La chispa que creó nuestra bandera
Amo mi bandera porque es mi bandera,
pero desde que conocí sus orígenes y su historia, la amo más. Nació como símbolo de hermandad entre dos naciones y
desde ahí, comenzó su vía crucis; la prohíben, la ignoran,
la queman, la maltratan, la insultan, la oficializan,
hasta convertirse en el máximo símbolo de nuestra identidad,
en una de las historias más interesantes de bandera alguna.
Miles de puertorriqueños fueron perseguidos, apresados,
torturados y asesinados simplemente por defender,
honrar y respetar esa bandera. Entregaron sus vidas para que tú y yo podamos utilizarla libremente.
¿Tú te has lucido alguna vez con nuestra bandera?
Pues conoce su historia para que te luzcas mucho más.
En los orígenes de la bandera hay dos fechas claves.
En junio de 1892, cuando nació, y en diciembre de 1895,
cuando se aprobó por un grupo de 59 patriotas.
La semana pasada cumplió 116 años nuestra bandera;
en su honor hoy nos concentramos en dos puntos.
Primer punto, el creador: Antonio Vélez Alvarado
era el segundo de siete hijos varones del comandante
capitán José María Vélez Escobar y la puertorriqueña
Cecilia Alvarado Rodríguez. Una familia unida,
reconocida y acomodada, dueños de la Hacienda
El Recurso, en Coto Norte, Manatí.
Desde jóvenes los hermanos se unieron a la lucha por
la libertad de Cuba y Puerto Rico. Antonio era periodista.
A los 14 años comenzó a escribir con el seudónimo de
Yuri en periódicos de Humacao, Ponce, Mayagüez y San Juan.
En Manatí editó y publicó dos periódicos rebeldes que le causaron
muchos problemas. Su padre lo envió a Nueva York con su
hermano Ramón. Allá desarrolló una carrera exitosa como
periodista y editor, pero además continuó su lucha por la independencia
de las dos antillas. Fue uno de los amigos más íntimos de José Martí,
quien le dio los derechos de impresión de su poemario “Versos sencillos”
(1891) y a quien le editó y publicó su primer periódico Patria (1892).
Segundo punto, el instante mismo en que nació: era un 11 de junio
de 1892 en Nueva York. Antonio (de 28 años) se quedó contemplando
por unos instantes la bandera cubana que tenía siempre
colgando en la pared de su apartamento (23 St. # 219).
Al cambiar la mirada súbitamente, experimentó una ilusión
óptica que interpretó como un “raro daltonismo”, o sea
le provocó que sus ojos invirtieran los colores, lo rojo lo vio
azul y lo azul lo vio rojo. Cautivado por esta imagen,
pensó: “…si los cubanos y los puertorriqueños vamos a pelear juntos
como hermanos, nada más justo que las banderas sean también
hermanas, con una sola inversión de colores”. Sale deprisa hacia
la Botica Peraza de su amigo Domingo y allí adquiere papeles
de seda en los tres colores. Sentado en su habitación, recorta con
paciencia los papeles blancos, rojos y azules. Así construyó
el primer modelo de la nueva bandera para
Puerto Rico y se la envió a Betances que se encontraba en París.
Días después, en el hospedaje de su vecina boricua doña Micaela
Dalmau, Antonio le pidió que le cosiera en tela de seda dos banderas,
la de Cuba y otra con los colores invertidos de la cubana. Antonio
invitó a comer a casa de doña Micaela a un grupo de amigos, entre
ellos a José Martí como invitado especial. Los historiadores también
ubican en esa cena al puertorriqueño Francisco Pachín Marín,
al poeta venezolano José Sanabria, a Sotero Figueroa, al poeta
boricua Manuel Soler y Martorell. El propósito de Antonio era
presentarle a José Martí las dos banderas. Martí con un gesto
dio su aprobación. La evidencia se plasma en un artículo aparecido
en el periódico Patria el 2 de julio de 1892 donde el propio
Martí dice y así reconfirma que "… ayer nos daba de comer
Don Antonio Vélez Alvarado ante las dos banderas…".
Los puertorriqueños y cubanos que juntos luchaban por su
libertad querían que en cualquier parte del mundo donde
se vieran esas dos banderas se supiera inmediatamente
que se trataba de dos pueblos hermanos.
Por Jesus Omar Rivera
|