“cuando inhalamos, recibimos a Dios;
cuando exhalamos, nos entregamos a Él”.
Para los orientales la respiración,
el silencio y la meditación son hechos sagrados,
pero la mayoría de los occidentales no le prestamos atención alguna;
la respiración es algo mecánico, automático.
Creo que recién tomamos en cuenta que respiramos,
cuando estamos con disnea o nos estamos ahogando.
Los tres elementos que mencioné ayudan a aumentar la espiritualidad,
que no es religión, sino conectarse con la luz y la sabiduría del Creador.
El cielo en la tierra es la paz interior y hacia eso se dirige la espiritualidad.
Quizás 30 ó 40 años atrás, cuando la palabra stress ni existía,
sobraban los momentos para sentarse
-sobre todo de noche- junto a la familia y a los amigos,
a mirar las estrellas e intercambiar ideas de tanto en tanto.
Y ahora ¿hemos evolucionado?,
técnicamente sí, pero humanamente no.
Estamos actualmente inmersos en el ruido.
Para los jóvenes, esto es lo normal, tanto que hablan a los gritos.
Quieren que los escuchen con lo que cuesta!
entre el ruido del tránsito, de la música a todo volumen;
no les queda otra alternativa que gritar o no comunicarse con el prójimo.
Son los que no conocen el canto de los pájaros
o el murmullo del viento entre las ramas.
Todos en la vida tenemos una misión y, a veces,
también un don,
una gracia divina que debemos usar para nosotros
y para los demás, pero es harto difícil comprender qué misión tenemos,
rodeados de tanto barullo y confusión.
Para ello necesitamos el silencio,
y éste se encuentra en la naturaleza y en la soledad,
como los ermitaños.
El silencio te deja pensar,
es mejor que la almohada
¿recuerdas?,
ante un problema,
“consúltalo con la almohada” te decían.
Pero.., ¡cuidado! que la creatividad no llega por pensar,
sino por dejar de hacerlo.
Al desconectar tu mente activas la parte intuitiva de tu cerebro,
la derecha.
Hay personas cuyo especial trabajo las obliga a estar en el silencio,
como el que maneja un barco,
el que espera ver brotar los sembrados,
lo que no significa descuidarlos.
Estas personas y doy dos ejemplos,
pero pueden ser muchos más, tienen la sabiduría de las cosas simples,
un hablar y un caminar pausado, hasta el caballo,
si lo tienen, camina lento;
tienen un conocimiento de la vida que asombra
y capaz que ni han terminado la primaria.
Tanto mirar las estrellas en silencio es como si se conectaran con el cosmos,
y si triunfan en sus logros tienen la satisfacción de haber cumplido,
y si no es así, no envidian, más bien aceptan que
“si Dios lo quiso así por algo será”.
Se conforman con la vida
y no se la arruinan ambicionando tantas cosas que,
quién sabe si las podrán tener algún día.
Osho
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