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EL CUARTO CAMINO DE GURDJIEFF-BENNETT
 
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General: POSIBILIDAD DE EVOLUCIONAR - CHARLA CON GURDJIEFF
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: LUISWAYUU - ASHSHUA  (Mensaje original) Enviado: 15/01/2019 11:25
Agni Pascal

CHARLA CON G.

“En otras palabras, se tiene que exponer el sistema linfático para que pueda ser alcanzado por un rayo. Esto nos proporciona la posibilidad de evolucionar, porque la formación de cuerpos superiores nos permite adquirir una longevidad no-orgánica especial. Por otro lado, existe un riesgo correspondiente muy grande”.

“Ese principio activo que produce la evolución voluntaria se llama Oración Absoluta. El hombre y los ángeles no fueron creados con la función inicial de ser ‘mensajeros’, sino para ser conductores, para atraer e invocar sobre ellos mos el rayo, la electricidad normalmente estática del Absoluto. Durante este proceso, si no cambias, serás aniquilado de la peor manera posible, eso es seguro”.

“Pero la fuerza eléctrica del Absoluto podría ser retardada, algo que te permitiría ganar más tiempo para trabajar sobre la posibilidad de convertirte en un pararrayos para el Absoluto, logrando como resultado tanto la transformación como la evolución. Y al ganar tiempo para hacerte una parte voluntaria de este proceso, puedes retrasar la inevitable destrucción del sistema nervioso durante mucho tiempo”.

“Como conductor, lo primero que se destruye es lo orgánico, y si una persona no ha trabajado sobre sí misma, no permanecerá nada. Pero para un hombre que haya trabajado sobre sí mismo mientras lo hacía para el Absoluto, destrozarse en lo orgánico es simplemente otro riesgo del oficio. La Oración Absoluta es obviamente un choque, y si elegimos perseguir este método de evolución, tenemos que trabajar rápidamente con la atención constantemente puesta sobre nuestra meta: formar cuerpos superiores mientras todavía poseemos el cuerpo orgánico con el que podemos hacer los esfuerzos necesarios”.

“El Absoluto debe de amar tanto al hombre como al gato; a los dos les ha dado muchas vidas. ¿Cómo es posible que los gatos y el hombre biológico ordinario tengan tres cerebros y un cuerpo, y que el hombre evolucionado tenga tres cerebros y nueve cuerpos?

“¿Qué papel juega el invocante en la evolución voluntaria? ¿Es el invocante el propio proceso evolutivo?

“Las condiciones de trabajo sólo pueden producir la evolución cuando son adecuadas y con la instrucción exacta. Ya puedes ver que tenemos mucho por hacer. Primero, es necesario adquirir todos los datos de apoyo posibles y aprender a hacer voluntarias las actividades diarias de la máquina”.

S. preguntó: “¿Nos podría decir si ha pasado por aquí esta noche una presencia angelical?”.

“Hay algunos en este círculo que hacen que funcione más débilmente,” contestó G., “pero aún así, podemos ser conscientes de las presencias si somos conscientes de nuestro sensing sutil”.

“Un círculo de estudio sin mucha experiencia, al seguir estrictamente las instrucciones, podría producir una invocación y a la vez no darse cuenta de los resultados. Claro está, existe un riesgo. Si el día hubiera sido muy involuntario para los miembros del círculo, o se hubieran adquirido contaminaciones por la falta de cuidado o atención, la cosa podría ir mal”.

“¿Cuáles son las probabilidades?”, preguntó S. con cara de preocupado.

“Eso depende de los acontecimientos del día,” se rió G.

“¿Y de esta noche?”, preguntó S. con titubeos. A esta pregunta no recibió respuesta directa. “Ésta no es una sesión espiritista ordinaria. No es una cena ordinaria,” dijo G. “Aparte del pequeño cambio evolutivo, una posibilidad te abre la puerta hacia otras cosas que quizás no sean visibles para ti...”

“La comida ordinaria es para la satisfacción de deseos ordinarios como el hambre, lo que es el círculo para la satisfacción de deseos superiores. Pero la satisfacción de los deseos ordinarios es el primer problema”.

