Dicen que la risa es alimento del alma y hasta sosiego aun en los momentos más tristes.
También dicen que, hasta para hacer el ridículo, hay que tener clase.
Me pregunto si es preferible hacer el ridículo a tener el corazón lleno de cosas innobles.
Me pregunto si todas las risas realmente son alimento del alma de quien ríe.
Me pregunto si todas las risas son producto de acciones nobles.
Y si para hacer el ridículo hay que tener clase...
Me pregunto qué hay que tener para estar siempre haciendo objeto de las más tristes, miserables e innecesarias burlas y desprecios a la amistad, la confianza y la buena fé que los demás, en algún momento, les confiaron.
Me pregunto qué gratificación tienen quienes así actúan
No siempre las risas son buenas.
Pueden ser disfrutadas, eso no lo dudo, pero más temprano que tarde, aun cuando no se quiera aceptar, esas risas producto de burlas y desprecios, lo que traen son tristezas al corazón de quienes mucho rieron y se burlaron.
Tristezas, eso sí, que solo podrán sentir quienes tengan nobleza de corazón.
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