Manipular, engañar sutilmente, manejar, dominar, dirigir la conducta de las personas, de las masas, para un fin: el abuso de poder. Para ello es fundamental reducir a las sociedades estructuradas, cohesionadas y solidarias (se pueden destruir, no manipular) en un objeto, en masa, un grupo de individuos desestructurados, fácilmente manipulables al carecer de vínculos sólidos entre ellos. Masa es un concepto cualitativo, no cuantitativo; no importa el número, una familia, una comunidad de vecinos, un pueblo o un país pueden ser masa.
Una sociedad egoísta, sin ideales ni principios sólidos, capada de su capacidad de pensar, es más manipulable. La manipulación se presenta en cualquier relación social o campo de la actividad humana, donde la parte dominante se impone a otras en virtud de que estas carecen de control, conciencia y conocimiento sobre las condiciones de la situación en que se encuentran. Galbraith, economista norteamericano, dijo: “para manipular eficazmente a la gente es necesario hacer creer a todos que nadie les manipula”.
El que manipula “pretende seducirnos para que aceptemos lo que nos ofrece sin darnos razones, porque el manipulador no habla a nuestra inteligencia, no respeta nuestra libertad” (Alfonso López Quintás).