Plácida luna retorcida en el agua. Claro destello. Sobre tu boca un rayo seductor y apacible. Vértigo sangriento. Tu granada y mi espada. Bésame de nuevo.
Tocamos cada noche las células del alma. Y dejamos cuajadas estrellas en las manos. Los colores se hunden y nacen las palabras, los gemidos, las flores. Y mojamos desnudas las voces conjugadas.
Conozco tus secretos, y conozco tu risa. Conozco la fuerza que gravita en tus senos, el ruido de tus besos, la flecha de tu boca y la senda que sigue tu lengua bendita. |