"Levántate y resplandece, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti. Es verdad que la tierra está cubierta de tinieblas y los pueblos de oscuridad, pero sobre ti amanece el Señor y se manifiesta su gloria y acudirán los pueblos a tu luz. Haré que te gobierne la paz y que la justicia sea tu soberana. No se volverá a hablar de violencia en tu tierra, ni de saqueo o ruina en tu territorio" (Is 60,1-2.3a.17b-18) |