Que la llama de la Luz interior ilumine sus instantes. Cuando amanece cada día nadie se pregunta: ¿Quién soy?,
Nos despertamos y recogemos, a través de la memoria, los recuerdos y
los proyectos almacenados. Nos damos cuenta por medio de la
funcionalidad de la conciencia - la que denominamos mente - de esta
estructura egoica que se mueve y despierta, y que es llamada por cada
uno “Yo”.
Así se supone que los supuestos realizados poseen dones especiales que los hacen diferentes a los demás, eso no es cierto.
Lo cierto es que la felicidad es nuestra naturaleza esencial, que
aparece ante nuestra comprensión cuando las obstrucciones y los juicios
demandantes y obsesivos se disuelven, y, reiterando, en cuanto se
comprende qué es la realización, queda la certeza de que no hay nadie,
ni nada que se ilumine repentinamente, pues siempre fue y hemos sido luz
y plenitud que ilumina.
Saber esta cuestión implica conocer que
hemos sido los creadores o las víctimas de esas semillas implantadas, y
al instante se revela nuestra auténtica naturaleza mostrando la
felicidad que es el otro nombre para la conciencia en movimiento.
Todos los entes vivientes tienen el derecho de ver y saber de lo
indescriptible, que se muestra como una expresión de la felicidad, de
cara a la Realidad, mientras esta felicidad envolvente se asoma como
trasfondo.
Se evidencia como una condición subyacente y
permanente cuando se descubre que no hay otro Sí mismo que Sí mismo
ahora y sin pensamientos, sucediendo una liberación de la ilusión.
Revelare todos los secretos que están escondidos y que se abran como el
botón de la flor del acantilado, lo que está más allá del conocimiento y
es lo que da sentido al saber y tocare los corazones, conversando, y
abriere una avenida de dos sentidos.
En presente activo, en la
instantaneidad, el Ser usa la inteligencia, la belleza, la luz, la
compresión que no es de dominio de la identidad.
R.Malak.