Y sembrar es construir para el día de mañana,
para recoger más adelante.
Siembra tu fe, para sostener y apoyar a los que vacilan.
Siembra tu abnegación y no la reserves solamente para ti.
Siembra tu confianza y Dios no te dejará ni los hombres te fallarán.
Siembra la sonrisa a tu alrededor;
la sonrisa hace bien y te hace bien,
la sonrisa disipa nubes y suaviza tiranteces.
Siembra tu dulzura y llegarás a conquistar a los hombres,
aun a aquellos que tienden a la violencia o no saben dominarse.
Siembra tu amistad,
tu gozo y tu entusiasmo en todos aquellos que lo necesitan,
pues así llegarás a hacer felices a los demás y ellos te harán feliz a ti.
Siembra tus sacrificios, aun con lágrimas y sin alarde;
todo sacrificio requiere una cuota de dolor y de sangre;
pero toda sangre es redentora y toda lágrima es purificadora.
Siembra toda tu vida;
que toda tu vida sea una verdadera siembra de alegría,
de bondad, de paz y de amor; el que siembra luz, recogerá calor;
en cambio, el que siembra vientos, recogerá tempestades.
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