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EL CUARTO CAMINO DE GURDJIEFF-BENNETT
 
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De: Ceciliak59  (Mensaje original) Enviado: 14/05/2010 18:44
Extracto del Volumen 4 de Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspenky, del Dr. Maurice Nicoll

Great Amwell House, 16 de julio de 1949

LA OBSERVACIÓN DE SÍ

Hablaremos otra vez acerca de la observación de sí. Es una de las prác¬ticas centrales del Trabajo. A no ser que se practique la auto-observación, el Trabajo no sirve de nada a una persona. Se puede tener diagramas de dis¬tintos colores y todo lo demás, pero a menos que una persona se observe a si misma todo es inútil. Ahora bien, todos ustedes han oído hablar de la obser¬vación de sí. Sí, es muy cierto, pero está meramente en la memoria externa —es decir, en el Centro Formatorio—. Se puede escuchar el Trabajo muchas veces y pensar que no es nada sino la constante repetición de las mismas cosas. Para el Centro Formatorio y su memoria esto es muy cierto. Es decir, la misma cosa una y otra vez. Si una persona es superficial cree comprender el Trabajo simplemente porque recuerda, por ejemplo, que la auto-observación es necesaria y es, de hecho, el punto de partida de la enseñanza del Cuarto Camino. Pero ¿empezó dicha persona a practicar la auto-observación en lo que respecta a sí misma? Si no lo ha hecho, nunca comprenderá por qué el Trabajo se inicia con la auto-observación. Nuestra memoria externa —es decir, la memoria perteneciente a la parte puramente formatoria del Centro Intelectual— no producirá cambio alguno en nosotros. Sólo cuando una persona aplica el conocimiento del Trabajo a si misma éste puede cambiarla. Ante todo tiene que recibir el Trabajo en su memoria externa, pero si lo deja estar allí nada sucederá. El Trabajo ha de volverse emocional. Tiene que afectar la parte emocional, de otro modo, como dije, permanece simple¬mente en la parte formatoria —pero debe comenzar en la parte formatoria—. Esto significa que es preciso conocer el Trabajo en la memoria externa o parte formatoria de uno mismo, pero la comprensión depende al menos del trabajo de dos centros. La parte formatoria es meramente un grabador de lo que hemos oído. Tiene la enseñanza del Trabajo. Pero esta enseñanza del Trabajo sobre un pizarrón puede compararse al agua. Nuestra tarea finca en convertir el agua en vino. Ahora bien, si se practica en realidad la auto-observación, se empieza a convertir el agua en vino. Pero a fin de hacerlo hemos de entender que el conocimiento formatorio del Trabajo no es. suficiente. Todas las ideas del Trabajo pueden llegar a ser vivientes —si se las practica, si se las aplica a uno mismo—. Como de costumbre, les haré la misma pre¬gunta: ¿se han observado hoy a si mismos?
Es preciso comprender que el Hombre mecánico no se observa a sí mismo y puede haber un hombre mecánico que hasta conoce formatoriamente el Tra¬bajo y se considera un profesor en la materia y sin embargo nunca ha prac¬ticado una sola iota de él. En realidad, nunca pensó en observarse a si mismo —esto es, nunca se le ocurrió que las ideas que había recibido en su parte formatoria tenían que aplicarse en la práctica a si mismo—. En suma, nunca se le ocurrió observarse a sí mismo. Por ejemplo, tomemos una per¬sona imaginaria que está llena de envidia. Desde luego, como es un hombre mecánico negará que alguna vez tuvo envidia, aunque otras personas se hayan dado cuenta de ello. Supongamos que la gente diga a esa persona hipotética que es muy envidiosa, ¿cuál será el resultado? Simplemente un, momento de ira y una negativa. Por eso el Trabajo dice que sólo dándose cuenta de estas cosas por medio de la auto-observación el hombre puede cambiar. Tiene que ver por sí mismo que es envidioso. Pero si observa que es envidioso, ¿no ven lo que le va a suceder? Se ha percibido por sí mismo, tía empezado a ver por sí mismo sin compulsión alguna que está lleno de envidia y que toda su vida ha sido gobernada por esta desagradable y limitadora emoción negativa. Pero no hay fuerza en la tierra proveniente de fuera que le haga entender que este es el principal obstáculo a su desarrollo interior. Ahora bien, el Trabajo dice que la auto-observación deja penetrar un rayo de luz en las tinieblas interiores. ¿Qué son esas tinieblas interiores? Todo cuanto presuponemos ser, todos nuestros retratos de nosotros mismos, todos los pape¬les que hemos representado automáticamente en la vida, toda la auto-justificación que nos impide vernos