“La mayoría de la gente cree entender el concepto de la necesidad de satisfacer deseos y sedes ordinarios.. Por cierto, ¿cuál creéis que es la más poderosa de las adicciones biológicas? No es el sexo, como podríais esperar. Es comer. Ni siquiera es llenar la barriga. Es simplemente el meter cosas en la boca lo que forma y determina el pensamiento y la conversación del hombre mecánico-biológico. ¿Esto está de acuerdo con vuestra comprensión?”.

“Para mí sí,” respondió el Profesor Sterno, “pero no puedo hablar por compañeros”.

“Si pudieras hablar por ellos,” dijo G., “tendrías un círculo de invocación funcional. Hace falta que pasen cuatro o cinco años reuniéndoos antes de intentar hablar por ellos”.

S. empezó: “A mi entender, el número de personas que serán atraídas por este trabajo es fijo. De modo que, ¿esta forma de presentar estas ideas -a través del patrocinio de cenas invocacionales- está dirigida a aquellas personas que no estarían atraídas normalmente a este trabajo, o está intencionada para aquellos que habrían sido atraídos de todos modos?”.

“Lo que sugiero,” empezó G., “es que invites a la gente a asistir una cena. Entonces, presentes estas ideas en el contexto de la cena. Si tiene lugar una invocación, quizás haya gente que se vaya y no vuelva, en cuyo caso no tienen necesidad de estas ideas a pesar de su interés inicialmente formado”.

“Poca gente tiene la capacidad para entender estas ideas, y de éstos, sólo unos pocos tienen la disciplina para este trabajo, y menos aún son los que se acercan al Trabajo”.

“Después surge la pregunta: ¿sabemos a quiénes invitar? ¿Quién vendrá a nuestra mesa? No desearías invitar a todo el mundo a tu casa, en cuyo caso, pruebas a la gente interesada en estas ideas, sirviéndolas por primera vez en un bar público. Sembramos semillas, corriendo el riesgo de que caigan en suelo infértil. En otras palabras, sirves estas ideas como comida, para envenenar a la gente contra la vida biológica y quizás las predispongas hacia el Trabajo”.

“Pero quizás preferirías invitarles a casa. Puede que después de tres o cuatro meses tengas un grupo tan cohesionado que desees hacer las cenas en casa”.

“Cuando ponemos la mesa para la cena dejamos desocupado un lugar para un invitado que, aparentemente por la más pura casualidad, pudiera llamar a nuestra puerta”.

“Nos podremos encontrar con que a nuestra mesa asiste gente corriente y gente importante. Dado que no podemos valorar la relevancia de la importancia de los invitados, no debemos atrevernos a juzgarles. No se puede hacer un juicio basándose en las manifestaciones ni en las apariencias de un invitado”.

“Las manifestaciones y apariencias pueden ser engañosas. Si uno parece elevado por sus manifestaciones, a menudo es innoble. Y si otro realmente lo es, podría parecer el más bajo según las apariencias. Es una estratagema corriente”..

“Pero en el mundo real todos somos elevados, todos estamos en el mismo sitio. Sólo que a veces algunos se disfrazan”.

“De modo que, Sr. Sterno, no sé responder a tu pregunta... ¿Cómo distinguimos entre aquellos que son serios y los que vienen a nuestra mesa sólo para degustar y picar la comida como diletantes? Si su atención está en el Trabajo, o si pudiera estarlo en el futuro, deberían estar en estas cenas. Así, asociarán inconscientemente las ideas con una actividad natural y especial”.

“Incluso si sólo degustan la comida y recuerdan tenuemente las ideas, siempre tendrán una buena asociación para con el Trabajo. Incluso aunque no lo tengan, y no puedan establecer una relación entre las ideas y la comida, tendrán un vínculo de relevancia emocional con la experiencia proporcionada al asistir a la cena invocacional”.



