
Tras cuatro años de sequía,
el párroco del pequeño pueblecillo
reunió a todo el mundo para realizar
una peregrinación a la montaña,
donde realizarían una oración
colectiva rogando el regreso de la lluvia.
Entre el grupo,
el párroco se fijó en un chico
que iba todo abrigado y con impermeable.
-Pero, ¿te has vuelto loco?
–le preguntó-.
¡En esta región hace cinco años que no llueve,
y te vas a morir de calor subiendo a la montaña!
-Estoy resfriado, padre.
Y si vamos a pedir a Dios que llueva,
¿se imagina cómo va a ser la vuelta?
Va a caer una que lo mejor es ir preparado.
En ese preciso momento,
se escuchó un gran estruendo en el cielo,
y comenzaron a caer las primeras gotas.
La fe de un niño fue suficiente para realizar un milagro
esperado por millares de personas.
Paulo Coelho


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