Entra un borracho a un confesionario, donde
ya estaba el cura sentado del otro lado. Pasan 5 minutos y no hay sonido. El padre tose un poco para ver si el del otro lado del confesionario reacciona, pero nada. Pasan otros 5 minutos y el padre vuelve a toser, pero igual nada. Tras otros 10 minutos el padre se desespera y le toca con fuerza en la pared del confesionario: Entonces el borracho agitadamente dice:
¡Oiga, ya cálmese! ¡De este lado tampoco hay papel higiénico!