En una funeraria se estaba velando a un señor que usaba peluca, y entre besos y caricias que le hacían sus deudos se le desacomodó la peluca. Entonces se le encomendó al empleado de la funeraria que estaba presente a que solucionara el problema, acomodándole la peluca al difunto. El funcionario cerró la puerta de la sala donde se realizaba el velatorio, y luego de algunos minutos volvió a abrirla, observándose que su tarea fue bien cumplida. Luego de ésto, quien encomendó dicho trabajo al empleado, le preguntó a éste: "¿Cuanto se le debe por este trabajito extra"? A lo que el funcionario de la funeraria respondió: "¿Y qué le voy a cobrar por solo cuatro clavitos?"
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