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General: EL SENTIDO PARABOLICO DE LA PASCUA Y LA RESURRECCION
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De: LUISWAYUU - ASHSHUA  (Mensaje original) Enviado: 21/04/2019 02:31

El sentido parabólico (esotérico) de la Pascua y la Resurrección

No es muy diferente al del ESOTERISMO DE LA PASCUA
Las profundas radiaciones espirituales de la época de Pascua producen una aceleración de los impulsos espirituales, incluso en los ignorantes y despreocupados, mientras que los que comprenden algo de su profunda importancia, prestan reverente atención a su íntima contemplación.
Contemplando un calendario, se aprecia una diferencia entre la observancia de la Navidad y la de la Pascua. El festival navideño tiene siempre lugar en una fecha fija, mientras que la Pascua cae, a veces, tan temprana como mediados de marzo y, a veces, tan tardía como mediados de abril. La causa de esta variación estriba en que el Domingo de Pascua ha de caer siempre en el primer domingo tras la primera luna llena que sigue al equinoccio de primavera. Este procedimiento fue establecido por personas que comprendían perfectamente el esoterismo de la estación pascual. La Pascua real tiene lugar en el equinoccio de primavera, cuando el sol pasa de la latitud sur a la latitud norte, y Cristo queda liberado de Su trabajo. Entonces, este Ser radiante penetra en los planos espirituales de la Tierra para trabajar allí con las Jerarquías celestiales y con los miembros de la Humanidad que han sido transportados por la muerte a más amplias esferas de actividad.
Durante esta elevada estación, las fuerzas de Piscis (marzo) y Aries (abril) se funden en una maravillosa combinación de Agua (Piscis) y Fuego (Aries) que detenta, en todos los planos de la existencia, la clave del Matrimonio Místico. Toda la naturaleza conoce el gozo de esta unión. Su magia proporciona un brillo adicional a las flores, una nota más exultante al canto de los pájaros y la promesa de más abundantes frutos. Estos poderosos impulsos de fuego están bajo la supervisión de las Jerarquías de Aries y Leo. Esos impulsos, sin embargo, de demasiada potencia para ser enfocados directamente sobre la Tierra, se encomiendan a la Jerarquía de Sagitario, que los distribuye entre la Humanidad. Las grandes Aguas de Vida de esta mística unión están bajo la guía de la Jerarquía de Cáncer, los Querubines, que entregan esas fuerzas a las Jerarquías de Escorpio y Piscis quienes, a su vez, las dispersan sobre la Tierra.
Era para esta época del equinoccio de primavera para cuando los antiguos, que comprendían estas verdades del mundo interno, establecieron elaborados rituales relativos a la fusión del Fuego y el Agua. Incluso hoy en día, en este mundo moderno que ha perdido la clave de estas verdades sagradas, quedan restos aún de sus fórmulas, de modo que, parte de las celebraciones pascuales de la iglesia, consisten en la fusión del agua sagrada con el nuevo fuego sagrado. En la "apropiada" unión de estas dos fuerzas es donde hay que buscar la clave de la transmutación. La transmutación es la gran labor en la que Cristo y los Seres celestiales de los planos internos, junto con los más avanzados de la oleada de vida humana, tanto dentro como fuera de sus cuerpos, se ocupan, durante el intervalo que conocemos como estaciones de primavera y verano. El trabajo del Templo de Misterios en la Tierra está también conectado con este secreto de la Transmutación. En la próxima Nueva Era, se trabajará con esta Ley de la Transmutación, con el mismo conocimiento con que ahora se trabaja con las leyes que gobiernan la electricidad.
El mago Mefistófeles actuaba con esta ley cuando transformó al viejo erudito Fausto en un exuberante joven en la cúspide de su floreciente juventud. Fue la comprensión de este secreto mágico de la transmutación lo que San Juan describió en su visión del Nuevo Día, cuando dijo que "las cosas anteriores han muerto". Se refería aquí a la edad, la enfermedad y la muerte que, mediante el poder de la Transmutación, dejan de obstruir la total manifestación del espíritu inmortal del hombre.
Como se ha dicho anteriormente, el Domingo de Pascua sólo se celebra correctamente tras la luna llena que sigue al equinoccio de primavera. La Pascua se celebra en domingo, que es el día del sol, y el sol es el hogar del Cristo Arcangélico.
La proyección sobre la Tierra de los poderosos rayos espirituales del Sol, el domingo, proporciona al hombre mayor impulso vibratorio que cualquier otro día de la semana.
Según los anales de las antiguas Escuelas de Misterios Cristianas, sus más elevadas revelaciones y sus más extáticas visiones las recibieron siempre en domingo.
Las Jerarquías antes referidas, que diseminan este poderoso impulso transmutador sobre la Tierra, lo dirigen hacia el Sol bajo la guía del Espíritu Solar, el Cristo. Esta fuerza, sin embargo, no es lo suficientemente potente como para producir su total efecto sobre la Humanidad, y por eso la luna llena se convierte en canal para su diseminación final. Por esta causa, la Humanidad, en su conjunto, ignora este gran influjo que nosotros conocemos como la celebración de la Marea de Pascual, hasta que la luna llena tiene lugar después del equinoccio de primavera. La gran masa de la Humanidad continúa respondiendo ampliamente a este influjo como a una tendencia instintiva o un deseo de participar en alguna reunión espiritual. Muchos dicen que van a la iglesia sólo una vez al año, y es por Pascua.
Existe también el impulso de vestir nuevos atavíos, como la naturaleza misma, y cubrirse con nuevas telas y tocarse con colores, para tomar parte en cualquier servicio conmemorativo o desfile de modelos. Éste es, en gran parte, el concepto que el mundo moderno tiene de la Pascua. Los Seres Poderosos y únicos, sin embargo, son persistentes e infalibles en Su ministerio al Planeta Tierra y, año tras año, este poderoso impulso espiritual eleva y espiritualiza gradualmente la Tierra y todo lo que en ella vive. La Humanidad comprobará un día que, gracias al proceso de transmutación que tiene lugar en la época de la Marea Pascual, será posible, no sólo vestir un nuevo traje, sino, como San Pablo dice, "quitarse el hombre viejo y ponerse el nuevo". Ésos son el verdadero y alto significado y el propósito de la estación pascual; y cada año, mayor número de seres desinteresados aprenden a hacerse servidores más eficientes de Cristo en Su gran labor, cuando canta Su triunfante canción de Pascua: "Yo soy la resurrección y la vida".Significado oculto de la Pascua

