Cuando era niño soñaba
con un mundo mágico. Un mundo donde no había odio, ni discriminación…
En ese mundo mío, los niños y los ancianos serían amparados. Las guerras serían apenas ficción científica, Todos serían amigos y serían respetados aquellos que poseyeran el corazón más puro… Desconoceríamos palabras como adiós, mentira y odio. Un mundo donde el más fuerte ampararía al más débil. Donde el amor sería más que cuatro letras. La ley y la justicia estarían basadas en ese amor. Un mundo donde no se conocería el dolor; Un mundo donde reinaría el sentido común y la inteligencia. Un mundo de sueños, que se perdió en la dura realidad de nuestros días. Un sueño que murió sofocado en la hipocresía de los hombres de hoy. ¿Por qué no podría ser así nuestro mundo? ¿Por qué somos mezquinos hasta el punto de dejar que nuestros sueños se mueran? Y nos acostumbramos a la dura realidad de éste mundo ¿Que acaso no es mío o, tuyo? Dios mío, sé que la culpa es toda nuestra. Nosotros volvimos éste paraíso en nuestro propio infierno. Perdónanos Señor por nuestra ignorancia y ayúdanos a aprender Tus lecciones. Para que haya menos sufrimiento y dolor Para que el amor pueda hablar más alto en nuestros corazones.
Eduardo Baqueiro
|