Si sientes que tu vida no vale nada, recuerda que hay quiénes no tienen que comer, les falta un brazo una pierna o sufren de alguna enfermedad y tienen más ganas de vivir qué tu mismo. Entonces seguirás aún pensando que tu vida no vale nada, pues da gracias a Dios que no padeces de lo antes mencionado. Vive más y quejate menos y da gracias siempre a Dios que tienes una vida que muchos quisieran tener...
Sonríe y sé feliz...