Según investigaciones científicas, los delfines son considerados las criaturas más inteligentes del mundo, después de los humanos y, por ello, deberían ser tratados como “personas no humanas” y moralmente como indivíduos.

Una estructura cerebral asociada a una gran inteligencia, una gran similitud con los humanos en la forma de comunicarse, personalidad propia, capacidad de reconocerse y mirarse en un espejo, pensar en el futuro, complejidad emocional, resolución de problemas, etc. Estas y algunas capacidades más, lleva a los científicos a declarar que es moralmente inaceptable mantener a animales tan inteligentes en parques acuáticos y que maltratarlos resulta moralmente repugnante.