Los rescatistas encuentran el avión estrellado. El único sobreviviente se está masticando un hueso, y a su lado hay una pila de huesos humanos bien grande. No creen lo que ven, y entonces contesta el tipo:
- No me juzguen. Tuve que hacerlo para sobrevivir.
El capitán del grupo de rescate le contesta:
- Pero, Dios mío. Mire, señor: el avión se estrelló apenas ayer. 