Hace más de un mes que me divorcié de María y tres meses
desde que encontré el diario de ella describiendo
su vida adúltera con el lechero,
padre del que creía mi hijo primogénito.
Siguiendo el sabio consejo de mi hermano
decidí regresar a la hacienda
de mis recién fallecidos padres allá en los valles de Montaña.
La hacienda tiene una casa enorme atendida por tres sirvientes.
Al llegar decidí organizar la historia de nuestra familia
aprovechando los registros meticulosos que mi padre,
abuelos y tatarabuelos llevaban desde tiempos inmemoriales.
Al rayar el mediodía me encontré con un libro escrito
en una jerga parecida al jeroglífico
de las civilizaciones del antiguo Egipto.
Las páginas tenían una numeración rara
con dibujos de una ciudad grande
y hermosa jamás conocida en la tierra.
En la orilla de cada página estaba escrita una fecha.
Al repasar el libro encontré
que siempre todos los 29 de febreros de todos los años,
un secreto era develado.
Coincidencialmente la página final
tenía la fecha del día
de hoy 29 de febrero de este año bisiesto 1996.
Traté de descifrar el mensaje
y sólo pude hacerlo cuando iba a terminar ese día.
El secreto echaba por el suelo todas mis firmes convicciones
acerca de la pureza de la sangre.
Yo también vengo a ser un bastardo
procreado contra la voluntad de mi progenitora..
Tomado de la red
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