La palabra Cuaresma proviene del latín “cuadragésima”. Es un periodo de cuarenta y seis días, que se inicia el miércoles de ceniza y concluye el domingo de resurrección. Las personas ayunan y hacen penitencias para conmemorar a Jesucristo.

La Iglesia romana fijó irrevocablemente la fiesta de Pascua de Resurrección el día domingo que sigue inmediatamente al decimocuarto día de la luna de marzo. Los cristianos de oriente celebraban esta fiesta el día decimocuarto de la luna que sigue al equinoccio de la primavera, no importando que día de la semana cayese. Por eso se le dio el nombre de quartodécimans.

La palabra Pascua proviene del hebreo pesaj, que significa “tránsito”. Pascual significa “transición”; esto puede tener varios significados, en el caso de Jesucristo obviamente pasó un “tránsito” de la vida a la muerte y de la muerte a la resurrección, aunque en realidad algunas versiones dicen que Jesús no murió, sino que entró en un estado cataléptico, en el que a voluntad se disminuyen los signos vitales, al grado de aparentar estar muerto. Son 3 días los que tarda una persona en salir de ese estado cataléptico. Esta hazaña de Jesús las enseñanzas esotéricas y metafísicas la explican, y algunos monjes tibetanos han llegado a dominar esta “técnica”.

El término equivalente en inglés de Pascua es Easter, que viene de Ostara, la diosa escandinava de la primavera, aquí ya entramos en el tema de la “muerte y resurrección” del Sol, lo cual también es un tránsito. Ostara era el símbolo de la resurrección de toda la Naturaleza, y era adorada al principio de la primavera. Cristo representa el Sol de la primavera que despierta con toda su gloria después de su prolongada muerte en el invierno.
En esa época del año, la Pascua, los antiguos paganos escandinavos intercambiaban huevos de color, llamados “huevos de Ostara”, que actualmente son los “huevos de Pascua”.
Pero ¿por qué intercambiar huevos? Todas las mitologías del mundo hablan de un árbol o huevo o cualquier objeto simbólico, al que también se le llama “Mundano.”

Estos huevos de color esotéricamente representan el nacimiento o renacimiento cósmico y humano, celeste y terrestre.

En la india creían en un Huevo mundano, en el cual estuvo contenido Brahm durante la gestación, llamado Hiranyagarbha.

Hiranyagarbha es una palabra sánscrita que representa el radiante o áureo Huevo o Matriz, el material etéreo del cual se formó el universo, y Brahm es el nacido del huevo de oro o primordial, el cual “hizo emanar de su propia sustancia las diversas criaturas”.

Hay que aclarar la diferencia entre Brahman y Brahm, porque al investigar este tema uno se encuentra con estas palabras muy parecidas pero que no significan lo mismo. Brahman es neutro y Brahm es masculino.

