No llores, amiga...
No llores que el tiempo transformas las cosas
las penas, los miedos, las dudas distantes;
al cruel desengaño lo cubre de rosas 
y a lágrimas duras transforma en diamantes.
 
¿O no has visto puertas donde solo había
un muro de piedra cerrando el camino? 
¿No has visto jardines sembrados de lirios
en páramos yermos cercados de espinos?
¿Qué queda del hórrido color del invierno
cuando suena el canto de amor de una alondra,
que siempre regresa y celebra en la vida
y permanece amando entre vientos y sombras.
 
Mañana otros hombres te dirán hermosa,
mañana otros niños te dirán amada...
cuenta tus penas cuando pase un tiempo
y veras que el tiempo las redujo a nada.