El distraimiento que llevo encima,
fiel compañero en no pocos días,
se fue ¡Dios sabe! tras la vitrina
de una modelo de lencería.
Creas o no, lo que yo veía,
sin quitar mérito a la modelo,
de su buen talle y hermoso pelo,
eran las prendas que ella lucía.
Yo como siempre... en ti pensaba,
toda de rojo en mi fantasía,
con los trapitos que bien llevaba
esta mujer como lencería.
Voló mi mente tras los rincones
donde ultimamos tanta agonía
cuando se agitan nuestras pasiones
y nos alcanza la economía.
Semidesnuda te imaginaba,
mientras a besos tu piel cubría,
tú sin pensarlo todo lo dabas,
yo siendo tuyo... te hacía mía.
Tomé tus muslos, cintura y senos,
vertí mi lengua en tu geografía,
nos entregamos en alma y cuerpo,
tú me invitaste y hundí mi hombría.
Y más contarte en vano sería,
para callarme sobran razones
(como en mi sueño las posiciones),
mejor cumplimos la fantasía.