La escalera ignorada
“En el medio del laberinto de la vida existe una escalera que conduce a la salida y por la que casi nadie transita. Para quien la ha reconocido, esta Escalera se revela como el Primer Umbral, la Escalera al Camino. ¿Subir o no subir? Ésa es la cuestión.
Aquí es donde se comprende que la búsqueda ha terminado, la hora ha llegado y ya no hay vuelta atrás. Es el momento del Trabajo en serio. Aquí es donde se verifica que las locas ideas de escape tienen asidero y que hay un grupo de gente organizada que conoce bien los planos. Gente que ha escapado, que llevan años practicando y enseñando estas ideas, y que están ayudando a otros a escapar.
Pero de repente se enciende una alarma, y no se sabe si huir o permanecer. Pareciera que todos en la Escalera han sido puestos al desnudo. ¿Qué es lo que está sucediendo? Hay que hablar y las palabras no salen, hay que moverse y los músculos no responden. El lobo mordió el anzuelo. La grandiosa personalidad espiritual, que se forjó durante la etapa de búsqueda, ha sido puesta en ridículo. Se ha caído y tan sólo queda detrás de ella un niño asustado. Es momento de abrazar la propia vulnerabilidad. Recién entonces se comprende que uno está aquí para aprender y no para impresionar, para fortalecer a las emociones y no a la mente.
Este es el famoso Purgatorio, instancia por la que la humanidad se resiste y se niega a atravesar. No se entra al Camino sin antes pasar por allí, y si se es astuto y se lo atraviesa a tiempo se evita la posibilidad de transitarlo antes de que sea demasiado tarde. También se perciben de a ratos las verdaderas chispas de la propia naturaleza esencial. A ellas hay que proteger y avivar hasta crear un fuego consistente.
Urge pues retomar la tarea pendiente. ¡Purguemos entonces a la Falsa Personalidad y que aflore la Esencia!
Todo esto es la Escalera. El Camino comienza al final de la Escalera, cuando el Trabajo ha penetrado en la Esencia.”
-Adrian Morano