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De: LUISWAYUU - ASHSHUA Enviado: 15/01/2019 11:27
Ornella Bianchi

En los escritos de Gurdjieff abundan las referencias a la Atlántida. Miss Crowdy aseguraba que la Atlántida representaba a la “conciencia”, que queda sumergida en la parte inconsciente del hombre. Esta interpretación alegórica puede ser uno de los muchos significados, pero Gurdjieff casi con seguridad, pretendió tomar la historia de la Atlántida al pie de la letra, yo lo acompañé en su última excursión desde París, para visitar las cuevas de Lascaux, en Dordoña, y ver sus famosas pinturas rupestres. Nos dijo que no estaba de acuerdo con la fecha que les había dado el Abate Breuil, de unos 30.000 años, porque “las pinturas eran el trabajo de una hermandad que existió después de la desaparición de la Atlántida, hace siete u ocho mil años” ... Gurdjieff asociaba la Atlántida con el “Egipto predesértico”, cuyo mapa le sacó con una estratagema, a un sacerdote armenio cerca de Nakhichevan, no muy lejos de la frontera de Irak, en su primer viaje con Pogossian. Relaciona El Cairo, Jerusalén y Creta en diversas referencias a la Hermandad de Maestros de la Sabiduría. Tiene especial interés el hecho de que decidiera ir a Creta en 1896, poco después de que Arthur Evans hiciese sus primeros descubrimientos del palacio de Minos, donde encontró sellos que ponían en contacto Creta y las ciudades de Mesopotamia. Es muy posible que Gurdjieff se enterase de todos estos descubrimientos por los arqueólogos que vio en Egipto, sobre todo el profesor Skridlovs, y que esto fuese lo que le impulsó a unirse a la Etairea y averiguar por sí mismo.
La bala perdida que hizo que fuese llevado “mientras estaba todavía inconsciente, por unos griegos desconocidos, a Jerusalén”, es el eslabón con la fase siguiente. Desde Jerusalén hizo el viaje por tierra, cruzando Anatolia, para regresar al Cáucaso, como ya mencioné en el capítulo I.
Poniendo estas pistas en orden, podemos ver lo importante que es tener en cuenta que Gurdjieff estaba dispuesto a aprovechar la situación política para seguir adelante en sus investigaciones.
La serie de viajes emprendidos por Gurdjieff entre 1890 y 1898 estaban encaminados a la comprobación de la conclusión a que había llegado a los catorce años de que efectivamente había “un algo” que la gente conocía en otros tiempos y cuyo conocimiento se ha “perdido”. Cuenta que Pogossian y él se dedicaron intensamente a la lectura de la literatura antigua armenia y continúa: “Habíamos perdido toda esperanza de encontrar una pista que nos llevase a este conocimiento a través de la ciencia exacta contemporánea, de los libros contemporáneos o de la gente en general, por lo que dirigimos nuestra atención a la literatura antigua”. En otro pasaje dice que en 1892 “llegó a la conclusión definitiva de que sería completamente imposible encontrar entre sus contemporáneos lo que buscaba”. Por entonces tendría unos quince años.
Gurdjieff describe su primera expedición con Pogossian con detalles suficientes para permitirnos seguir la ruta en el mapa. Su objetivo era descubrir vestigios de la Hermandad Sarmán. Es más, cuando descubrió el mapa del Egipto predesértico cerca de la ciudad de Z (probablemente Zakho), los viajeros abandonaron su objetivo, de una forma extraña, a pesar de encontrarse a sólo 150 millas del “Valle de Izrumin”, que puede ser el valle donde estuvo y todavía está situado el santuario del sheik Adi, centro principal de los Yezidis. Gurdjieff habla de los Yezidis como una secta pequeña, “que vive en Transcaucasia, principalmente en las regiones próximas al monte Ararat”, así como también están distribuidos por Irán, Irak, Kurdistán y el Cáucaso.
Gurdjieff menciona un libro armenio, Merkhavat, que describe la Hermandad Sarmán como una famosa escuela esotérica que, según la tradición, se fundó en Babilonia hacia el 2.500 a.C. Si estaba tras la pista de una clave importante para desvelar el misterio que buscaba, ¿por qué abandonó sus pesquisas, a no ser que viese en el mapa de Egipto una clave para el enigma? Parece admisible que Gurdjieff llegase a convencerse en algún sitio, en 1896 cuando tenía diecinueve años, de que existía una sociedad que “tenía gran conocimiento y poseía la clave de muchos misterios secretos”.
