EL RASGO PRINCIPAL 
 
 Si empezamos sufriendo por todo lo que no podemos remediar, entonces 
con seguridad jamás cesaremos de sufrir. Lo principal es descubrir 
cuánta imaginación hay en eso. Podemos estar perfectamente seguros de 
que no hay ninguna, pero si hacemos un esfuerzo más, a menudo vemos que 
todo eso es imaginario. Tenemos un cuadro equivocado de nosotros mismos,
 y al mismo tiempo, a este cuadro le atribuimos rasgos reales. Pero si 
este cuadro es falso, entonces todo acerca de él está obligado a ser 
falso, y su sufrimiento es también falso. Puede ser muy agudo, pero esto
 no hace diferencia alguna. El sufrimiento imaginario es por lo general 
más desagradable que el real, porque con el sufrimiento real usted puede
 hacer algo, pero con el sufrimiento imaginario usted no puede hacer 
nada. 
 Sólo puede librarse de él, pero si usted se encariñó con él o está orgulloso de él, entonces tiene que guardárselo.
 Debemos comprender que toda identificación, que toda consideración, que
 todas las mentiras, las mentiras para con uno mismo, todas las 
debilidades, todas las contradicciones, sean vistas o no, todas éstas 
son falsa personalidad.
 Al comienzo, usted no puede saber cuál es
 el «yo» y cuál es la falsa personalidad. La que llama «yo» es una 
estructura complicada, y por ende es falsa personalidad. No puede 
saberlo todo sobre uno y otra; pero si, de un lado toma algo de lo que 
usted no tiene duda de que es falso, y, del otro, algo de lo que no 
tiene duda que es verdadero, puede compararlos.
 Nuestro principal
 enemigo es la palabra «yo», porque, como dije, realmente no tenemos 
derecho a usarla en condiciones corrientes. Mucho después, tras largo 
trabajo, podemos empezar a pensar en el grupo de «yoes» que corresponden
 al Sub-mayordomo como «yo». Pero en condiciones corrientes, cuando 
usted dice: «No me gusta», debe preguntarse: «¿Cuál de mis «yoes» no 
gusta?» De este modo, usted se recuerda constantemente esta pluralidad. 
Si olvida una vez, será más fácil olvidar la próxima vez. En el trabajo 
hay muchos buenos comienzos, y luego, después de algún tiempo, esto se 
olvida y la gente empieza a deslizarse hacia abajo y, al final, se 
vuelve más mecánica que antes. El comienzo del conocimiento de sí es 
entender quién habla en usted y en quién debe usted confiar.
 La 
falsa personalidad es dificilísima de descubrir en la vida corriente, 
porque, puesto que contra ella no hay acción, tampoco hay resistencia. 
Pero cuando una persona empieza a trabajar, aparece la resistencia al 
trabajo, y esta resistencia es la falsa personalidad.
 Cada hombre
 tiene sus propios rasgos individuales, sus propias debilidades cuando 
es incapaz de resistir las cosas que ocurren. Estos rasgos o debilidades
 pueden ser muy simples o muy complicados. Un hombre puede ser capaz de 
resistirlo todo, excepto la buena comida; otro, todo, excepto la charla,
 o puede ser perezoso, o demasiado activo. 
 En cierta etapa del 
estudio de sí es importantísimo descubrir el propio rasgo principal, lo 
cual significa la debilidad principal. Las principales debilidades de 
las personas son muy diferentes, y si podemos resistir algo que otro 
hombre no puede resistir porque sucede que ése es su rasgo principal, 
esta diferencia en las debilidades nos da la ilusión de que podemos 
«hacer». 
 El rasgo principal o la debilidad principal está en la 
falsa personalidad. En algunos casos es posible ver claramente uno, dos o
 tres rasgos o tendencias, a menudo entrelazados, que entran en todo 
como un eje en torno del cual gira todo. Este es el rasgo principal. 
 Nuestro Idioma con frecuencia no tiene palabras ni formas para 
describirlo y sólo se lo puede indicar de un modo indirecto. Es 
interesante que uno descubre difícilmente su propio rasgo principal, 
porque uno está en él, y si a uno se lo dicen, habitualmente no lo cree.
 Pero podemos descubrir qué hay muy junto a él, aunque no se trate de 
él.
 A veces es útil reunir opiniones de amigos sobre uno mismo, 
pues esto ayuda a menudo a descubrir los propios rasgos. Es 
importantísimo averiguar qué crea obstáculos a nuestro trabajo.
  
Hasta que uno lo descubrió, un rasgo principal significa pérdida 
constante de energía, de modo que debemos descubrir esta pérdida y 
detenerla.
 P. D. Ouspensky: El cuarto camino
 Aportado por Carlos De La Garza