Hemos aprendido a base de caídas, raspones y duros golpes, mismos que nos han vuelto un tanto más experimentadas conforme pasa el tiempo; crecimos, cambiamos, mejoramos, nos enriquecimos de las prácticas ejercidas, nos miramos al espejo y nos damos cuenta de que nos hemos convertido en mujeres excepcionales…
Y a pesar de todo esto y muy en el fondo seguimos siendo las mujeres que sueñan, las que al llegar la noche nos cuestionamos lo siguiente: ¿dónde está?, ¿qué hará?, ¿estará cerca?, ¿tardará mucho?... ¿Estará deseando encontrarme, tanto como lo estoy deseando yo?... Dormimos y soñamos con eso… Despertamos y vivimos con lo otro… Pero nunca dejamos de soñar que aquello que de niñas algún día pensamos… Pronto pasará...