Si te inclinas cada día en el altar de pureza de tu corazón, tu vida será inundada de la mirada de lo esencial.
 Si quieres guía, mira hacia arriba con un corazón puro. 
 Si quieres guía, mira hacia dentro con una mente libre de dudas.
 Más si sólo miramos a través de la mente, las que estructuras del yo, 
ya que estamos expuestos a los embates del sufrimiento, o del placer y 
del dolor. 
 Uno de los aspectos fundamentales para la observación
 de sí mismo consiste en enfocarse en el principio yo soy que está aquí,
 y en que hay una riqueza de vida en que podemos sentir con todo, no 
sólo con la racionalidad, en esa presencia en la que no necesitas 
pensar. 
 Hay que trascender la frontera que nos separa de 
nosotros mismos, es la que tenemos que atravesar. Estando entre yo y yo 
mismo, separado de mí por medio de la mente, me encuentro en la 
confusión, por haberme identificado con las ideas de ser. 
 Al comprender lo falso como falso, es cuando me encuentro en la senda.
 ¿Cómo llegamos a ser puros? Una manera de obtener pureza es juntarnos 
con personas espirituales, con personas pura. De ellas obtendremos 
inspiración y guía. Otra manera es pensar conscientemente que somos 
niños, niños divinos. 
 Si podemos sentir siempre que somos niños 
divinos, nuestro sentido de impureza desaparecerá, y nuestra alma nos 
dirá espontáneamente lo que es mejor para nosotros. Y dentro de ese 
mensaje, la pureza irá apareciendo.
  Si tienes la capacidad de 
desarrollar un corazón puro, Lo esencial sentirá la necesidad de 
concederte un don supremo:te brindará a sus hijos santos para jugar 
juntos.
 Lo divino está en todas partes, en todo, sin embargo, hay que evitar confusiones. 
 Está en lo que vemos, lo que vemos es de lo Divino, pero no es lo divino
 R.Malak.