Llenas de color mi vida,
alumbras mi despertar,
te quiero más cada día
y no te pienso olvidar.
Los destellos del atardecer
son muy hermosos,
pero no pueden compararse
con el brillo de tus ojos.
El amor es una cosa
que no se puede ocultar,
si no lo cuenta tu boca,
te traiciona el suspirar.
Cuando el mar se seque
y el sol deje de brillar,
ese será el día
en que yo te deje de amar.
Si tuviera que hacerte un regalo,
te regalaría un espejo,
porque después de ti,
lo más bonito es tu reflejo.
El cristal de mi ventana
lo empaño con mi aliento,
en él escribo tu nombre y
después lo borro a besos.
Te quiero más que a mi madre,
y siento que estoy pecando,
pues ella me dio la vida
y tú me la estás quitando.
La naranja nació verde y el tiempo la maduró,
mi corazón nació libre y el tuyo lo cautivó.
A menudo me pregunto dónde está la perfección,
sólo cuando te miro encuentro la solución.
Dicen los dioses y afirman los sabios
que para entrar en el cielo hay que besar tus labios.
Si esta noche te asomas a la ventana y sientes frío,
no creas que fue el viento, que fue un suspiro mío.
Si tu cuerpo fuera cárcel y tus brazos cadenas,
no se me ocurre mejor sitio para cumplir mil condenas.
Necesito el corazón porque me hace vivir,
pero más te necesito porque lo haces latir.
A veces me pregunto por qué la vida es tan bella,
ahora sé la razón: Porque estás tú en ella.
D/A