Mosul, trescientas millas al norte, está cerca de las ciudades de Nínive y Nemrod, que fueron las capitales de los reinos asirios. La Sociedad Sarmán debe haberse trasladado de una a otra antes de ir hacia el norte. En esta región, se tiene una gran sensación de que la tradición continúa. Parece que Gurdjieff regresó al Cáucaso por Mosul, cruzando las montañas por el paso que atravesaron tantos conquistadores para llegar a Siria. Una vez le pregunté si había visto la inscripción Armenia dedicada a Hulagu, nieto de Gengis Khan, en Mar Behmen cerca de Mosul, y en respuesta estuvo hablándome de la gran importancia de esta zona y de que se suponía que allí había estado el jardín del Edén, con cuatro ríos que fluían desde él. Añadió que Mosul había sido el centro de una Hermandad Sarmán, que eran los sucesores de una sociedad que existía desde la desaparición de la Atlántida.
Nuestro próximo tema a examinar es el interés de Gurdjieff por Babilonia. Estuvo allí dos veces, una con Skridlov, a su regreso de Abisinia, y otra con los Buscadores de la Verdad. La primera visita fue en 1894 y duró tres meses. Fue por entonces cuando estableció contacto telepático con la Sociedad de Adeptos al Legominismo, de la que se habla en el capítulo 24 de los Relatos de Belzebú. Los alemanes estaban realizando grandes excavaciones y los preparativos para llevarse, con el consentimiento del gobierno turco, la incomparable Puerta de Ishtar y otros monumentos que dan fe de la grandeza de Babilonia en el siglo VII a.c
Todavía no se practicaba la técnica moderna de terraplenar las excavaciones arqueológicas y las casas y muros de la Babilonia persa estaban en pie. Aunque habían desaparecido los tejados y los pisos altos, daba la sensación de encontrarse uno en una ciudad con vida todavía. Si ocurría esto cuando yo estuve allí, en 1953, esa sensación debió ser mucho más fuerte en la primera visita de Gurdjieff, en 1894. los vivos detalles que da en los Relatos de Belzebú, sobre el Club de Adeptos al Legominismo, tienen que basarse en la impresión de esta visita.
Su segunda visita pudo ser en 1897, después de la aventura de Creta. La cuenta en el capítulo 8 “Ekim Bey” de los Encuentros con Hombres Notables.
Pienso que el grupo de cuarenta, a cuya cabeza estaba el Príncipe Yuri, que pasaron un mes en Bagdad, encontraron poco de interés, excepto la tumba del Sheik Abdul Kadir, de Jilan, el fundador de la orden Kadiri o Sufíes. Debieron pasar la mayor parte de su tiempo en Babilonia, reconstruyendo la vida de los sabios que vivieron allí hace 2.500 años. Gurdjieff aceptaba como histórico el legendario encuentro de sabios, incluido Pitágoras y representantes de Buda y Lao-Tsé, que fueron sus contemporáneos. Esta asamblea tomó decisiones transcendentales relacionadas con la Idea Principal, que era guiar a la humanidad para la época que se aproximaba. Gurdjieff aseguraba que esta Asamblea estaba organizada por una hermandad establecida ya desde miles de años, antes de la desaparición de la Atlántida.
Si admitimos lo que se dice en El heraldo del bien que vendrá viajó solo, a los veinte años a Asia Central y, con la ayuda de un barbero callejero, encontró el camino a un monasterio sufí, donde llegó a la conclusión de que “las respuestas que yo estaba buscando ... sólo se pueden encontrar, si son en algo accesibles para el hombre, en el ámbito de la mente humana subconsciente”. Después de esto, reemprendió su viaje y, al parecer, se unió al grupo de Buscadores de la Verdad, encabezada por el Príncipe Yuri.
