En el convento estaba como interna una monjita muy majadera; Siempre que estaba platicando con sus compañeras de cualquier cosa decía fregadera y media.
Las demás estaban cansadas de ella y, en una platica que tuvieron, llegaron a la conclusión de que, cuando ella empezara con sus palabrotas, todas se pararían de la mesa y la dejarían sola.
En una ocasión estaban platicando sobre la guerra y sus consecuencias
una dijo:
"si yo pudiera, mandaría un camión lleno de alimentos para toda la gente pobre."
otra dijo:
"si yo pudiera mandaría un camión lleno de medicinas para los enfermos."
Y, dice la monjita majadera:
"si yo pudiera mandaría un camión lleno de putas para los soldados."
De repente se paran las monjas y se dirigen a la puerta,...y la monjita grosera les dice:
'¡Espérense pendejas,...todavía ni contrato el camión!'