como somos realmente —estas son nuestras tinieblas interiores, la persona que no vemos ni sospechamos ser—. Recuerde que usted no es lo que imagina ser. Lo que imagina ser en el Trabajo se llama el "Yo" Imaginario. Recuerde que toda la enseñanza esotérica dice que no nos conocemos a nosotros mismos. El Trabajo dice que en lugar del conocimiento de sí tenemos el "Yo" Imaginario —es decir, lo que imaginamos acerca de nosotros mismos y que en realidad no corresponde a lo que somos ni a nuestra manera de comportarnos—. Ahora bien, ¿qué es ese rayo de luz que penetra en nuestras tinieblas interiores a través de la práctica de auto-observación? Este rayo de luz es la conciencia. Si un hombre envidioso llega a ser consciente a través de la auto-observación de que es envidioso, se produjo un acrecentamiento de su conciencia, pero si se presupone y se jus¬tifica a sí mismo, su consciencia permanece a un nivel mecánico que en la práctica significa que sigue durmiendo para consigo mismo.
El objeto de la auto-observación es el conocimiento de conciencia, porque si es emocional el hombre llega a ser consciente del hecho que es envidioso y su posición es infinitamente mejor de lo que era antes. ¿Por qué? Porque su conciencia se ha acrecentado. Ha llegado a ser consciente de sí mismo como envidioso. Y esto significa al punto que puede empezar a trabajar sobre su envidia y percibirla actuar mientras que antes era inconsciente de ese factor en si mismo. El Trabajo dice que sin auto-observación un hombre no puede moverse de donde está. Toda persona está situada en cierto nivel y para moverse de un nivel a otro un hombre debe llegar a ser más consciente de sí por medio de la auto-observación. Claro esta, un hombre de reducido ser no puede observarse a sí mismo porque no es capaz de soportarlo. Pero el Buen Amo de Casa que tiene un Centro Magnético será capaz de hacerlo. Los vagabundos, los lunáticos, la gente satisfecha de sí, auto complaciente, las gentes que no tienen sentido de algo más grande que ellas mismas, no serán capaces de observarse a si mismas. La posesión de un Centro Magnético sig¬nifica que un hombre, una mujer, que son Buenos Amos de Casa, se dan cuenta aún antes de haber conocido el Trabajo que hay algo más grande que ellos mismos. Pero un hombre mezquino, envidioso, no será capaz de admitir que hay algo más grande que sus auto-emociones, su autocomplacencia, su egoísmo. Ahora bien, un hombre que empieza a observar algo en si mismo comienza a separarse de ello. Dar por supuesto que se es perfectamente justo significa que se está completamente identificado con uno mismo. Desde luego, tal persona no es egoísta, no se sale siempre con la suya, etc. Pero una vez que empieza a observarse a si misma correctamente, llega a dividirse en dos. El Yo observante la observa y se siente diferente de ella. Este es el punto de partida de este Trabajo. Por ejemplo, yo puedo observarme a mí mismo sien¬do envidioso sin saberlo. Me tomo a mí mismo envidiando como yo mismo sin darme cuenta por un instante que era envidia. Pero ahora puedo verme a mí mismo envidiando como algo distinto de mi Yo Observante —en suma, he establecido algo en mí mismo que no es mi sí ordinario—. En este caso, puedo dejar lugar a otras personas en el sentido que al ver y conocer mi pro¬pia envidia, no las critico como haría si sólo las hallara culpables de ser envi¬diosas y las juzgase sin ver mi propia envidia.
Ahora bien, cuando usted llega a observarse a sí mismo hasta cierto punto, atrae la influencia del Trabajo, que tiene mucho poder para cambiarlo. Este poder del Trabajo empieza a actuar sobre el Yo Observante —si ha repa¬rado en el diagrama— no en Nicoll en mi caso, sino en el Yo Observante. Esto construye el Mayordomo Delegado y atrae finalmente al Yo Real o Amo. Es preciso comprender, al hablar a personas que en la vida nunca se han obser¬vado a sí mismas, uno se enfrentará con ciertas dificultades al cabo de un tiempo porque no entienden de qué se les habla. En suma, dan por sentado lo que creen ser y justifican todo cuanto hacen, sin observarse nunca a sí mismas. Están llenas de críticas por el comportamiento de los demás, como en la vida lo son todas las gentes. Esta es una de las dificultades que todos debemos enfrentar en el Trabajo. Ahora bien, cuanto más se observa uno a sí mismo, menos se halla culpable al prójimo. Y esto es el principio de "ama a tu prójimo como a ti mismo" —no en un sentido sentimental, sino de un modo cierto.


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