La creciente esperanza de que pudiese haber individuos o comunidades, que estuviesen en posesión del conocimiento real, conduce a la tercera fase de la investigación de Gurdjieff. Cuando leemos los diversos relatos que nos ofrece en Encuentros con Hombres Notables, El Heraldo del Bien que Vendrá y La vida es real sólo cuando yo soy, parece al principio que se trata de una desesperada contradicción de todo lo sucedido en esos años. El primer libro sugiere que estaba dirigida por los Buscadores de la Verdad, lo que se confirma por lo que dice Ouspensky en Fragmentos de una enseñanza desconocida, donde se pone en boca de Gurdjieff que “después de grandes dificultades, encontró el origen de este conocimiento, en compañía de varias personas más que, como él, iban buscando lo milagroso”. Los otros dos hacen pensar que Gurdjieff encontró lo que buscaba con sus propios esfuerzos, especialmente, por sus propios experimentos con la gente. La última versión se ve apoyada por los escritos de Ouspensky, donde Gurdjieff dice, que siendo muy joven hizo varios viajes largos al Este ... en los que pasó por una serie de fenómenos que le hablaban de la existencia de un conocimiento de ciertos poderes y posibilidades que excedían a las del hombre ordinario. Poco a poco, sus ausencias de casa y sus viajes empezaron a perseguir una meta definida. Iba en busca de conocimientos, y de las personas que tuviesen estos conocimientos.
La contradicción es más aparente que real. Encuentros con Hombres Notables es, como su nombre lo indica, una memora de las personas que conoció y trabajaron con él; no trata de sus investigaciones personales. En El Anunciador del Bien que vendrá, Gurdjieff quiso mostrarnos el enorme trabajo que había realizado y la importancia de su contribución personal para, como él dice, “pelar” a los que pudiesen producir dinero para sus empresas. En la Tercera Serie, Gurdjieff fue más autobiográfico que en ningún otro sitio y, por eso, descubre sucesos de su vida que no aparecen en otro lugar. A pesar de ello, hay muchas cosas que no nos dice, se puede deducir mucho de los Relatos de Belzebú, que en muchos casos se ha admitido que es autobiográfico.
“Belzebú como hipnotizador profesional” era, sin duda, el mismo Gurdjieff; una fotografía tomada por esta época nos lo presenta vestido como un mago profesional. En Tashkent se dedicó a hacer prodigios y no hay duda de que curó a drogadictos y alcohólicos, yo mismo se lo vi hacer en Turquía en 1921. es probable que tuviese alguna relación con el Servicio Secreto Ruso, algo casi necesario si se quería viajar con libertad en aquellos tiempos agitados. Es muy reservado en cuanto a sus actividades políticas, lo que no es sorprendente. La única referencia a una misión política es el viaje que hizo con Pogossian en nombre de la Dashnakzutium, Sociedad Armenia Nacionalista.
Es cierto que las facilidades que consiguió para viajar por Asia Central hacia Afganistán, Chitral, Kashgaria y el Tíbet, las debía a su condición de agente del gobierno ruso. Sus referencias, casi siempre hostiles, a Inglaterra, especialmente sus ataques a la Expedición de Jóvenes Maridos al Tíbet, en 1903, nos hacen suponer que tenía algún conflicto con las autoridades de la India Británica. Personalmente, puedo confirmar que tenía un expediente desfavorable en Nueva Delhi, porque, cuando oí hablar por primera vez de Gurdjieff fue en 1920, estando yo de oficial del servicio de inteligencia en Constantinopla, por un despacho que se recibió de Nueva Delhi, avisándonos de un “agente ruso muy peligroso, George Gurdjieff, que estuvo en Georgia y había pedido permiso para ir a Constantinopla”. Por casualidad, poco después de recibir este mensaje, me invitó a cenar mi amigo el Príncipe Sabaheddin con un viejo amigo suyo, a quien consideraba como al hombre más excepcional en ocultismo y espiritualidad. Este era Gurdjieff y, como he dicho en Testigo, me convencí inmediatamente de que era mucho más importante como foco de verdadero conocimiento que como antiguo agente del régimen zarista. Cualquiera que conociese el Cáucaso por entonces podía suponer que un hombre que conseguía permisos y se movía con toda libertad en las zonas bolchevique y Social Demócrata debía tener alguna influencia secreta con las autoridades; esta conclusión me la confirmó, después de muchos años, Sir Paul Dukes, cuyo conocimiento de la situación rusa entre 1917 y 1920 era más profunda que la mía.