Brahman es el principio del Universo de cuya esencia todo emana y a lo cual todo vuelve, es eterno, sin principio ni fin e incorpóreo. Anima desde el dios más encumbrado hasta el más pequeño átomo mineral.

Brahm, que proviene del Huevo o Matriz, es la personificación temporal del poder creador de Brahman; existe periódicamente en la manifestación del universo, para desaparecer y volver de nuevo a Brahman. Un poco confuso pues son palabras sánscritas.

Así que, simplificado, tenemos que de Brahman surge el huevo o Matriz llamado Hiranyagarbha, y de este último surge Brahm. Pueden volver a leer detenidamente estos últimos párrafos para mayor comprensión.

Brahma

También los egipcios creían en un huevo mundano, que procede de la Deidad increada y eterna, llamada Knef, símbolo del poder creador. Knef “está activamente ocupado en el mundo inferior desempeñando una misión de creación”. Era criocéfalo (con cabeza de carnero), tenía un disco solar sobre la cabeza y estaba de pie sobre la serpiente Mehen. Lo representaban con una víbora en la mano izquierda, y en la derecha una cruz.

Había también un Huevo de Babilonia, incubado por Ishtar (la Venus babilónica), que según la leyenda, cayó del cielo al rio Eufrates. Tenían a Ishtar como diosa de la belleza y el amor, y era identificada con el planeta Venus como lucero vespertino.

Por todo esto es que se intercambiaban los huevos de colores, como símbolos sagrados de la estación primaveral. Los colgaban en los templos egipcios y en las mezquitas mahometanas.

Ishtar

Siete semanas después de la Pascua de Resurrección se celebra la Pascua de Pentecostés, cuando comienza la recolección de frutos de la tierra, por lo que se ve una estrecha relación entre las Pascuas y la vida de la Naturaleza. La palabra Pentecostés proviene del hebreo y significa “Quincuagésima”, ya que se celebra 50 días después de la Resurrección, y según las creencias religiosas “descendió el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego sobre los apóstoles, que al punto empezaron a hablar en diversas lenguas. Hechos (cap. II)”

Los judíos también la celebraban 50 días después de la Pascua del Cordero, celebrando la ley dada a Moisés en el Sinaí cincuenta días después de la salida de Egipto; también la llamaban Fiesta de las Semanas.

También era llamada Fiesta de las Primicias, ya que ese día los israelitas llevaban al templo lo mejor de los frutos de sus campos.el mito griego del Ave Fénix, aquel ser que moría indefinida cantidad de veces para siempre renacer de sus cenizas.
Pero en su libro Psicología y Alquimia, el psicólogo suizo Carl Gustav Jung (tratando el mismo tema) nos advierte que en la resurrección, para que sea, debe haber una transformación, de otro modo, si quien ha vuelto a la vida de la muerte lo hiciera en el mismo estado, se trataría de una recurrencia, no de una resurrección.
Es decir, siempre, el concepto de resurrección implica transformación.
Según Maurice Nicoll, en el tomo II de sus Comentarios Psicológicos sobre la Enseñanza de Gurdjieff y Ouspensky, la idea de resurrección, de transformación, siempre implica sacrificio. Jesús se sacrifica en la cruz, para luego resucitar.
Sacrificar, siempre y en todos los casos, significa elegir, abandonar algo, todo lo que se consigue con el desapego.
En otra parte, en otro artículo, hemos dicho que el hombre nº 7, según la clasificación de Georgi Gurdjieff, el hombre íntegramente desarrollado y absolutamente autoconsciente, es el único ser que vive y experimenta cabal y permanentemente el plano vivencial esotérico de la existencia, y es la única clase de ser que puede elegir voluntariamente no solo cuándo y dónde reencarnar, sino también si acaso hacerlo, pudiendo optar por trascender el plano existencial de la Tierra, del planeta, del mundo. Para ello, el hombre nº 7 se “sacrifica” al y del mundo, se despega de él, con todo lo que conlleva, la renuncia a los apetitos humanos, a la belleza del mundo natural y cultural que conocemos, a las ambiciones y pasiones humanas. Es lo que hace Cristo al resucitar, dejar el plano físico de este mundo.
“La Pascua no es algo que tiene lugar una vez al año sino algo que tiene lugar todos los días: la idea de no identificarse, o de morir para algunas reacciones mecánicas características, es una posibilidad cotidiana, y si se lo realiza espiritualmente en una especie de alegría, de resultas de ello la energía se transformará gradualmente y pasará a un nivel más alto que al cabo de un tiempo será una experiencia distinta”, dice Nicoll en su libro.
Que podamos vivir un auténtico Renacer Espiritual!



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