que tengo sin caer en la desesperanza por obtener aquello 
de lo que carezco.
Tengo la fortuna de apreciar y dimensionar lo que me rodea
 y vivo en armonía con lo que soy capaz de generar por
 medio de mi trabajo diario.
Sigo esforzándome diariamente por ganarme el cariño y respeto
 de mi familia, amigos y compañeros de trabajo, pues siempre
 he sabido que los amores se mantienen y crecen a la luz 
de la devoción y cariño con el que se cuidan y bastante bien 
les hace regarlos frecuentemente con agua del corazón.
Mantengo vivos mis amores, los pasados y los presentes,
 porque ellos me dan la energía para seguir caminando.
Conservo los afectos de mis amigos en el reducto interno
 que para cada uno he ido formando a través de los años
 y lo cuido como un espacio que a perpetuidad y por derecho a cada uno corresponde.
Guardo un especial agradecimiento a todos aquellos que 
han aportado con generosidad un pedacito de su alma
 y su corazón contribuyendo a hacer de mi lo que soy ahora 
y lo que seré mañana.
Uso como energía pura la confianza que tuvieron y tienen en mi 
quienes me han ayudado a formarme durante todos estos años.
 Esas personas que estuvieron conmigo durante mis años niños,
 mis años jóvenes y mis años adultos, y que, en conjunto
 me han preparado, espero, para vivir bien mis años viejos
 que pronto habrán de venir.
Tengo presente a mis antepasados quienes me ofrecieron 
sus hombros para que mis pies comenzaron su trayecto y
 ahora cuido que mi par de piernas sean fuertes para que 
se apoyen en ellas los pasos de quienes de mi nacieron.
 Procuro que mis pies se conserven firmes y en contacto
 con el piso, aunque es frecuente que mi imaginación se
 de el lujo de volar y de soñar con un armonioso hoy y
 un mejor mañana.
Cuando en mi existe frío, producto de las lejanías,
 desavenencias y desencuentros con mis semejantes, 
llamo a la hoguera de mi corazón para que me fortalezca, 
y le pido que me de el calor que me permita asumir
 mis culpas para saber pedir perdón.
Y cuando recibo por cualquier motivo la disculpa ajena, 
trato de ser de fácil perdón y olvido.
 Bastante penitencia paga quien asume su culpa como para
 se cometa el exceso de hacerle el momento más difícil.
Procuro vivir en paz conmigo mismo, pues se bien que
 no se puede ofrecer tranquilidad cuando uno mismo no la tiene para si.
Se que para volar solamente se requiere dar fuerza 
a las alas de nuestra imaginación y tomar rumbo hasta
 donde la nada existe.
Sueño con una vejez acompañada en donde la acompañada,
 mano de ella sea mi guía y donde la mía sea su sostén.
Quiero repetirme en cada acto de quienes buscan una
 forma digna de vivir y que sus afanes impregnen mi alma 
para seguir adelante y vivir cada día como manda Dios.
Quiero tener algún día el privilegio de llegar hasta lo más
 alto donde el espíritu alto, tiene su fortaleza y nuestra 
fe su razón de ser.
Estoy muy lejos de plantear mi felicidad en base a los 
bienes materiales y sigo siendo capaz de disfrutarlo
  (Jorge Luis Borges)