En una carretera campestre, un matrimonio viaja con su hijo de ocho años de edad. Al salir de una curva, el pequeño alcanza a ver un indio con el brazo derecho levantado y sosteniendo con la mano a un tejón por la cola, que hacía grandes esfuerzos para soltarse sin lograrlo. Sobre su cabeza se leía en un letrero mal pintado: TEJONES A $100. El chiquillo inmediatamente le pide a su padre que se pare, y el auto se detiene frente al puesto de venta de tejones. El niño corre a observar los tejones, mientras el padre y la madre discuten el precio con el indio. De pronto, el niño pregunta: "Disculpe, señor, ¿cómo se cogen los tejones?" El hombre se le queda viendo; se vuelve a ver a los padres del niño y nuevamente al niño y, finalmente, contesta: "Mira niño, el tejoncito comienza a corretear a la tejoncita y cuando ésta ya no puede correr más, la va acorralando y luego se le acerca por detrás y le levanta la..." El padre, al ver que la pregunta de su hijo fue mal interpretada, aclara: "No, no, señor, mi hijo se refiere a cómo se cazan". Asombrado, el tipo se le queda viendo al padre y luego al niño aclarándole: "No, niño, los tejones no son pendejos, ellos no se casan, nomás se cogen".
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