud de lo que había visto disponible. El miedo apareció y la fe de Pedro lo dejó.
Esta historia es un gran ejemplo de cómo permitimos que el miedo (basado en lo que nuestros sentidos han percibido a nuestro alrededor) nos distraiga de nuestra fe. El miedo entra en nuestras vidas y evita que disfrutemos el tipo de vida que Dios ofrece. Dios nos ofrece incontables promesas bíblicas respecto a la prosperidad, paz, gozo, sanidad y mucho más; sin embargo, no logramos recibir muchas de esas promesas. ¿Por qué? ¿Es culpa de Dios? ¿Él las está reteniendo? No. En realidad, las hemos rechazado, porque hemos permitido que Satanás y sus herramientas, o este mundo y sus tácticas nos alejen de lo espiritual para llevarnos a lo carnal. Hemos permitido que el miedo anule nuestra fe.
Estudiando la Palabra de Dios, podemos ver claramente que Pedro escuchó directamente de Dios. Jesús mismo le dijo que camine sobre el agua. También vemos que no había duda en la mente de Pedro respecto a lo que Jesús le estaba invitando a hacer. Sin embargo, el miedo atacó. ¡Esto debería alentarnos! Tendemos a pensar que el miedo viene porque estamos haciendo algo mal o no estamos escuchando a Dios como deberíamos. Pero el miedo vino a Pedro cuando él estaba haciendo exactamente lo que Dios le había invitado a hacer. El miedo no era un castigo. Era un ataque del enemigo para impedir que Pedro haga lo que Dios le había llamado a hacer.
Desafortunadamente, Pedro no logró actuar de una manera más efectiva. Pero la lección que podemos rescatar de este pasaje es clara. Primero, el miedo no es necesariamente un indicador de que estamos fuera de la voluntad de Dios. De hecho, puede ser un intento de Satanás de sacarnos de la voluntad de Dios. Segundo, la manera en la que respondemos al ataque del miedo determina si vamos a seguir o no el llamado de Dios. Tercero, no es suficiente con simplemente escuchar de Dios o recibir una revelación espiritual (Pedro escuchó y recibió, pero aún así se hundió). Debemos obedecer totalmente las instrucciones de Dios respondiendo Su llamado con una fe completa y total, actuando contra el miedo que sentimos simplemente porque tenemos la Palabra de Dios respaldándonos.
Hemos visto que el miedo es una herramienta maligna, utilizada por el diablo para destruirnos. Todos sabemos lo que es tener miedo. Lo hemos sentido cuando se manifiesta a través de manos sudorosas y el estómago que tiembla, o en las circunstancias externas de la vida cotidiana que nos dan temor y dolor. La clave para vivir por fe es derrotar al miedo a través del poder de la Palabra de Dios.
En el mundo en que vivimos, el miedo está alrededor nuestro. Por ejemplo, en un hospital. Puedes sentir oscuridad caminando en los pasillos; el miedo habita allí. Pero el miedo no se limita a los hospitales. El miedo puede establecerse donde quiera se lo permitan. Si obedecemos a nuestros sentidos, tendremos miedo. Pero no tenemos que someternos a nuestros sentidos naturales; tenemos una elección. Podemos utilizar nuestros sentidos para saber que el miedo está presente y por lo tanto, podemos sacarlo.
Es durante esas oportunidades, esos momentos de miedo contra fe, cuando debemos recordar lo que Romanos 8:15-17 nos dice: Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor,  sino que habéis recibido el espíritu de adopción,  por el cual clamamos: ¡Abba,  Padre!
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu,  de que somos hijos de Dios.
Y si hijos,  también herederos;  herederos de Dios y coherederos con Cristo
No hemos recibido la esclavitud para tener miedo nuevamente. ¡Hemos sido hechos libres y nos hemos convertido en hijos del Dios Viviente! Ahora, por la maravillosa gracia de Dios y a través de la poderosa fuerza de Su Espíritu Santo, debemos hacer nuestra parte para resistir al miedo y elegir la fe.
Debemos recordar siempre quiénes somos: los amados hijos de Dios, nuevas criaturas en Cristo Jesús. A medida que crecemos en el conocimiento de quiénes somos en Cristo, a medida que renovamos nuestra mente con la Palabra de Dios, y a medida que nos entrenamos para ser guiados por el Espíritu en cada momento, recibiremos poder para escoger la fe —nuestra creencia inquebrantable e inamovible en la Palabra de Dios— incluso cuando el miedo ataque.

