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El primer paso para adquirir paciencia
es renunciar a la necesidad de arreglar o cambiar las cosas,
comprender que algunas cosas son como son por una razón,
aunque nos parezca lo contrario o no podamos verlo.
La mayoría de las personas no cambiarían
sus malas experiencias cuando llegan al final de la vida,
porque han aprendido de todo lo que les ha ocurrido.
Todo aquello por lo que pasas, cada tormenta en la vida,
ocurre para que nazca un perfecto tú.
Elisabeth Kübler-Ross y David Kessler