Manuel y María están de luna de miel, pero Manuel pasa seis hora de tal luna de miel comiéndose la cuca de María. Se la mama y se la mama. Esa tarde van a un restauran italiano. De repente, Manuel se enoja y grita:
- ¡Mesonero, mesonero! ¡venga acá un momento!.
El mesonero le dice: - ¿Le puedo ayudar, señor?.
- ¡Si! ¡Hay un pelo en el espageti!. ¡Sáquelo de aquí, nojoda!.
El mesonero le pide disculpas, baja la cabeza, y se lleva el plato rápidamente. María, moviendo la cabeza, le susurra al oído.
- Eres un hipócrita. Te pasaste toda la noche con la cara llena de pelos.
Manuel le contesta:
- ¿Si?. Si hubiera encontrado un espaghetty en tu cosita, me lo hubiera tragado rápido.