Resistir nos hace adversarios de la vida.
Aceptar, nos hace aliados de la vida,
y eso nos hace más fuertes.
Aceptar no significa que estamos de acuerdo
o que nos guste lo que está pasando.
Ni tampoco significa no hacer nada para cambiarlo.
La aceptación, no es resignación.
Es el principio de la práctica del amor incondicional.
Desde ese lugar,
las transformaciones son más profundas,
soy posibles.
|