Gracias Señor por la mujer,
por ese prodigio
fuente de vida
que de su vientre nos ve nacer...

Abnegación humana,
tierna, cálida, bondadosa.
Llena de fibras y sentimientos
¡No imagino criatura más hermosa!

La simiente en sus entrañas,
producto del amor,
es carne de tu carne,
al fin tú fruto, Señor...

Desde la cuna aprendí a venerarlas
y aunque por ellas también he sufrido,
no tengo palabras para expresarte
lo que también por ellas he sentido...

Por eso soy uno más que piensa
que la mujer

es el broche de oro de tu obra maestra.
¡Que grande eres Señor!
¡Te ha quedado perfecta!

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DE   RAUL   FELIPE.

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                                LUIS     MARIO

*Fondo por Vainica*