
Mañana seremos Ellos
La esperanza de vida ha aumentado considerablemente en las últimas décadas, gracias a los avances médicos y científicos. Nuestros padres y abuelos son los que inventaron, investigaron y trabajaron incansables hasta conseguir tales avances.
Ser anciano no es una enfermedad, es una etapa natural a la que muchos de nosotros llegaremos, pero la imagen que se tiene de la vejez no resulta muy atractiva, se tiende a ver en ellos únicamente el deterioro físico y mental que ocasiona el paso de los años. Cambiar la actitud negativa que adopta la sociedad ante esa etapa de la vida es difícil. La vejez se asocia con la muerte y en nuestra cultura aún no hemos asimilado que es tan natural nacer como morir. En pocos años seremos nosotros los que suframos el menosprecio y abandono que a día de hoy padecen ellos, tendremos problemas de salud, perderemos movilidad, independencia, autoestima y la capacidad de decidir sobre nuestra propia vida. Nos verán como “una carga”
Por lo tanto, el número de ancianos es mayor, lo cual parece plantear un serio problema, tanto a la sociedad en general como a las familias individualmente. Por no hablar del “supuesto” elevado coste económico del que algunos acusan a este colectivo, en medicamentos, residencias, etc. Olvidamos que ellos han contribuido con el trabajo de toda su vida a mantener el país, hasta que nosotros hemos llegado a la edad de hacerlo. Triste sociedad que se limita a cubrir de mala gana y precariamente las necesidades de nuestros mayores, se puede protestar por el gasto en armamento, por ejemplo, pero poner precio al bienestar de un colectivo que nos ha aportado tanto es vergonzoso. Ellos no son culpables de la mala gestión económica.
Y también se olvida que tienen derechos ( ya cumplieron sobradamente con sus obligaciones familiares, laborales, etc.) y los tienen porque son personas, la edad no debe privarles de ninguno de sus derechos, pero no siempre se respetan o cumplen en su totalidad, tienen derecho a estar informados sobre su estado de salud y a recibir el mejor tratamiento médico, sea cual sea su coste económico, nadie cuestiona ese derecho en un niño o adulto, ¿ por qué en los ancianos sí? en contadas ocasiones se les permite elegir dónde y con quién desean vivir, qué desean comer, vestir, no se les permite administrar sus bienes o decidir sobre su propia vida, basándose en el “lo hago por su bien” y sí, hay ancianos que necesitan ser tutelados, pero por comodidad y/o egoísmo de sus familiares o cuidadores a casi todos se les impide tomar esas decisiones tan personales.
Por su vulnerabilidad y fragilidad, debido a su deterioro físico o psíquico, aumentan las posibilidades hay de convertirse en víctimas de maltrato, tanto en el ámbito familiar como en residencias, en víctimas de abusos (ej. los abuelos canguro) engaños ( tus propiedades pasan a ser mías ) y ellos no pueden denunciarlo, porque dependen física, afectiva y económicamente de sus maltratadores.
Y lo peor de todo, es que se olvida que además de derechos tienen sentimientos, ellos también aman y desean ser amados, al igual que nosotros tienen episodios de ira, tristeza, nostalgia, melancolía, ellos también padecen de inseguridad y miedo a la soledad, desamparo, abandono, a ellos también les duele profundamente sentirse ignorados o ser el centro de burlas por su limitaciones, ellos también necesitan divertirse, sentir que forman parte de un núcleo familiar y social, necesitan amigos… necesitan ser escuchados, pero a nadie le interesa lo que dicen, nadie desea escucharlos…
Y escucharlos es una maravilla, han adquirido la sabiduría que sólo los años pueden dar; son parte viva de nuestra historia; sus “batallitas” están cargadas de lecciones que deberíamos aprender para no caer en errores del pasado; sus consejos, a veces tan repetitivos son consecuencia de la experiencia y pocas veces están exentos de razón; su serenidad es un bien escaso en este mundo que nos obliga a vivir precipitadamente; su sencillez una virtud que nos enseña a apreciar y disfrutar de las pequeñas cosas de cada día; su agradecimiento ante cualquier muestra de cariño, nos enseña a mostrar nuestras propias emociones; la ternura que transmiten un arma eficaz para luchar contra la crueldad que hoy día nos asola; la solidaridad con todos los que les rodean un ejemplo a seguir; sus arrugas un espejo donde mirarnos cuando olvidamos que lo importante de una persona siempre está en el interior; esos sueños incumplidos de los que hablan y que difícilmente se harán realidad ante un fin de etapa que se aproxima inexorablemente son una razón y una lección para enseñarnos a vivir plenamente sin desaprovechar el tiempo y su coraje por continuar a pesar de las dificultades físicas y mentales toda una lección de valentía.
Hoy somos lo que fueron ayer, mañana seremos ellos…
P.D. Tendemos a quedarnos únicamente con la “fachada”, a juzgar precipitadamente la imagen exterior.
Con este blog ocurre algo similar, la aparente imagen frívola de los temas que se tratan en ocasiones impide ver que, tras ellos siempre está el ánimo de compartir, comentar en clave de humor cualquier cosa, informar sobre temas más serios, intercambiar opiniones, dudas, etc… nunca la voluntad de faltar al respeto o molestar a nadie. Un espacio abierto donde cada uno pueda expresar lo que le apetezca. Quien no lo entienda así tiene dos opciones, decirlo abiertamente ( porque si alguna vez se ofende a alguien sin querer, no tengo problema en pedir disculpas) o puede cerrar la página y pasar de nosotros.
Mis verdaderos compañeros de blog , todos ellos, los que están y los que por propia voluntad decidieron dejarnos, son personas con una gran calidad humana, con unos valores ejemplares y sobre todo, con un gran sentido del humor, no siempre bien entendido. Tras estos post, unas veces provocadores, otras contando experiencias personales o satirizando situaciones de la vida diaria, hay personas cuyo única pretensión es hacer olvidar las preocupaciones diarias. Si alguien ha sido capaz de profundizar, de leer entre líneas a mis compañeros, sabrá por qué me siento tan orgullosa de ellos, de todos ellos, y yo, que soy la mínima parte de este blog, la menos importante y participativa ( y cuando lo hago creo polémica, jajaja) teniéndolos cerca soy mejor persona, porque, junto con los que nos visitan, conseguís unas veces hacerme sonreír, otras pensar sobre algún tema que desconocía o al que no había dedicado la atención necesaria , otras sorprenderme y siempre, siempre aprender y crecer como persona.