Si de algo no quiero arrepentirme

es de haber sido tuya aquella noche.

No quiero de tus labios ni un reproche,

por no decirte adiós al despedirme.

Decirte adiós después de darte un beso

sería igual que huir, no soy cobarde,

porque el  fuego  que hubo y que  aún arde

ha de ser el que marque mi regreso,

y sé que tu estarás para envolverme

de nuevo con tus brazos.  Tu mirada

dirá que no fui solo un segundo,

que yo puedo ocupar todo tu mundo,

ser tu amante y tu sentirte amada,

con solo una palabra enternecerme.

En mi boca el sabor de tu saliva

lo guardo como esencia  deliciosa,

y en mi oído tu voz, cuando amorosa ,

pediste que te amara mientras viva.

Así  te amo  hoy en este  lecho

que con tanto ardor nos recorrimos,

momentos de lujuria y de mimos,

piel con piel, pasión, pecho con pecho.

Busco con mis manos, suavemente,

entre mis piernas  besos que aún palpitan,

y me dejo llevar mientras me excitan

esperando el orgasmo nuevamente.

Pensando en ti, amada, no me importa

ni el ayer, que pasó, ni si mañana

el sol contemplaré por la ventana.

Mi agonía será mucho más corta

si vuelves pronto a mí a seducirme,

     que entregándome a ti en cuerpo y alma