Quisiera por un momento detener el tiempo,
sin segundos
que marquen minutos,
ni minutos que marquen las horas.

Y sin prisa ni afanes,
poder contemplar la belleza
de tu amor, de tu misericordia,
cuando siendo yo apenas el boton
de una silvestre flor, aquella regada
por rayos del sol, y visitada por lluvia
tardia, pude encontrar por fin
la paz que tanto anhelaba.

Mi rostro busca la luz del tuyo.
Mi alma salta al encuentro
de tu santa alegria.
Mientras recuerdo
promesas y profecias,
aquellas dichas por varon enviado,
por siervo escogido.

Tiempo que se detiene en
respeto al momento guardado.

Porque de tal manera amo Dios al mundo
que ha dado a su hijo unigenito,
para que todo aquel que en el cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna.

Autor Pablo Caballero