‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ (’PNAS’, realizó un estudio sobre el riesgo de exponerse al tabaco cuando se apaga el cigarrillo, esa nube blanca desaparece, y no sólo queda un mal olor en el pelo o en la ropa, sino que también en el ambiente, así es que determinaron un alerta llamada “humo de tercera mano”, o sea , “la nicotina residual que fue absorbida por determinadas superficies”, llegando a la confirmación de que “el ácido nitroso presente en el ambiente y, fruto de ello, forman un tipo de nitrosaminas que son carcinógenas”.
Expertos del laboratorio nacional Lawrence Berkeley y de la Universidad de California en San Francisco, Estados Unidos, explicaron que “tomaron una serie de muestras en el camión de un conductor que llevaba años fumando durante múltiples trayectos y las contrastaron con las obtenidas en el laboratorio. La celulosa empleada en las distintas pruebas mostró una presencia de nitrosaminas carcinógenas específicas del tabaco 10 veces superior”, por lo que aconsejan “prestar más atención a las posibles reacciones químicas que pueden producirse en los espacios cerrados. De hecho, el ambiente podría hacerse más tóxico con el paso del tiempo y la mayor acumulación de nicotina en las alfombras o la moqueta, por ejemplo”.
La revista ‘Archives of Internal Medicine’ publicó un trabajo sobre los riegos del humo ambiental; que se basa en ‘el peligro que corren las mujeres que se exponen en sus casas a los malos humos de sus maridos. Tras estudiar una cohorte de casi 15.500 ciudadanas de Hong Kong, no fumadoras y con edades comprendidas entre los 65 y los 74 años, los científicos, dirigidos por Chi C. Leung y procedentes de distintos centros de la citada región china, subrayan la presencia de un férreo nexo de unión entre el tabaquismo pasivo y el diagnóstico de tuberculosis. Hace algunos años, en 1996, un estudio español llegó a una conclusión bastante similar. Estos datos son de especial relevancia en países como China, en los que el consumo de tabaco está fuertemente desequilibrado: un 60% de los hombres fuma, frente al 4% de las mujeres. Los cigarrillos, por tanto, afectan a la salud de ellas de forma silenciosa’.
Llegando a la conclusión de que “El tabaquismo pasivo supuso un 13,7% de los casos de tuberculosis activa de esta muestra”, y agregan que “Esta exposición puede causar otras enfermedades respiratorias o incluso diabetes y trastornos coronarios”.
Las investigaciones demuestran “dos claras evidencias científicas a favor de la prohibición del consumo de tabaco en los lugares públicos cerrados así como en los transportes, e incluso en el hogar. Son medidas que protegen la salud de fumadores, activos y pasivos, y que promueven el cese del consumo de los primeros”.
LOLY-AMOR