(Este texto está extraído de un reportaje publicado en la revista Mente Sana, escrito por un Psicólogo, master en Sexología) 

Para poder vivir nuestra sexualidad como seres humanos completos y plenos, hace falta prestarle atención, cuidarla y hacerla crecer. Es decir, hace falta que la vivamos con los cinco sentidos. Esto es, relajándonos, concediéndole tiempo -sin prisas ni agobios- estando presentes en lo que hacemos, queriendo cuidarlo y disfrutarlo, invirtiendo en la relación todo nuestro amor, nuestra ternura y también todo lo que nuestro cuerpo pueda dar se sí.

La VISTA, para mirar, para hacerlo con una intención y actitud determinadas, para convertir la mirada de una larga caricia que recorre la geografía corporal de la otra persona. Mirar y ser mirado con deseo puede encender la llama del erotismo.

Con el OLFATO podemos recrearnos en los matices olorosos del momento, aprender a distinguir los olores sexuales provenientes de las feromonas producidas por la excitación. Cerrar los ojos y recorrer lentamente el cuerpo de la otra persona con la nariz puede provocar reacciones placenteras, insospechadas e intensas. 

El lenguaje del GUSTO ha sido milenariamente utilizado como recurso metafórico para expresar el deseo de fusión que las personas experimentamos en una relación sexual. Nada más eróticamente atractivo que integrar cualquier tipo de alimento, según los gustos de las dos personas, como un componente de la relación.

Podemos usar el OIDO para escuchar las palabras de la otra persona, convertidas en poesía, vehículo de la ternura, de la calidez, de la entrega amorosa. Así ya es un placer indescriptible por sí mismo. Si además viene acompañada por las músicas elocuentes que los artistas han sabido crear para estos encuentros, nos elevaremos al séptimo cielo.

El sentido del TACTO –cuando entendemos que toda la piel es erógena y nos dedicamos a acariciarla con fruición y detenimiento en un largo masaje sensual que no deja recoveco corporal sin tocar- puede convertir la relación en un encuentro largo y distendido, de horas, que vivenciaremos como si el tiempo se hubiese detenido.

Podemos amar con los cinco sentidos y disfrutar con ellos de manera increíble. Pero si, además, los complementamos y dirigimos con el uso de ese sexto sentido interior que es la FANTASIA, dejando que nuestra mente se erotice en libertad, construyendo nuestro propio deseo, impidiendo que los prejuicios y la vergüenza limiten y repriman nuestra creatividad erótica, entonces es cuando realmente la relación sexual se convierte en HUMANA y deja de parecerse al sexo animal.

No hay mas limites para la exploración que el respeto y la comunicación sincera con la otra persona.

Amar con los cinco sentidos… y mucho más, significa convertir la sexualidad en un vehículo para aumentar nuestro bienestar, compartir el placer con las otras personas y expresar nuestros afectos positivos en un diálogo entre personas que se aman como humanas y se respetan como iguales.

                                            JULIÁN F. DE QUERO