El hombre es el águila que vuela. La mujer es el ruiseñor que canta. Volar es dominar el espacio. Cantar es conquistar el alma. El hombre es un Templo. La mujer es el Sagrario. Ante el Templo nos descubrimos; ante el Sagrario nos arrodillamos. En fin: el hombre está colocado donde termina la tierra. La mujer donde comienza el cielo.