¿ACEPTAS LOS DESAFÍOS?‏

Thomas Young, nació el 13 de junio de 1773 en Milverton, Inglaterra. Leía a la edad de dos años.
A los catorce conocía el latín, hebreo, samaritano, caldeo, árabe, sirio, francés, italiano, persa, turco y etíope.
Estudio medicina en Cambridge. Investigó el funcionamiento del ojo humano, estableciendo que existen tres tipos de receptores cada uno de ellos sensible a uno de los colores primarios.
Descubrió como cambia la curvatura del cristalino para enfocar objetos a distintas distancias. En 1801 descubrió la causa del astigmatismo y comenzó a interesarse por la óptica.
En una célebre experiencia que lleva su nombre, encontró que si dejaba pasar luz, que provenía de una única fuente, a través de dos pequeñas rendijas muy próximas, la luz daba lugar a unas bandas brillantes que alternaban con otras más oscuras.
Basándose en el fenómeno de interferencia que se producía, estableció definitivamente la naturaleza ondulatoria de la luz. Explicó de esta manera los colores que se forman en las películas finas, como las burbujas.
Estudió también entre otras cosas: la naturaleza transversal de las ondas luminosas, las longitudes de onda de los distintos colores, las mareas (encontró una explicación mejor), la energía (la definió formalmente), la elasticidad (una constante en la ecuación matemática que describe la elasticidad lleva su nombre: módulo de Young), el tamaño de las moléculas, la tensión superficial en los líquidos...
Como todo lo que suponía un desafío le interesaba, al oír hablar de la Piedra Rosetta se hizo con una copia de las tres inscripciones que contenía. Centró su atención en grupos de jeroglíficos enmarcados por una línea a los que denominó cartuchos. Consiguió descifrar varios cartuchos y abrió el camino que luego continuaría el lingüista francés Champollion.
Los que aceptan los desafíos llegan lejos. Dios ha colocado en el ser un humano un potencial divino, que no se podrá desarrollar totalmente, a menos que lo veamos a Él como la fuente de todo y que pongamos nuestro empeño en salir adelante, jamás conformándonos con lo poco que hacemos o tenemos. Levantar la vista hacía el horizonte nos lleva a contemplar la luz de Dios que nos guía a nuevos senderos.
Así que disponte a partir. Voy a enviarte al faraón para que saques de Egipto a los israelitas, que son mi pueblo.
Pero Moisés le dijo a Dios: ¿Y quién soy yo para presentarme ante el faraón y sacar de Egipto a los israelitas?
Yo estaré contigo le respondió Dios. Y te voy a dar una señal de que Soy Yo quien te envía: Cuando hayas sacado de Egipto a Mi pueblo, todos ustedes Me rendirán culto[a] en esta montaña. Éxodo 3:10-12

Que gran ejemplo el de este hombre que siguió investigando y gracias a eso el mundo hoy tiene ese conocimiento adquirido a base de tesón, empeño y constancia, que lo que el Señor nos ordene lo sigamos asi para que Él reciba la Gloria y nosotros nos gocemos en ver que hemos hecho lo que nos ha encomendado con fe, gozo y siguiendo Sus órdenes, nadie como Él para conocernos mejor y así sabe lo que alcanzaremos con Su ayuda y bendición, por tanto lo que tengas enfrente, sea lo que sea, no dudes de que estas solo sino que Él marcha contigo para lograr el objetivo.

Los amo y bendigo en Jesucristo.

MAGNOLIA


 

MÉTELA EN TU CORAZÓN 

Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo.  Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-

"En mi corazon he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"

Salmo 119:11

   

 


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