Es probable que Gurdjieff usase los recursos del Imperio ruso en beneficio de sus propios planes, y así pudiese entrar en el Tíbet desde Karakoram, en una época en que un inglés no hubiese podido entrar desde la India. Es más probable todavía que viajase haciendo de sanador o curandero, para atraerse a las gentes de Asia Central, que hubiesen evitado a los rusos por considerarlos, al mismo tiempo, infieles y una amenaza para la independencia de los Khanatos del Turquestán. En Asia hay una diferencia muy grande entre ser tolerado y ser aceptado. La misma aceptación tiene muchos grados. La mayoría de los asiáticos son muy espirituales y, si ven en una persona una búsqueda espiritual sincera, olvidan diferencias de raza o religión y abren puertas que no siempre consigue el viajero normal; esto lo sé por mi propia experiencia en muchos países asiáticos y Gurdjieff tenía muchas más cualidades para inspirar confianza y granjearse una total aceptación, era capaz de conseguir en diez días cualquier cosa que la mayoría de los viajeros no hubiesen ni siquiera empezado a considerar posible, esto es sólo una pequeña parte de la historia. Estoy seguro de que Gurdjieff estaba considerado como un hombre que tenía una misión y que se le prestaba ayuda especial que no se le daba a nadie más.
Cuando examinemos todo el alcance de las ideas, doctrinas, métodos y técnicas que Gurdjieff trajo al Oeste, podremos dudar de que un hombre haya podido hacer tanto; él mismo nos dice que se debe al esfuerzo de un grupo. Los Buscadores de la Verdad eran un grupo de quince a veinte hombres y una mujer. Entre ellos había especialistas de varios campos, movidos todos por una necesidad común de encontrar el “verdadero conocimiento”. Viajaron en grupo en dos o tres ocasiones en sus “expediciones mayores” y también viajaron solos o en grupos de dos o tres. A veces, se quedaba uno solo en un sitio determinado, donde había visto la oportunidad de penetrar más a fondo en una doctrina que estuviese a su alcance. Después se reunían y se comunicaban sus experiencias. Sin embargo, parece que no iba todo muy bien.
He oído que hombres que decían haber pertenecido a la sociedad de Buscadores de la Verdad decían de Gurdjieff que había seguido una línea independiente y había roto con los demás. Gurdjieff dijo más de una vez que había tomado y aprovechado algunas ideas para fines que eran aprobados por las congregaciones de donde procedían. Ouspensky estaba casi seguro de que en la investigación de Gurdjieff había algo reprochable. Mi opinión personal es que él logró el acceso a centros que no estaban abiertos a los demás miembros de la sociedad y se vio obligado a aprovechar las oportunidades que se le presentaban.
Es posible que la primera gran expedición fuese por el norte de Persia y el Amu Darya a Transoxania, y que pasasen por las ciudades de Merv , Samarcanda, Bokhara y Tashkent. Se puede pensar que subieron por los valles hasta donde termina el ferrocarril, porque, cuando se separó el grupo, Gurdjieff volvió por Andijan en el ferrocarril Transcaspiano. Este viaje llevó a Gurdjieff precisamente a la zona donde los Khwajagn habían dominado la escena espiritual durante siglos y estaban aún activos, como comunidades Naq’shbandi o derviches Kadiri. En un viaje así se podía estar seguro de oír hablar de derviches solitarios o sheikhs que tenían unos pocos seguidores. Yo mismo, cuando viajé por esta región en 1950, una y otra vez tuve noticias de maestros sufíes, a quienes me recomendaban que visitase, en esas visitas y conversaciones siempre se aprende algo, pero sólo se pueden ordenar estos atisbos fragmentados si se pone en práctica lo que se está aprendiendo. Esto explica los períodos de retiro de Gurdjieff, antes de seguir adelante desorientado.
Gurdjieff:
Haciendo un mundo nuevo



 
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