
Estoy vivo y he sorprendido las estrellas en el alba.
Mi compañera continua durmiendo y lo ignora.
Mis compañeros duermen todos. La clara jornada
se me revela mas limpia que los rostros aletargados.
A distancia, pasa un viejo, camino del trabajo
o a gozar la mañana. No somos distintos,
identica claridad repiramos los dos
y fumamos tranquilos para engañar el hambre.
Tambien el cuerpo del viejo deberia ser sano
y vibrante ante la mañana, deberia estar desnudo.
Esta mañana la vida se desliza por el agua
y el sol: alrededor esta el fulgor del agua
siempre joven; los cuerpos todos quedaran
al descubierto.
Estaran el sol radiante y la rudeza del mar abierto
y la tosca fatiga que debilita bajo el sol,
y la inmovilidad. Estara la compañera
un secreto de cuerpos. Cada cual hara sentir su voz
No hay voz que quiebre el silencio del agua
bajo el alba. Y ni siquiera nada que se extremezca
bajo el cielo. Solo una tibieza que diluye las estrellas.
Estremece sentir la mañana que vibre,
virgen como si nadie estuviera despierto



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