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AMOR PROPIO
En el espejo de la vida, reflejo de mi ser,
descubro la necesidad de amarme.
Sin engañarme, reconozco que mi valía
no reside en lo que otros opinan,
sino en mi propia percepción.
Elijo rodearme de personas
que me impulsen a crecer,
que reconozcan mi valentía
y mi fuerza interior.
No permito que nadie me menosprecie,
que hiera mi autoestima
o me haga dudar de mi valor.
Me reconozco como un ser único y especial,
merecedor de amor y respeto.
Acepto mis imperfecciones
y celebro mis virtudes.
No temo al rechazo, ni a la soledad,
pues sé que mi amor propio
es el mejor compañero
en esta travesía llamada vida.
Me prometo a mí mismo ser fiel,
ser leal, ser consciente de mi fuerza
y no permitir que nadie
me haga sentir menos
de lo que realmente soy.
En el camino del amor propio,
aprendo a amar de manera incondicional,
a valorar cada aspecto de mi ser y de mi vida.
Y así, con paso firme y corazón valiente,
elijo ser quien soy, amarme incondicionalmente
y rodearme de quienes realmente me valoran.
Por: Alcides J. Cádiz
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